Reseña: El Monstruo de Hawkline (Un Western Gótico), de Richard Brautigan

Ahora voy con la recomendación original para devorar en estos días que se aboga tanto por el Terror. Una novela que sorprende, sobre todo, por cómo es extrañamente poco conocida en los círculos literarios del género, aunque es una historia que deja de todas-todas con el culo torcido.

El Monstruo de Hawkline: Un Western Gótico la definiría más como novela occidental gótica antes que horror puro. Su subtitulo A Western Gothic está tremendamente bien puesto. Pero no me refiero a engaño con el contenido. No quiero decir que no estamos ante una historia de Terror. Me refiero a la engañosa sencillez con la que el poeta/autor Richard Brautigan ofrece la historia. En el momento que pasas por el primer capítulo, los acontecimientos se descomponen en frases tan eficientes por las que Hemingway lloraría. Y es que para nada me resulta extraño que esta historia la quisieran filmar en su día Hal Ashby o Tim Burton. Sobre todo, este último, porque es una trama Burton cien por cien. ¿Bittlejuice (Bitelchús)? Pues sí, me da que dicha peli bebe bastante de aquí y en muchos sentidos. Como si Burton se hubiera dicho: «¿No me dejáis hacer El Monstruo de Hawkline? Pues me lo invento». ¿Y qué cuenta El Monstruo de Hawkline: Un Western Gótico? Voy,

El viaje de San Francisco a Hawái pudo ser la experiencia más aterradora por la que habían pasado Greer y Cameron, incluso más terrible que aquella vez que dispararon a un ayudante del sheriff en Idaho diez veces y el cabrón no se moría y Greer finalmente tuvo que decirle al ayudante del sheriff: «Por favor, muérase porque no queremos volver a dispararle» y el alguacil contestó: «Está bien, moriré, pero no me disparen de nuevo». Personajes así, engañan al lector que se proponga leer El Monstruo de Hawkline: Un Western Gótico, una maravilla que lo petó en USA en los años 70. Alguien existe y luego no existe. La naturaleza y poder de esta novela es la mezcla exacta de creatividad y originalidad que el poeta embrujado Brautigan hizo, cuya vida tristemente terminó en suicidio.

La premisa habla de dos sicarios que son contratados por una extraña mujer nativa americana para matar a un extraño monstruo que vive bajo su sótano. Creo que con esto ya os he puesto en situación de una forma que queréis leerlo sí o sí. Y hacéis bien. Porque yo pasé por eso cuando supe que Blackie Books reeditaba esta maravilla de la literatura estadounidense del siglo XX. Aquí nos trasladamos al año 1902. Dos asesinos a sueldo, Cameron y Greer, regresan de un trabajo fallido en Hawái. Greer es el cerebro de la operación, mientras que Cameron es un poco raro y se puede decir que un poco autista. Todo cuenta para él: le gusta contar los pasos, las palabras, ruidos repetidos, todo. Cuando estos dos sujetos regresan al continente, se les acerca una joven y hermosa nativa americana llamada Niña Mágica (Magic Child) la cual les entrega unos miles de dólares y les dice que deben regresar con ella a Oregon para matar a algo. En unos años en los que la Coca-Cola costaba cinco centavos, unos pocos miles de dólares es mucho dinero. Así que estos dos no dudan en aceptar la oferta. Sin embargo, una vez que regresan a la ciudad, las cosas comienzan a ponerse feas. Regresan a la casa de la madre de la niña y Miss Hawkline, en cinco minutos, Magic Child y Miss Hawkline, se vuelven la misma persona. Así que ahora hay dos Miss Hawklines. ¿Cómo? Ya lo entenderéis.

La señorita Hawkline original les explica que deben matar a un monstruo que vive en el sótano. También les cuenta que su marido era científico y que estaba trabajando en un experimento y puede que haya creado accidentalmente a ese monstruo antes de desaparecer. Cameron y Greer están preparados para el trauma, pero a medida que el grupo de cuatro empieza a hablar, se distraen, incluso se confunden, sobre por qué están todos aquí, tienen sexo, y se varias situaciones oníricas. Después de varios sucesos, parecen recuperar sus sentidos. La señorita Hawkline cuenta que el monstruo tiene la capacidad de confundirlos y por eso lo están. Mmmmm… Y hasta aquí llego. Porque El Monstruo de Hawkline: Un Western Gótico no es otra cosa que una experiencia lectora que hay que vivirla en primera persona.

Que nadie te la cuente.

Es difícil decir que la trama de una novela es incorrecta cuando como guion funciona. La realidad es que si la trama principal hace muchas cosas bien, al final, da igual lo que pase, la obra sigue siendo un éxito. Y eso ocurre con esta obra inclasificable en la que inicialmente empecé a leer el libro incentivándome a pensar en la historia como una peli ochentera de David Cronenberg. Me fue imposible no amar el estilo. Y os confieso que quiero escribir algún día algo así. Un personaje no muere por la violencia sino por la destrucción de su identidad. Esto me ha marcado. Todas las historias donde hay niños con poderes sobrenaturales nos han enseñado a ver que un pequeño o pequeña con un poder demasiado grande terminan por ejercerlo de forma horrible. Y por eso El Monstruo de Hawkline merece un lugar de honor entre las más originales novelas de horror que se pueden recomendar.

