Tras haber disfrutado mucho de la serie/línea/diseño de canonización de La Gran Novela de… (Grand Design) con La Patrulla-X, de Ed Piskor (https://www.cronicasliterarias.es/?p=1671) y Los 4 Fantásticos, de Tom Scioli (https://www.cronicasliterarias.es/?p=3011), y aunque hace ¡tres años! de esto, ambos cómics tenían ciertas cosas en común. Un buen número de páginas, subtítulos abundantes y una adhesión general a un único estilo visual. Su GRAN TAMAÑO. Pero la idea principal de estas denominadas “novelas” es poner orden en nuestras ingobernables mentes constantemente atacadas de múltiples friki-hobbies, décadas de continuidad generadas por innumerables guionistas y dibujantes de un personaje o grupo marvel en concreto. Y en este caso, en apenas 128 páginas tenemos resumida “toda una vida” de Hulk o La Masa; como nos gusta llamarlo por estos lares.
Y ahora diré que La Gran Novela de Hulk, Jim Rugg, prescinde del mandato más literal establecido por Piskor y Scioli, y opta por una historia más despreocupada y conceptual, enfatizando las caricaturas y el estilo visual sobre una secuencia de eventos completamente desarrollada. Los resultados son inconsistentes, pero el arte de Rugg es lo suficientemente contundente como para superar el guion que aun así es bastante conexo y digerible para alguien que nunca ha leído un cómic de Hulk. La historia comienza con una impactante imagen de Banner atrapado en la explosión que orienta a los lectores hacia sus inicios. El cambio de página, dividido en un diseño estándar, menos denso y con muchos menos bocadillos, deja claro el cambio de filosofía aquí. Desde este punto, hasta el final del número, Rugg muestra una evolución visual sutil a medida que pasa el tiempo, un gran cambio del lenguaje visual más consistente que lo utilizado por Piskor y Scioli. Su guion enfatiza en la tragedia de Hulk, un monstruo solitario y errante que quiere la paz, y vuelve a ese tema con cada latido de su corazón.
Todo lo que queda aquí es Hulk haciendo lo único que puede: enfurecer a todos los que no lo dejan en paz, a todos los que le tienen miedo, y echándole cara a cualquiera que intente pelearse con él. Pues Hulk es una figura fundamentalmente triste, y Rugg identifica esa historia con clásicos como el Moderno Prometeo de Shelley y por eso en el original lo llamó Monster. Y también se lo lleva a interacciones con el Universo Marvel; desde MODOK y Juggernaut hasta Silver Surfer y Doctor Strange, destacando su versatilidad como herramienta de narración, encajando perfectamente el horror corporal, las películas de monstruos, la ciencia ficción embriagadora y la rareza mística que puede aportar con su aparición.
En cuanto al dibujo, encontraréis a Rugg mostrando una versatilidad que puede capturar los métodos cambiantes de diseño de los años 60 a los 80. Va desde Kirby a Buscema. Digno de ver. Resumiendo, sesenta años de historias de Hulk en lo que creo que es el máximo de páginas que se pueden resumir. Ideal si no has leído nunca nada de Hulk. Ideal si has leído hasta el momento todo-todito de La Masa.