Lo primero que llama la atención de El Puerto Prohibido es su dibujo absolutamente hermoso. Y cuando abres este tomazo que se acaba de marcar Nuevo Nueve Ediciones te das cuenta que encima, esbozo tras esbozo, se repite. Teresa Radice y Stefano Turconi responsables de una de las grandes últimas obras publicadas en el casi siempre lindo entorno de la BD, la historia de El Puerto Prohibido puede parecer clásica pero es esa que siempre nos atrapa y nos invita a echar un buen rato de aventuras en nuestro sillón. A partir de un joven y amnésico náufrago, vamos teniendo conocimiento de una trama de redención, tesoros y honor. Sin embargo, estamos ante una obra que tiene cantidad de cualidades, como por ejemplo, unos potentes personajes de los cuales da una enorme satisfacción placer seguir la evolución de cada uno de ellos, pero también descubrir poco a poco sus grietas interiores. Las apariencias nunca son las que son.
A este nivel tenemos una trama poderosa digna de una muy buena serie de TV, de esas cursada en no muchos capítulos. Gracias a la emoción de la historia, en varias ocasiones, sentimos la fuerza de la escritura de la señora Radice, un buen guión para cada uno de los personajes y una hermosísima onírica del escenario que compite con el potente y hechizante dibujo del señor Turconi.
En el verano de 1807, un barco de la armada de Su Majestad recupera en la costa de Siam a un joven náufrago, Abel, que solo recuerda su nombre. Pronto se hace amigo del primer oficial que actúa como capitán al desaparece el comandante del barco. Abel regresa a Inglaterra encuentra alojamiento en la posada regentada por las tres hijas del capitán fugitivo. Este descubrirá algo profundamente inquietante sobre sí mismo y comprenderá la verdadera naturaleza de algunas de las personas que lo han ayudado.
El Puerto Prohibido entra en la categoría de historia naval y/o de piratas clásica pero con romances e hilos costumbristas de alta alcurnia real. Tiene un ligero toque sugerente que lleva a recordar a Long John Silver o Aboard the Matutine Star, pero aquí no solo hay miedo, sudor y sangre, también puedes encontrar sentimientos y amores no resueltos. Corazones rotos. El escenario y los eventos gordos están bien desarrollados y se sienten épicos cuando toca. Hacen que te pierdas o te dejes llevar con facilidad dentro de la trama. No obstante, el lector se verá atrapado en el juego de preguntas que la autora propone con la potente empatía de los personajes. Los protagonistas principales se llaman Rebecca y Abel pero Nathan también tendrá mucho que decir…
El sesgo de los dibujos a lápiz o incluso los bocetos que parecen ser cada una de las viñetas a medio terminar puede desanimar a algunos lectores conservadores de cómic europeo. Pero a mí me pareció original y diferente leer una obra así en plan borrador. Eso no quita que el estilo de dibujo de Stéfano Turconi sea realmente impresionante y otorgue un aliento épico que no esperaba en las aventuras marítimas de Abel (¡el combate naval en la primera parte es magnífico!), porque si la historia de Teresa Radice es ante todo marítima, sin embargo, combina historias de amor, fanatismo, la típica y aventurera trama de la caza del tesoro que tanto gusta a los nacidos en mi época.
Además, este tomo tiene un encanto más con su estética exterior y sus extras. Radica en la poesía de tener entre manos un volumen digno de la misma época que su historia propone, además de las paulatinas citas y extractos de Shakespeare así como poemas del poeta William Blake o Robert Louis Stevenson (autor de La isla del tesoro). Incluso extractos de La Biblia, las diferentes tripulaciones de la época, mapas, utensilios reales ilustrados de la Royal Navy… Y todo esto último a todo color. Una edición de lujo con cantidad de extras que molan cantidad. Y es que hay álbumes que te cuesta soltar, en los que una vez que te has tragado hasta la última viñeta, sabes que necesitas releer la historia para disfrutarla una vez más. Eso ocurre con El Puerto Prohibido.