Tan inmortales como su esencia, los vampiros o el tema vampírico nunca pasa de moda. Llevan “acosándonos” desde hace siglos ya sea a través de cuentos de terror, leyendas, mitos o posteriormente en novelas, cómics y películas, a excepción del “afortunado” que haya tenido un encuentro con alguno de ellos. No obstante, si esto sucedió en realidad, ya no lo contamos entre los nuestros porque obviamente pasó a mejor vida. A lo que voy es, que el nuevo título o títulos de moda al que hincarle el diente (¿de ajo?) se denomina El Imperio del Vampiro. Una inspiración del destacado y tan en boga autor Jay Kristoff, una obra que ha estado bastante tiempo en las listas de éxitos de ventas del New York Times.
La novela de Kristoff lleva al lector a los reinos ficticios de Nordlund, Talhost, Ossway y Sudhaem: el Imperio de Elidaen. Elidaen es un lugar que alguna vez fue poderoso y que ahora se está oscureciendo bajo la sombra de los vampiros que invaden y se apoderan lenta e inexorablemente de todo el entorno incluido sus habitantes. El sol se ha desvanecido y con él, el último impedimento para que los vampiros ganen toda su fuerza y la capacidad de vencer a cualquier enemigo humano. Pero tenemos cuatro clanes de vampiros y uno de ellos se ha destacado por encima de todos los demás: los Blood Chastain, que luce el sigilo de los lobos, buscan poner a todo el antiguo Imperio (incluidos los clanes de vampiros rivales) bajo su mando. Y están muy cerca de lograr su objetivo. Aún así, con el logro supremo de su golpe de estado puede ser que se haya logrado capturar al infame Gabriel de León, el último miembro de la Orden de Plata. ¿Quién? ¿Quiénes? Los Silversaints (Orden de Plata) son mitad vampiros, mitad humanos. Los sangre pálida. Una orden de caballería que juró defender a la Santa Iglesia y al Imperio actuando como herramienta de Dios, destruyendo vampiros y a todo monstruo que se precie. Salvar a la humanidad de la abrumadora marea de oscuridad que se cierne sobre la tierra.
Tierra mermada por el horror. Lo chulo es que el libro está narrado por Gabriel hablando de su impactante, desgarradora y sangrienta vida como es la perdición contra los vampiros.
Similar al formato de exitosos libros con los que se ha comparado como El Nombre del Viento, de Patrick Rothfuss, y Entrevista con el vampiro, de la genial Anne Rice; Gabriel cuenta su historia al educado, suave, elegante, ingenioso y ordenado pero desdeñoso Jean-François. Y es que la historia de Gabriel tiene varias líneas de tiempo. Por lo que hay algunos saltos, en lugar de una narrativa estrictamente lineal. Por ejemplo, una línea de tiempo trata sobre la infancia de Gabriel, el qué alimenta su deseo de venganza y cómo se une a la Orden de Plata y se eleva para convertirse en su guerrero más temido.
La otra línea de tiempo implica a cómo Gabriel habría llegado a la edad adulta y de cómo se convirtió en leyenda.
Mola ver que los saltos de Gabriel en su historia irritan a su cronista, Jean-François, pero al lector o por lo menos a mí, me encantaron. Kristoff hace un trabajo excepcional al mantener las cosas bien ordenadas para el lector, y las líneas de tiempo cambiantes solo generan una sensación de tensión y temor a medida que descubrimos los misterios que rodean a la Orden Silversaint, la guerra de los vampiros y la búsqueda del Santo Grial. Algo a lo que únicamente tienen miedo estos vampiros que se han hecho con el poder.
Y Gabriel parece ser el único ser vivo que lo ha encontrado y que lo ha…
La construcción del mundo de El Imperio del Vampiro es maravillosa, exuberante, inspirada en la Baja Edad Media y principios del Renacimiento, con una pizca de je ne sais quoi francés. La maravilla de las catedrales, la pobreza de los pueblos oprimidos y la majestuosidad y el esplendor que se desvanece de los salones y cortes de los ricos y poderosos, están dibujados con un cuidado inmaculado. El sistema mágico y religioso está familiarizado con muchos de nuestros mitos y leyendas sobre vampiros. Y la fe inspirada en el cristianismo, con un mesías mártir, ángeles protectores, abades, etc. Las escenas de lucha son espectacularmente espantosas, y algunos de los momentos más tranquilos e introspectivos, o las expresiones de amor, amistad y nobleza harán que el lector pueda llegar a las lágrimas. Los romances son encantadores, la camaradería es conmovedora y a pesar de la sensación de muerte inminente, el éxito de muchos de los humanos para tallar algo de belleza en la existencia sombría, asediada y sin sol, realmente hizo que este libro brillara mientras lo leía.
Desde ya, todo mi crédito hacia el señor Kristoff. Ha conseguido algo que muy pocos consiguen: que me lea un libro de setecientas páginas en lo que tarda un avión en llegar a los países del Este desde España. Nocturna Ediciones se marca otro exitazo tras otros títulos chulos que se pueden encontrar en su catálogo. Es una editorial que sigo, sobre todo, porque publica en español sendas obritas de Joe Hill, el “niño” del gran Stephen King, que ya se ha hecho un nombre dentro de la literatura fantástica, sobre todo, de terror. Cómics, libros y últimamente en cines con joyitas como la genial Black Phone.
Una maravilla todo.