Puede ser que esa serie de cómics con frescura que estés buscando sea la joyita que es la última cabecera de Batgirl. En nuestro país la trajo ECC Ediciones primero en grapa pero es que ahora la está publicando en integrales de los cuales, de los dos publicados, han tenido que sacar reedición. Eso se dice pronto pero os aseguro que en cómics de superhéroes hoy en día y por estos lares no es tan fácil que ocurra. La chica murciélago de Burnside es el que os reseño hoy y es porque me he dado cuenta que esta serie, que se me ha convertido en seriaza con el paso de los números, merece ser súper recomendada. Leída por cuantos más mejor.
Estamos en (estoy de acuerdo), una de las etapas más aplaudidas de la historia reciente de Batgirl, y ahora podemos leerla en estos dos tochales a cargo de Cameron Stewart, Brenden Fletcher, Babs Tarr y Ming Doyle, entre otros autores. De hecho, comienza con un numeraco como es el Batgirl #35 donde nos habíamos quedado en un aprieto en el que se hallaba inmiscuida nuestra heroína, pero ella, como no, aguanta. Barbara en problemas pero… ella… es una Bat después de todo. Entonces, ¿tres villanos contra una sola heroína? Ahora esas probabilidades simplemente no son justas pero ya os digo: ¡Sí, esos malutos están jodidos! Mas, ¿negocios, el trabajo de a pie o ser Batgirl? Eso es otro dilema de dilemas. Y tenemos controversia en este tema. Mientras Babs se enfrenta a la escoria de Burnside, su socio comercial se enfrenta a la escoria del mundo corporativo. Batgirl tiene algunos problemas realmente grandes en cuanto a villanos…
La redacción de este número que abre el tomo me pareció sencillamente genial. Tenemos monólogo clásico de malotes, siempre es divertido leer qué tan bien creen que funcionarán sus malvados planes, ya sabes… antes de que el héroe se estrelle contra su pecho o su cabeza. Y después Cameron Stewart una vez más logra una hazaña al hacer que me interese en el tema del espionaje corporativo. Honestamente, esta guionista es una chica hacedora de milagros; la yuxtaposición de tener un problema mundano junto a algo tan increíblemente bat-ish podría haber sido realmente discordante, pero Stewart tiene ese don de hacer interesante o atractivo el leer sobre temas triviales. Algo parecido al don del maestro Stephen King. Permite al lector entrar en el flujo de seguir a Batgirl, solo para arrancar la alfombra que pisamos, haciendo que los lectores «salten a caer” de nuevo en un par de situaciones tensas. Dejadme deciros que varias veces me encontré estresado mientras tuve este tomo entre mis manos. Leyendo, de una forma divertida, pero tensa cual peli de terror.
Los dibujantes de este tomo también lo rompen bastante. Solo poder ver la diferencia en las paletas de colores; un conjunto de colores para Batgirl y los villanos, y uno completamente diferente para su socio comercial y su situación en la oficina… Muchas veces la calidad está en los detalles. Los colores sugiriendo mientras apenas el lector se da cuenta y sus sentidos sí. La atención a los tonos de iluminación también. Impresionante. Honestamente, me encantaba percibirlo mientras leía, sonreía, me divertía y contemplaba la obra en general como un todo bastante recomendable para cualquier lector de cómic que se precie. Cualquiera. No sólo el amante del pijameo. Porque lo bueno de leer La chica murciélago de Burnside es que te encuentras con mini-arcos argumentales de máximo tres números, de esos que no puedes esperar a ver qué hace el equipo para terminar cada trama y sigues teniendo entre manos el final de la historia que te tiene atrapado. Y lo bueno es que sé que esta Batgirl tiene algunos traseros que patear y negocios que salvar aún. ¿Solucionará cositas? Apuesto a que la mayoría sí.
Muy disfrutable una Batgirl reinventada a si misma tras lo que le hizo el bicho-malo del Joker. Un cambio de aires en un nuevo barrio donde empieza a ser reconocida como la mejor vecina que uno desearía tener.