Reseña: La Balada del Soldado Odawaa, de Cédric Apikian, Rossi y Walter

La Balada del Soldado Odawaa que publica Norma Editorial es un cómic que marca como hierro candente. Nos sumergimos en el campo de batalla de la Primera Guerra Mundial, ya sabéis; trincheras, ruinas y muertos por doquier. Desolación hasta donde alcanza la vista. Esta historia me recordó algo que había olvidado: los nativos americanos canadienses participaron en esta carnicería humana. Y viendo el titulo ahora quizás entendáis muchas cosas. Un álbum en el que uno se sumerge inmediatamente en la dura (y la palabra es débil) realidad de la guerra. Escenario cautivador, pero no innovador a pesar de algunas buenas ideas. Como bien se anuncia, estamos ante un cómic bélico que tiene un sabor fuerte a western.

Leyendo La Balada del Soldado Odawaa me vino a la mente lo que me dijo una vez un amigo con el que charlo de cómic europeo por la red constantemente y que ahora vive/disfruta de la vida en el país galo. Dijo: «Si vienes, nos damos una vuelta por Pas-de-Calais (El Paso de Calais). Te invito a que vengas y descubras el Memorial Vimy, que rinde homenaje a los soldados canadienses que murieron y desaparecieron durante la Gran Guerra. Más de once mil nombres registrados. Y es que estamos ante una historia que al poco se vuelve apasionante. Buen ritmo, giros que la energizan (hasta las últimas revelaciones). Además de los guiños a Sergio Leone y al western en general, me pareció curioso encontrar algunas alusiones a Hitler. Como si el Mal ya se estuviera fraguando.

Pero la historia se centra en un tipo occidental que se podría categorizar de maldito en el entorno de la Primera Guerra Mundial. Algo extraordinario a mis ojos. Mola de algún modo pues siempre he pensado que la Gran Guerra fue un portentoso enfrentamiento con diversos escenarios. Tened en cuenta que se venía de una larga época de esplendor, que eso hacía que varios gobiernos se creyeran súper poderosos, lo que deparó en que se pensara que la guerra duraría muy poco. Pensad en un poderoso equipo de fútbol que va a jugar contra uno humilde de pueblo y se vanagloria de que todo será un paseo… ¿Durará poco y será fácil? Más de treinta millones de muertos (¡Millones!) en cuatro años. Un escenario donde se prueban nuevas armas sin pensar para nada en la moralidad del ser humano. Incluso se llegan a ver cargas de caballería enfrentándose a elementos motorizados. Todo muy steam-punk, ¿no? Y La Balada del Soldado Odawaa sigue de algún modo el mismo camino pues, un capitán del contingente canadiense, desplegado en suelo francés, formando comando con francotiradores amerindios… Violencia humana a raudales sembrando el pánico en las líneas enemigas.

El diseño y las escenas son deslumbrantes con realismo y verdad y retransmiten perfectamente los estados de ánimo de los soldados durante este período. Un álbum tremendamente bien labrado con la calidad a la que nos tiene acostumbrados Norma Editorial. Todo para desarrollar una historia cautivadora que incluso el guionista Cédric Apikian reconoce en la introducción como fuente de inspiración con la búsqueda del tesoro que Sergio Leone nunca negó. Algunos me entenderéis (Desenterrando Sad Hill).

El dibujo de Rossi también muy chulo al igual que los colores que aporta Walter; dan preferencia a los oscuros con una perfección alucinante y encajan en una narrativa sombría y retorcida. Una mezcla original de géneros, una batalla en las trincheras, muertes en la parte trasera del frente, saqueadores rateros y aprovechados de la vida pero de los que habría que verse en su situación…

En febrero de 1915, una pequeña tropa de soldados alemanes bajo las órdenes del comandante Von Schaffner recorrió la campiña francesa para saquear y robar todo lo que quisieran. El ejército francés le pide al capitán canadiense Ernest Keating que envíe su tropa de élite para solucionar el problema.

Excelente película.

Reseña: El Poder del Perro, de Thomas Savage

Nunca había oído hablar de Thomas Savage, pero tan pronto como me lo relacionaron con el cine de Jane Campion (directora de El Piano, directora de cine neozelandesa y una de las pocas mujeres que han sido nominadas al Óscar), puse todo mi interés. Mis sentidos se agudizaron sobre El Poder del Perro (no confundir con el libro de Don Winslow), una novela que va a dar bastante que hablar y que acaba de publicar Alianza Editorial. Y no creo que esta novela se haya publicado aquí por la inminente peli en Netflix (aunque eso ayudará). Sinceramente, es un novelón que de un modo u otro nos hubiera llegado a novedades o reeditado si ya existía edición anterior. Es la joya del desaparecido Thomas Savage, un maestro del género western que ya tengo en el punto de mira para más obras. Pues me ha demostrado ser todo un genio. ¿Y por qué no conocía a Thomas Savage? Se puede decir que un escritor de un género tan concreto en USA es normalmente poco apreciado. Quizás porque las novelas del Oeste son un género en el que es difícil destacar (salir fuera) aunque no deje de ser curioso que no se valore más un tipo de literatura que se podría considerar como la única propiamente norteamericana. Eso no quita que Thomas Savage (1915-2003) fuera un autor clásico de los buenos. Publicó su primera historia (The Bronc Stomper) en 1937, con el nombre de Tom Brenner, con un tema tan simple como impactante: lo que significa matar a un caballo. Sin embargo, el pago de 65$ de la época lo animó a comenzar a trabajar en su primera novela. Ya en plena madurez, en 1967, publicó El Poder del Perro (The Power of the Dog). Los críticos la consideraron como la mejor de su obra. Pero a pesar de las críticas favorables, incluida una en The New York Times que la comparaba con una tragedia griega, las ventas del libro fueron muy modestas.

