La serie que recomiendo hoy puede ser la única que conozco que le ha gustado a todo el mundo a la que se la conté en su día. Y la recomendaré siempre. Siempre que alguien me pregunte qué serie cerrada es para ti la mejor, de superhéroes o no, probablemente, hasta el resto de mis días, y con permiso de mi amada Astro City (que aún siguen saliendo historias), creo que siempre diré 100 Balas. Y como cuando el río suena, agua lleva, 100 Balas es claro ejemplo de ello. Una historia de la casi siempre magnífica y extinta Editorial Vertigo, que ahora ECC Ediciones recupera en unos magníficos integrales. Un formato genial, vistoso y económico en comparación, de una magnífica trama. Un compendio de historias que forman un todo. Este Libro 01 de cinco reedita por completo la maravillosa serie del guionista Brian Azzarello y el dibujante Eduardo Risso. En este inicio, lleva los números del #1 al #19, una historia breve relacionada que se publicó en Vertigo: Winter’s Edge #3, además de una de sección especial de bocetos del maestro Risso. Pero a ver, tened claro que 100 Balas no es un cómic cualquiera, es un cómic real, con sucesos totalmente creíbles de ahí su grandiosidad. Maneja constantemente la máxima de… si tuvieras la oportunidad de tomarte la justicia por tu mano contra alguien que te ha hecho daño (o a los tuyos) y pudieras salir indemne de ello, ¿lo harías? Los culpables de esta obraza son el norteamericano Brian Azzarello y el argentino Eduardo Risso a los lápices. 100 Balas está muy arriba en la pirámide de los mejores cómics de todos los tiempos. No lo digo yo, es ese agua que suena tanto en el río de las recomendaciones donde el crimen ha surgido con fuerza en libros y cómics en los últimos años porque.., es real. El mundo del crimen, los bajos fondos, la economía sumergida de un país se mueve así. Cada uno ajusta sus cuentas a su manera. Cada cual su pelea. Y hasta que no te toca de cerca…
Antes, por supuesto, estaban las historias de detectives y mafiosos en la década de los 50 y 60 del siglo pasado, pero parece que poco a poco volvemos a literatura…, real. La tan de moda novela negra, los thrillers conspiratorios, los argumentos donde ya no es el protagonista quién investiga sino el asesinato o el modo en que se efectuó lo que nos atrae. Novelas como las de Dennis Lehane o Jo Nesbø entre las más vendidas de un género que no para de crecer. Y es que el regreso de muchos lectores a querer leer a los grandes como James M. Cain, Dashiell Hammett, Jim Thompson, James Ellroy, Elmore Leonard o incluso Patricia Highsmith; marcan que un cómic como 100 Balas sea indispensable. Además, de otros como Criminal o Sleeper, de Ed Brubaker, historias que lo petan en ventas, y que el mundo del cine anda fijándose en ellos. No pasan de moda porque desgraciadamente el crimen nunca pasa de moda.
Y atrae.
100 Balas plantea la premisa de qué pasaría si un agente, cuya vida ha sido arruinada, recibe cien balas irrastreables para que se asesine a quien se quiera. Estas armas son entregadas por el misterioso Agente Graves, líder de una organización conocida como Los Milicianos, una fuerza parapolicial instaurada por la organización clandestina conocida como The Trust. Una serie de miembros que vamos conociendo poco a poco con el paso de las historias, aunque cada argumento se centra en casos particulares de gente medio arruinada por algo que hicieron (o no), o hicieron a medias pero pagaron el pato por completo. La verdadera savia de esta obra: casos que podrían ser perfectamente reales. El Agente Graves se aparece como el que no quiere la cosa en la vida de un hombre marcado por siempre por tener imágenes pornográficas de niños en su ordenador, una mujer cuyo esposo e hijo fueron asesinados, un hombre que ya no es bien considerado en lo que hace por culpa de cierta ««amistad eterna» de un amigo de la infancia… Y más. Graves sabe todo sobre ellos, hasta el más mínimo detalle, lo que hicieron, lo que les sucedió, y luego, los mejores consejos a dar para que el insensato claudique. Un arma y cien cartuchos. Matar a placer. Sin rastro. La venganza por encima de todo. Librarse del rencor eterno. La policía al servicio de Graves, las instrucciones para que esos demonios caigan de inmediato; en una frase. La persona que use este maletín estará, efectivamente, por encima de la ley. Sin daños a terceros. Ni a primeros. Por que como bien se dice ahora, la mejor venganza es vengarse.
100 Balas es un cómic de personajes. De historias independientes. ¿Un misterioso hombre que entrega un maletín con cien balas irrastreables? Mr. Sheperd, ¿un Señor de la Guerra, un hombre que se encargó de llevar a cabo el cometido del Trust? Megan Dietrich, ¿una «femme fatale», mujer muy joven, cabeza de la familia Dietrich de la organización clandestina? Los Minutemen, ¿siete asesinos muy habilidosos? El Perro, El Lobo, La Lluvia, El Bastardo, El Santo, el Monstruo, El Puntero… Brian Azzarello es reconocido por el uso de un amplio manejo de las voces de sus personajes. La jerga a la orden del día. Gran cantidad de metáforas, una serie oscura, violenta, acorde a las historias al cien por cien. Y, ¿por qué ofrece esto? Porque es la misma realidad, lo que vemos hoy en día, lo que gusta al ser humano. Tramas que podrían ocurrir fehacientemente, y quién sabe si ocurrirán o no han ocurrido ya. Este es el fuerte de 100 Balas. Una serie ganadora de los Premios Eisner y Harvey. De diez.