Las historias de ciencia ficción eco-apocalípticas están muy de moda. Lo que en USA se ha dado en llamar como Cli-Fi. Y el por qué es fácil. Este tema, de ciencia ficción, casi que tiene poco. Esa «realidad» la tenemos a un paso. Hemos vivido una pandemia en pleno siglo XXI y cada poco vemos que nuestro planeta nos considera ya como uno de sus mejores virus creados y a los que quiere destruir para no morir de éxito. Si va a permitir que la destruyamos, ella también nos dará “cariño”. Lo tengo claro.
Dentro de los cómics USA más recientes con este tema tuvimos Snowpiercer, un cómic distópico sobre una Tierra paralizada por una Edad de Hielo, que dio lugar a una exitosa película. Es quizás el más famoso título reciente del género. Pero el primer ejemplo de trama de eco-apocalíptica que puedo recordar que disfruté mucho fue Spaceman, publicado por Vertigo Comics en 2011, y escrito y dibujado por el genial tándem creador de la maravillosa saga 100 Balas. Sí, Brian Azzarello y Eduardo Risso. Spaceman contemplaba un mundo cálido e inundado, el planeta entero reducido a la podredumbre de los suburbios de Nueva Orleans tras ser devastado por el huracán Katrina. Y un prota que buscaba metales. Y un paraíso venido a menos en el que sobrevivían únicamente ricos frente a suburbio amurallado tras un enorme océano.
Post York fue una publicación del sello Berger Books de Dark Horse Comics que recién publica Planeta Cómic en nuestro país. Karen Berger fue la editora de Vertigo desde su comienzo en 1993 hasta su partida en 2012. Creó Berger Books en 2017. Cuatro años después, consideramos que la etiqueta de Berger Books es un claro indicio de cómics reflexivos y que a esta editora le encantan este tipo de historias. Y a un poco que tengan un mínimo de calidad, como es el caso de Post York, de James Romberger, las va a publicar. ¿Qué cuenta? Pues habla de nuestra amada tierra Nueva York. Donde la cadena alimentaria se ha vuelto sorprendentemente frágil. Visionamos una ciudad muy diferente a la que conocemos como la ciudad que nunca duerme. Entramos en la historia en el momento justo después del derretimiento de los casquetes polares. Conocemos a un señor solitario e independiente el cual junto con su gato navegan por una ciudad inundada. ¿La idea? Cada día, sobrevivir un día más. Cada mañana navegar en busca de comida, cruzándose con otros de esta mini-comunidad improvisada, desde forasteros como él hasta la élite depravada y despiadada que lucha cada uno a su modo por mantener una sensación de normalidad que para nada tienen.
Una ciudad ahogada en el pasado. Pero todo cambia cuando un día se topa con una misteriosa mujer y una ballena azul varada. Un giro de tuerca. ¿Serán uno la salvación del otro? ¿La destrucción? Post York es una fábula de proporciones épicas. Un one-shot que fue nominado a un Premio Eisner en 2013, cuya edición aporta un curiosa material extra. Post York tiene muchas cosas en común con Spaceman, salvo que sus conclusiones son, si cabe, mucho más lúgubres. Esas conclusiones se extraen de un tema de investigación real que el señor Romberger detalla en un epílogo que se aporta en este cómic. Como ejemplo, saber que ciertas partes de Nueva York están construidas sobre pura roca (de ahí que aguanten los cimientos de esos altos rascacielos) pero también su mayor parte subterránea es un enorme lago. Es decir, tierras que podrían colapsar en cualquier momento tras un fuerte evento climático…