A esto me refería antes.

El Poder del Perro se centra en dos hermanos, el simple y honesto George y el malicioso y homofóbico Phil. La historia tiene lugar en un pequeño pueblo de Montana en la década de 1920, donde los intereses de los hermanos chocan, sobre todo, cuando uno de ellos decide inesperadamente casarse con una viuda que tiene un hijo. A partir de entonces, Phil trabajará para destruir a su hermano y a su nueva cuñada, incitándolos con insultos al suicidio y al alcoholismo. Pero su nuevo sobrino, Peter, planea vengarse y aunque la idea de una tregua está a un paso, nunca parece llegar…

Cruda, intensa y psicológica, esta novela es probablemente conocida entre sus lectores por el personaje cabronazo de Phil Burbank; cuya presencia amenazante acecha en casi cada página del libro. Diría que cuando “lo conoces”, ya no lo olvidas. Savage abordó también temas como el duro provincianismo y la claustrofobia a los límites sexuales. Me consta que usó otras historias para denunciar el fanatismo que consideraba arraigado en los pueblos y ranchos occidentales donde se crió. Dicen que Savage se escribió a sí mismo en muchas de sus novelas como el personaje de un forastero, inadecuado para la vida de rancho. Se basó en su propia experiencia de trabajar como peón de rancho para producir sus novelas del Oeste cuya profunda sensibilidad hacia los personajes y su dinámica queda muy bien contrarrestada por la autenticidad “dura” del lenguaje. Y si conoció a alguien como Phil Burbank…, madre mía.

En El Poder del Perro, los Burbank son ganaderos importantes de la zona. Phil y George son dos hermanos que, en sus más de treinta y cinco años, siempre han vivido y trabajado juntos, incluso dormido en la misma habitación. Sin embargo, los hermanos no pueden ser más diferentes entre sí. Esto está tremendamente bien reflejado en la historia. Hay cosas que no deben romperse en un familia por muy inconexa que parezca. Pero deber no es poder. O viceversa. Pero lo que me encantó de esta historia es la potente sensación de inquietud que tienes cuando lees. Y es que romper una extraña dinámica entre hermanos, puede quebrar la cordura. Eso, dadlo por seguro.

Reseña: La Estrella del Desierto (Integral 1), de Stephen Desberg y Enrico Marini

La Estrella del Desierto es (en mi opinión, por supuesto) la obra visual más hermosa de Enrico Marini. Pasé dos tardes maravillosas leyendo este primer integral…, los dos primeros capítulos de la trama. Una historia que deleita cual buena peli del Oeste. Y dos tardes porque decidí extender el tiempo de disfrute, de gusto y regusto. Alargar el sabor del manjar que tenía entre manos. Se daba todo: buen cómic europeo, western, acción y tiros por doquier tras una buena trama. Os puedo decir que ha pasado bastante tiempo desde que leí un western de esta calidad. Cuando hablo de calidad pienso obviamente en el dibujo endiabladamente bueno de Marini que en mi opinión con esta serie ha alcanzado la casi perfección gráfica. Por decir que no existe la perfección al cien por cien… No obstante, conviene recordar que La Estrella del Desierto no es solo un cómic con un diseño suntuoso sino que también es una historia con un escenario seductor, que posiblemente es obvia y clásica; pero que nunca deja de gustarme. Y es que Stephen Desberg utiliza todos los códigos típicos del western y los ejecuta bien. Incorpora una historia de venganza y esto nos brinda un thriller ambientado durante la conquista de Occidente por parte de los «nuevos americanos». Además, da la sensación que el guionista se ha documentado enormemente bien para darnos de manera magistral, ese ambiente tan especial que reinaba en aquellos años. Fue toda una epopeya hacer aquella travesía por parte de las empresas ferroviarias que querían llegar al Pacífico.

¿Y qué más se puede pedir sino que esté bien hecho, un cómic que se lee con tanto placer? Lo único que no me gustó es que Marini nos puso un protagonista de rostro muy parecido a cierto actor tan famoso. Cuyo nombre no mencionaré. Más que nada porque nunca asocio a ese actor con una peli del Oeste y bueno, siempre cabe que algún afortunado no lo vea claro y así no le corta el rollo. Pero por lo demás el cómic está de lujo. Nos trasladamos a Washington en 1870. Un hombre de edad avanzada llamado Mathew Montgomery es funcionario en el Ministerio de Defensa. Tiene esposa, hija, amante…, todo lo que uno puede obtener en un alto cargo. Pero tras el asesinato y violación de su mujer e hija…, su perfil cambia. Abandona todo su mundo para seguir la pista del asesino, el cual dejó un extraño simbolo indio grabado con un cuchillo en el púlpito de sus seres queridos…

La Estrella del Desierto es una historia íntima. De una íntima venganza. La América de Occidente aquí solo un escenario grandioso en el que un hombre busca sentido a su vida, si es que ya queda tiempo para ello. Al principio, la violencia -exceptuando la tragedia- está cotenida pero luego…, se desata la ira, la locura de una búsqueda que llevará al protagonista a Topeka, a la llamada antecámara del infierno. Busca venganza contra los asesinos de su mujer e hija. Y luego la conmoción. Pues atrapado en un torbellino de salvajismo y macabra realidad, Matt Montgomery muestra al mundo lo que de verdad lleva dentro. Lo que yo diría que muchos de nosotros llevamos dentro y nunca nos queremos ver en ese papel.

