Mattotti y Kamsky han adaptado aquí uno de los grandes mitos literarios del fantástico. Y creo que lo hicieron bastante bien. En primer lugar, el dibujo de Mattotti, que me pareció original y como suele pasar con él, destacable sobre tantos otros, aporta varias láminas en este enorme álbum que parecen pinturas, algunos cuadros que podríamos poner algunos amantes del fantástico en casa. Parece un ilustrador que aboga por cierto cubismo mestizo de Fernand Léger que también se acerca al pervertido toque expresionista de algunos maestros (pienso en Otto Dix) o incluso de los surrealistas. Y todo en gran álbum que publica ECC Ediciones para la ocasión digno de los amantes del buen cómic de ilustraciones originales en todos los sentidos.
Porque en el guion, es decir la adaptación en sí, realizada a cuatro manos, está bien hecha. Literario pero fluido, ameno; la ambivalencia del personaje principal está bien representada. Su descenso a los infiernos regala imágenes impactantes en el último tercio y ahí, el dibujo de Mattotti se muestra poderoso, tanto que algunas de esas imágenes son dignas de pesadillas febriles ideal para los que se nos vienen a la mente dibujos terroríficos que alguna vez pasaron por nuestros ojos. Hago tanta mención al dibujo porque en algunos sitios vi que lo critican haciendo referencia a que dificulta la lectura. En mi opinión, esta es una obra diferente, elaborada por y para un clásico, y por y para un tipo específico de lector. Sin olvidarse del amante del arte y del género de Terror. Diría que no hay que ver El Doctor Jekyll y Mister Hyde, de Mattotti y Kamsky, como un cómic. O mejor dicho, que no es «demasiado» apto para un lector de cómics típico amante del dibujo modernista. Diría además que no es nada fácil (y yo lo valoro bastante) el tomar una narrativa clásica tan marcada y adaptarla con un diseño tan experimental. Sabiendo esto, me las arreglé para entrar en la historia, una de las tramas más conseguidas en mi opinión y de las inmutables, de las que jamás podrán ser llevadas al cine con la fuerza que se representa en la novela de Robert Louis Stevenson.
Este buen dúo de autores me ofreció algo diferente. Un Jekyll, erudito tímido y hogareño, desentraña el misterio de la autotransformación. Esto le permite vivir plenamente otra existencia. Se podría ver incluso como una actualización de una de las historias más famosas de tan prolífico autor. El tratamiento de la transformación de Jekyll en Hyde, con la deformación del cuerpo que eso conlleva, la del movimiento, el uso de colores pastel, cálidos y sensuales… La redondez de la línea combinada con la del color, todo contribuye a que cada viñeta casi sea un trabajo de arte. Un álbum de Mattotti con un escenario real. Si no sabéis nada de nada de esta historia, concretar que es un guion que explora de manera fantástica la pérdida del autocontrol y la esquizofrenia. Y no me iré sin decir que la línea de Mattotti recuerda mucho-bastante a la era expresionista alemana de la década de 1920. Las sombras se extienden, son opresivas y todo está coloreado muy crudo como para acentuar la violencia de la trama.
Una hermosa pieza extraída de una de las grandes novelas de terror.