Hay una gran cantidad de cómics increíblemente buenos en diversas editoriales y casi todas las semanas sale uno. No solo en USA. En nuestro país actualmente también llega casi todo lo bueno. Las editoriales que tenemos en nuestro país se encargan. Ya basta de tanto «haterismo» y de hacer que casi cada peseta que pagas por algo valga su peso en oro. Y sí, digo peseta porque muchos parecen el típico abuelito que por haber sobrevivido a una guerra a cada moneda que paga exige como si no hubiera un mañana. Quejaros a los políticos que son los que tienen en la mano levantar o hundir un país. En fin. Que me irrito… Lo cierto es que no ha pasado más de una semana en este país, desde hace años, que no viera una novedad que me interesara leer. Y para alguien que fue niño en los 80, eso una jodida maravilla. Sale cada nada algo escrito inteligentemente o bellamente ilustrado o una combinación de ambos. La sección de novedades para un lector de libros o cómics es cada nuevo mes, un Edén. Cómics que están tan bien hechos que con nada te hallas profundamente imbuido en la pasión que tuvo en su día el equipo creativo, con cada una de las páginas atrapándote, encontrando nueva magia y detalles cada vez que lo haces. Y sí, estoy generalizando porque el nivel es alto actualmente a nivel general (valga la redundancia). Y Echolands es uno de esos cómics que vas a ver en tu tienda de cómics y te vas a parar a echarle un vistazo sí o sí. Una fantasía oscura llamativa.
J.H Williams III y Haden Blackman abren con una presentación alfa y omega de una sola página que nos presenta a la protagonista central, Hope, que nos muestra sus orígenes hasta el momento de la confrontación final contra un enemigo desconocido… pero luego retrocede y te deja caer en lo que tiene que ser una de las escenas más bellas y audazmente decoradas que puedo haber leído en mucho tiempo. Y con una sensación de movimiento por parte de una capucha roja que recuerda a los mejores y primeros días del Spawn, de Todd Macfarlane, con ese inicio somos absorbidos junto con la prota Hope Redhood mientras corre por las calles de San Francisco pero, ¿esperando qué? Sí, San Francisco, pero una extraña y retorcida versión de mezcolanza donde la fantasía, lo mítico y la ciencia ficción se mezclan para crear un paisaje que es a la vez parcialmente reconocible pero totalmente único.
Hope es una ladrona y le ha robado algo muy valioso a un mago. El viaje se desarrolla a partir de ahí en este primer volumen que recoge los seis primeros números de la serie donde nos encontramos con algunos de los compañeros de Red y otros ladrones mientras se defienden de los hechizos del mago para escapar con el premio robado. Está claro que hay que mencionar que Hope Redhood (Hope is of the Red…) es un giro gloriosamente inteligente a la idea de la Caperucita Roja que todos conocemos. Pero eso no significa que Hope sea una niña buena que va a visitar a la abuela y tal vez salvarla de un lobo. NO. Significa que dentro de Hope nace una magia oscura y violenta que sale a la luz cuando está acorralada, como van a descubrir para su horror muchos de sus enemigos. Tremendo miedito también para su compañero Cor cuando ve de lo que es capaz la chica. Por otro lado, la persecución por el tesoro, por la gema que todo un gremio de magos anhela, está genialmente llevada como guion de persecución. El Cazador de Magos, de hecho, es un magnífico personaje que da para serie spin-off. Otro ser imbuido de magia súper poderosa.
Williams III y Blackman cuelgan más que suficientes hilos interesantes para envolverte en la pista narrativa que establecen. Los cómics en formato apaisado no son nada nuevo, pero sólo recuerdo un cómic tras Echolands que no me haya molestado leerlo así. El Eternauta en su edición clásica. No obstante, esto se hace para exprimir el potencial de cada página cuando se empieza sabiendo que tienen en el equipo un dibujante muy bueno que hace que lo panorámico esplenda. Sabían del don del ilustrador y el arte está más que suntuosamente detallado. Cada imagen está exquisitamente representada por Williams III y coloreada por Dave Stewart. Nada podía salir mal. Os confieso que he leído dos veces el tomo antes de hacer la reseña. Los cómics que son un espectáculo visual se leen en un suspiro.