El personaje evoluciona de una forma soberbia. Evoluciona, comprende y descubre una América desconocida y salvaje, y con ello un pueblo y un universo que nadie imagina que esté a un paso. Desberg captura el género a la perfección. Los códigos del western están ahí, y bien organizados. La narración es fluida y rítmica, la acción perfectamente equilibrada; la trama es ciertamente clásica, con una oscura historia de venganza, pero perfectamente dominada. El guión nos mantiene avanzando, y eso que aún me queda por leer el siguiente integral que resolverá muchas cosas… entiendo. Ganas tremendas que Norma Editorial lo publique. Revelaciones en el capítulo 3 y 4 se necesitan. Pero la verdadera ventaja la aporta el increíble universo gráfico que Marini diseña para ofrecernos de forma visual dicho mundo, entorno, época… Se trabaja admirablemente la decoración, los colores, los personajes, el encuadre y la atmósfera. El paso de las viñetas muestran también una evolución. La interpretación de este mundo de pioneros sin ley rodeado de amplios espacios abiertos es bastante notable. La Estrella del Desierto es un verdadero cómic del Oeste. Es un western crepuscular de muy alta gama que recuerda en sensaciones a la Sin Perdón, de Clint Eastwood. Un clásico cuento de venganza que mola y que reúne a dos autores en su mejor momento.

Siempre se ha dicho que las mejores aventuras se escriben en el Viejo Continente, ¿no? Este es un ejemplo.

Reseña: Pulp, de Ed Brubaker y Sean Phillips

Supongo que muchos de vosotros tendréis vuestros autores favoritos de los que os compráis e intentáis leer todo-todo. De los que aunque escriban una obra en papel de váter, lo queréis tener/leer todo. Se llama ser fan, aunque ahora le dicen ser fanboy o algo así. Pero normalmente esto pasa porque confías en esos autores y sabes que rara vez te defraudan. Ya puede ser un tema muy bizarro o uno que no les pega ni con cola que cuando te pones a leer, no paras de susurrar: «Madre mía, qué bueno es». O qué buenos son. Pues si es de esos que se complementa o se completa con una pareja de ilustrador como es el caso Ed Brubaker y Sean Phillips; dios, pero qué buenos son.

Por otro lado, sabéis muchos que con los años he encontrado el “lado bueno” del Salvaje Oeste; un cine, una literatura, un tipo de cómic que de pequeño nunca me gustó y ahora se puede decir que lo amo. Sólo por eso conocer de la publicación de Pulp entre las novedades de Panini Cómics y con este tandem de autores en los créditos, me puso casi el vello de punta. Y no sé si lo siento o me alegra decir que amigos, Panini Cómics este año en verano no ha parado de sacar joyitas. Otros años (aunque creo recordar que un par ya que hace lo mismo), Panini Cómics, más o menos en junio, julio y agosto, sacaba poca cosa. No poco bueno, sino poco en cantidad; el continuo de ciertas cabeceras y algún que otro integral interesante. Pero poco en cantidad. Este año, da miedo. Joya del cómic tras joya. Menudo julio estamos viviendo. Diez súper recomendables, al menos. Y no tienen porque ser grandes tochales.

Un ejemplo de ello es Pulp, una historia corta, one-shot, de los maestros Brubaker y Phillips; que si me pongo a nombrar joyitas que tienen juntos publicadas, no paro. Los mejores creadores del cómic de genero negro que han existido nunca. Pulp es un nuevo giro en una trama que hemos visto antes. Pero que tiene ese toquecito que siempre engancha. A un señor mayor llamado Max Winter, sus días de gloria le pesan pero se le da una última oportunidad para enfrentarse a lo injusto. Posiblemente, un nuevo intento de alcanzar la gloria. Una trama algo conocida pero que este equipo creativo la hace sentir fresca al reducir la acción y la romantización, y permitir que los miedos y sueños de sus personajes tengan prioridad. Por que lo bueno es que Pulp es literalmente un cómic sobre vaqueros y nazis… ¡Uh! ¿Qué? ¡Cómo! Ups! Sí. Aunque dedica más tiempo a ese miedo que todos tenemos sobre la vejez y la muerte que a otra cosa. A lo que verdaderamente importa. Todo el mundo muere. Unos antes, otros después. Tarde o temprano, todos morimos. Y Winter está en esos momentos en los que uno contempla su lugar en el mundo y piensa bastante en lo que dejará a los que quedan detrás.

Ed Brubaker y Sean Phillips han creado cantidad de historias increíbles juntos. Panini Cómics ha traído a nuestro país la mayoría. Por lo menos, un buen lote de las más potentes como pueden ser Criminal, Fatale y aún se está editando Kill or Be Killed. De las más potentes en cuanto a género negro. En Pulp, el tandem demuestra una vez más que aún le quedan muchas historias por contar juntos y que son capaces de seguir aportando historias gráficas que son todo un deleite.

Aquí conocemos a Max Winter, que escribe historias pulp para una revista en la Nueva York de 1930. Historias de la Frontera con pistoleros y bandidos y muchas de ellas centradas en su héroe Red River Kid. Solo que las historias no son del todo ficticias pues, en realidad, se basan en la vida verdadera de Max en el Lejano Oeste. Pero llegan malos tiempos y la vida del escritor comienza a caer en espiral. Le reducen el salario en el trabajo, lo asaltan mientras intenta ayudar a un extraño necesitado y para más inri, sufre un ataque cardíaco. Max comienza a pensar en su muerte más que en otra cosa. Y en lo que dejaría a su esposa en caso de muerte prematura.

Paralelismos entre la vida del Max actual y su vida en la frontera. A través de los cuentos de Max, conocerémos su vida anterior. Lo que sucedió a Max, aquellas tres veces en las que casi lo matan, por ejemplo. También de sus viejos hábitos en los que ha vuelto a caer. También vemos a alguien del pasado de Max resurgir. Pero, ¿era amigo o enemigo? ¿Puede Max hacer lo correcto por su esposa antes de que el sol se ponga por última vez? ¿Qué pasa con los nazis invasores en Nueva York? ¿Qué papel juegan en el “viaje” de Max? Brubaker y Phillips elaboran una historia extraordinaria de redención, desesperación y autorrealización.

A alguien que lleve la escritura dentro, le dará que pensar.

Reseña: Marshal Bass. Su Nombre es Nadie, de Darko Macan, Igor Kordey y Vitkovic

Marshal Bass creo que es el único serial western en formato cómic que he seguido fielmente en toda mi vida. Tiene el toque que me gusta del género; el melancólico, el desvaído, el alejado de toda sociedad y con encuentros a vida o muerte en los vastos páramos de una todavía salvaje América del Norte en muchos campos, nunca mejor dicho. Un inmenso desierto de frondoso follaje, montañas y ríos. Un edén donde todo ser vivo lucha por obtener un territorio o su sitio en una vida de desolación social.

River Bass es el primer afroamericano en el Servicio de Alguaciles de Estados Unidos. Es el único que puede infiltrarse con facilidad en ciertos grupos pues muy pocos saben de su puesto. Aceptó la estrella que lleva en el pecho para luchar por los derechos de los considerados diferentes. Respeto e igualdad. Si hace falta él solo se enfrentará a la crueldad de un mundo, de un enorme país que empieza a emerger en base al dólar. Y con cada álbum, una nueva aventura.

ECC Ediciones recién publica el tercero de ellos. Tercero de seis que tiene la colección original. En Su Nombre es Nadie (título potente para peli del Oeste, ¿no), nos trasladamos a la granja de River Bass, donde su esposa Betsabé cuida siempre con cariño de sus hijos. Don Heraclio Vega, un acaudalado terrateniente mexicano, aprovecha la ausencia del marshal para hacerle insinuaciones a su mujer, pero ella no está de humor. Además, la hija mayor de ambos ha desaparecido. Se ha largado con un joven indio, guapo, que pasaba por allí, del que se enamoró. Ni una palabra, ni un adiós, solo Dios sabe dónde puede estar. Mas, en un lugar peligroso, seguro. Así que nada de aventuras. El asunto se convierte en algo personal. Y River Bass durante el rastreo se teme lo peor. Han huido hacia territorio indio, a la guarida de sus peores enemigos, lugar de residencia de la familia de un hombre al que mató y cuyos integrantes juraron matarle. Las cosas que hacemos por los hijos.

Los nuevos westerns en formato cómic se comparan implacablemente con las referencias del género. Fue el caso de Undertaker comparado con Blueberry. Además, tras grandes westerns como Blueberry, Durango, Buddy Longway o Mac Coy, algunos piensan sobre el riesgo de caer en la repetición o la banalidad de las historias. Sin embargo, yo veo todo lo contrario. Yo, que desde pequeño nunca sentí gusto alguno por las pelis del Oeste (que tanto gustaban a mi padre), ahora que ya tengo una edad, veo todo un mundo de posibilidades, de historias, de argumentos, inspiración pura en una época donde poder desarrollar grandes historias de género negro. Pues, sin duda, la tan de moda novela negra actual desciende de aquí. Lo recalco nuevamente. Y es que mi pasión actual por el western bien labrado como se puede encontrar en Marshal Bass, simplemente, me hace feliz. Feliz de ver llegar un nuevo cómic en un género que podríamos pensar que está saturado y donde todo se ha dicho y esta serie demuestra que no. Pero un NO rotundo. El escenario suscita temas reiterativos del género, sí: la condición de los esclavos, la forma en que se trata a los libertos, las opiniones de los blancos sobre negros, etc. Pero lo potente aquí es la trama-aventura central. La que afecta al protagonista de cerca. Tenemos, pues, un trasfondo tan interesante como la propia trama y su parte gráfica.

Black & White y Asesinatos Familiares ya me impactaron por su ambiente y trama. Su Nombre es Nadie es una pepita de oro más en una serie que os súper recomiendo. A tener en cuenta siempre, el trazo poderoso de Igor Kordey -siempre con ese aire a Richard Corben-, que aquí vuelve a mostrar unas hermosas splash-pages dobles, magníficas puestas de sol y una hermosa reproducción cromática esencial para el mejor ambiente en una historia del Oeste.

Reseña: Deadwood Dick. Black Hat Jack, de Joe R. Lansdale, Mauro Boselli y Stefano Andreucci

Algunos lectores de Terror no lo saben pero Joe R. Lansdale no sólo ha escrito novelones del género súper recomendables, también es un amante del género Western. Es una rara combinación de gustos o de estilos para un escritor, sin embargo, más que raro, yo lo veo original. Y no porque pueda mezclar ambos géneros(que yo sepa solo lo hizo en un relato, fue genial y sirvió de inspiración para mi relato Andad de día que la noche es mía); el tema es que me parece muy, muy difícil ser bueno en dos temáticas tan diferentes. Pero Lansdale lo es. Joe Richard Lansdale (1951) es un escritor estadounidense además experto en artes marciales y de vez en cuando aporta su don a los cómics. Alucino con este hombre: ¡Tiene todos mis gustos! Ha sido autor de más de cuarenta novelas y ha publicado unas treinta antologías. Incluso alguna de sus historias han sido llevadas al cine. Envidia pura. Además, ha ganado varios premios por su labor en las letras entre los que está, por supuesto, el glorioso Premio Bram Stoker. En definitiva, aquí uno que va a leer siempre todo-todito-todo lo que se publique en español de este hombre.

Es por eso que fue un gusto ver que Panini Cómics, dentro de ese hermanamiento y publicación de grandes títulos de Sergio Bonelli Editore, recién publica Deadwood Dick: Black Hat Jack. Si aún no conocéis Deadwood Dick, os diré que es un personaje de ficción que apareció por primera vez en viñetarios o las que fueron llamadas novelas de diez centavos, publicadas entre 1877 y 1897 por Edward Lytton Wheeler en USA. Un exitazo de venta en el lejano siglo XIX. De hecho, el nombre se hizo tan conocido en la época que varias personas, incluidos famosos de renombre que residían en Deadwood (Dakota del Sur), adoptaron dicho apodo. Incluso tuvo una serie televisiva antológica como fue Death Valley Days que presentó un episodio en 1966 titulado La Resurrección de Deadwood Dick, con el presentador Robert Taylor y con el popular actor Denver Pyle en el papel principal. La historia mola. Si podéis echadle un ojo. Deadwood Dick es presentado por los dirigentes de la ciudad por que muchos turistas vienen a Deadwood y piden conocer al legendario hombre de la frontera. Pronto Buffalo Bill invita a Deadwood Dick a unirse a una refriega en ciernes y al final Dick, fortalecido por el gran dueto, termina por salvar al banquero de la ciudad en un atraco y promete regresar a Deadwood algún día, donde resulta que pasará sus últimos años hasta su muerte en 1929.

Black Hat Jack nace a partir de un relato de Joe R. Lansdale. Un relato épico que ya me doy patadas en el culo por encontrar en formato literario tras ver lo guapo que está y para comparar… Aunque es Mauro Boselli quien adapta esta historia a cómic. Guion narrado en primera persona donde a través de la propias palabras del protagonista nos cuenta como junto al montañés Black Hat Jack decidieron probar suerte en la caza de búfalos y…, donde tras una serie de investigaciones y pesquisas que van encontrando por el vasto páramo con un puñado de cazadores de búfalos, terminarán luchando en la famosa batalla (la segunda) de Adobe Walls, que se dio en junio de 1874 y que enfrentó a cientos de guerreros comanches, cheyenes, kiowas y arapahoes contra unos veintiocho cazadores de bisontes estadounidenses que defendían el asentamiento, en lo que ahora es el condado de Hutchinson, Texas.

Otra de esas batallas épicas históricas de unos pocos contra muchos. Lugar para ver que Lansdale leyó bastantes “novelas de diez centavos” como inspiración para esta historia. De algún modo, es muy parecido a ese formato; sin contar, por supuesto, con las geniales ilustraciones de Stefano Andreucci que son soberbias. Acción trepidante en un relato que rebosa suspense y nervio con el avance lento hasta que se desata el infierno. Por lo que he podido encontrar: sí, realmente Bat (Murciélago) Masterson estuvo presente y fue uno de los parapetados que hizo unos disparos increíbles. Tiene detalles así. Después de eso, hay cosas que se contradicen pero el Sr. Lansdale y Mauro Boselli (tengo que comprobar de quién es la culpa, por eso lo de leer el relato original). Aunque los fans de los spaghetti-westerns alucinarán de lo lindo con este cómic.

Reseña: John Tanner. El Cautivo del Pueblo de los Mil Lagos, de Christian Perrisin y Boro Pavlovic

Llevo mucho sin deciros que, tanto que alardeamos de creadores de buen cómic los americanos, resulta que, por ejemplo, las mejores historias de Western en este formato siempre nacen en el viejo continente. Es una coincidencia que quizás no lo es tanto pero, ¿no sería más lógico que en cada tierra se hiciera lo mejor para con su historia? Supongo que de ahí lo de no ser profeta en tu tierra por que en mi caso, la mejor historia que he visto en cómic sobre la Guerra Civil Española…, por supuesto, no la hizo un español. Pero a lo que iba, que es fácil encontrar muy buenas historias del Oeste dentro del noveno arte y del cómic europeo.

Yermo Ediciones recién publica uno de esos títulos, uno de esos cómics para el recuerdo. Es decir, las historias que se basan en hechos reales a uno se les queda grabada. Serie que se inicia con este primer álbum y que deja con ganas de más. La historia de John Tanner, que permanecerá cautivo de las tribus Ojibwe durante treinta años (capturado desde los nueve) historia de la que no tenía ni idea. Me sonaba algo parecido, pero ni era exactamente esta historia, ni transcurría igual. Y es que, con la intención de reemplazar a un hijo desaparecido, John experimentará varias pruebas y un destino singular y doloroso, antes de convertirse en un vínculo entre las culturas blanca e india, a través de su función de traductor y guía. Por tanto, estamos ante un cómic de belleza incalculable, un guion de película biográfica muy bien relacionada y bien documentada por lo que he podido investigar. Al buscar lo que concierne al personaje (yo soy así de inquieto) en mi Historia del Far-West, de Rieupeyrout (enciclopedias que, sin duda, merecerían una bonita re-edición en español); me di cuenta que Perrisin había estudiado bien el tema, porque si exceptuamos algunos pasajes de ficción que le dan aspecto aventurero al guión, todo huele a autenticidad. A la vez que le da valor antropológico a los nativos americanos.

Es una trama que además pertenece más al campo de lo salvaje que a la típica historia de búsqueda. La acción se desarrolla entre finales del siglo XVIII y principios del XIX, es decir, menos de un siglo antes del período en el que transcurre El Último Mohicano. Pero está en esa linea. Un cómic impregnado de cultura india, incluso el vocabulario indio es increíblemente rico. Y que trata la historia contada a través de John Tanner a un amigo que se convertirá más o menos en su biógrafo. Un médico curioso abierto a los pueblos nativos americanos de 1827. Así que imaginamos desde este medio-flashback que al final del álbum Tanner ya es un adulto y se ha convertido en indio. Una historia sin sorpresas pero que se disfruta con el “durante”. Sobre todo, por el dibujo de Pavlovic, cuando menos, ingenioso, efectivo, que acompaña muy bien a la historia, que se desarrolla a ritmo lento, pero de forma interesante. Siendo el conjunto descrito, diálogos bañados en ilustraciones muchas que son lienzos en sí mismos.

El dibujo de Pavlovic (ilustrador que recuerdo de El Niño y Les Munroe), posee un dibujo soberbio, digno de la mejor BD. Despliega todo su don en los magníficos paisajes de los Grandes Lagos pero también ofrece un verdadero festival sobre cultura india (atuendos, objetos y rostros indios). Además de la historia de John Tanner, la historia en su conjunto es instructiva por su transcripción de esta cultura india que descubrimos en un tono mucho menos idealizado; los nativos son crueles, a veces malvados, individualistas y viven en la indigencia algunos. Otra ambición de sobrevivir en un mundo hostil. Mas, también aprendemos que la evolución de los nativos no se basó sólo en violencia y sangre, sino en una especie de asimilación de mestizaje de lo que es un claro ejemplo John Tanner. Después de todo, son indios de los Grandes Lagos, no tienen la misma forma de vida que los indios de las llanuras de un siglo después. Una comuna diferente.

Serie planeada en díptico, que ningún amante del género debería perderse.

Reseña: Nevada. La Estrella Solitaria, de Fred Fred Duval, Jean-Pierre Pécau y Colin Wilson

Lo confieso. Últimamente, estoy en el punto de solo querer leer westerns e historias apocalípticas. Para mí, de algún modo, entre ellas hay cierta conexión. ¿Y la hay? No sé, mi cerebro dice que sí, y que quiere leer-degustar obras del estilo. Si no fijaros en mis últimas reseñas… ¿Qué sobre lo apocalíptico el tema que quema que estamos viviendo tiene mucho que ver? Pues supongo que la mayoría de los psicoanalistas están afirmando ahora lentamente con la cabeza. En fin. ¿Qué es la lectura si no el mejor arma para evadirse? ¿Vivir y sentir aventuras en la piel de otros e imaginar qué harías tú en su lugar? Para la ocasión, junto varias cosas. Un tipo de argumento que me gusta leer en estos momentos y un dueto de guionistas de los que no me quiero perder nada-nadita-nada de lo que se publique en nuestro idioma. Fred Duval (Mosquetero, Hauteville House) y Jean-Pierre Pécau (Sonora). Ahí estamos. Y no contento con eso, este primer ejemplar de Nevada, cuando sabes de qué va, se recomienda solo. No sólo por el “suspense” de los acontecimientos, como decía Patricia Highsmith; hay más, la estructuración y el marco de los hechos. Pues Nevada nos lleva a un universo muy occidental pero que tiene lugar en una zona muy western durante el período de prohibición estadounidense de la Ley Seca.

Nevada, es el bastión de los grandes estudios de Hollywood que están comenzando a despegar. Tiene como misión buscar y traer de vuelta a los estudios a los actores para que puedan prestar sus servicios a los medios. Y se le aporta lo que quiera que necesite: sustancias más o menos legales. He aquí una serie decididamente volcada a la acción con un protagonista central, un antihéroe «perfecto», que no teme a nada y no se deja engañar. Un rostro pulcro, fuerte, inteligente, afortunadamente su cinismo le da a su carácter un poco de aspereza, de lo contrario rápidamente nos abrumaríamos con tanta perfección. Pero el tío lo vale.

Por si aún no me he explicado bien (no me he tomado aún los cafés que necesito), Nevada es  una nueva serie de álbumes procedente de nuestra amada BD, que Yermo Ediciones recién publica y que nos habla sobre un cazador de estrellas en Hollywood en la década de 1920. Un concepto original del tándem a seguir Duval/Pécau. Nevada Márquez es una especie de vaquero montando en el mejor corcel motorizado que existía en California en los gloriosos años 20 y probablemente a día de hoy. Una Harley. Los estudios de Hollywood le encargan regularmente que traiga de vuelta a estrellas de cine que, sacadas de la borrachera, drogas o de los deseos más naturales que el cuerpo necesita, lo más importante, es que vuelvan al trabajo, en especial, aquellos que abandonaron en mitad de una filmación.

Nevada tiene que encontrar los medios para hacerlos entrar en razón. Los presupuestos son los que son y giran en torno a esos/as depravados. Y así vamos sabiendo de Mac Nabb, estrella prodigiosa del western, apodado «La Estrella Solitaria», que decidió tomarse un descanso por México o la Baja California. Con unos intereses ocultos que no gustan a cierto tipo de gente. Y ahora a Nevada le toca encontrarlos. ¿Cómo? ¿En plural? Sí. El actor y su doble se han metido en un buen lío…

Me gustó mucho este western ligeramente moderno que mezcla Oeste Americano y desierto de México con el comienzo de la Edad de Oro de Hollywood y sus caprichosas estrellas. Tiene bastante trasfondo a novela de James Ellroy. Un buen punto de partida a intrigas palaciegas del mundo del cine pero que se centra sobre todo en la acción. La psicología no es demasiado importante aquí.

El escenario del desierto está lo suficientemente bien representado para que podamos entrar. Y hay algunos toques de humor muy interesantes. Colin Wilson nos ofrece un dibujo, una gráfica realista bastante convencional, jugando con el encuadre y manejando cuando toca el ímpetu de la acción, cosa que embellece a su vez el hilo narrativo.

Nevada tiene buena pinta o mala, según el bando en el que estés. Su motocicleta ruge en el desierto y mejor será que no la oigas cada vez más cerca. ¿Quieres saber más? Yo también.

Reseña: Americania. Historias de la Frontera, de Sergio Toppi

Si Toppi hubiera sido escritor, probablemente hubiera sido antologista. Se nota que le gusta y se le da bien, crear cómics con diversos relatos donde en realidad nos está brindando sorbitos con moraleja. Americania: Historias de la Frontera es este estupendo tomo en tapa dura que recién publica Ponent Mon y que podría ser una especie de contraparte a Tanka, que contenía una serie de historias cortas sobre el Japón medieval, otra buenísima antología del milanés que espero que Ponent Mon nos traiga en breve.

Ya lo dice el subtitulo, en Americania somos transportados al Oeste de USA, a la frontera, momento culmen de la fiebre del oro. Aquí los protagonistas llevan una existencia sucia, polvorienta, viven el día a día apenas sabiendo que le deparará el destino mañana. Todo el mundo piensa que puede mejorar su triste vida cotidiana recogiendo algunas pepitas que parecen dejadas ahí, en un charco, donde pisan y mean los caballos. Pero pocos conseguirán encontrar tan preciado tesoro, piedras que proporcionan placeres de la vida por un tiempo, o no, porque la lucha y la muerte van de la mano con estas señoritas de color dorado. Y también hay quienes se aprovechan de esta miseria humana para hacer buenos negocios, y quienes roban a pobres infelices, pero quién roba a un ladrón… Bueno, ya saben.

Esta fabulosa edición -indispensable para ti si tienes un mínimo de interés por una buena historia del Oeste en formato cómic-, abre con un estupendo Prólogo de José E. Martínez, donde habla de la genial colección que están creando con Maestros del Fumetto. Donde Sergio Toppi es un imprescindible, por supuesto, y de la importancia de recuperar sus obras para el público español e información jugosa de donde parte y donde se publica cada relato. De hecho, cada historia abre con eso mismo: año de publicación, titulo original y demás… Me encanta. Así «entras» sabiendo un poco sobre lo que cada cuento tiene detrás, en estas once historias que nos llevan a las rutas del Gran Norte, donde poblaciones amerindias y tramperos se codeaban para tener que llevarse, casi cada día, un trozo de carne a la boca.

Americania: Historias de la Frontera contiene relatos buenos y buenísimos. Así de claro. En comparación con otras colecciones de cuentos (y os habla alguien que tiene en casa más de quinientas antologías, y leídas, más del doble), en antologías ya sean de Toppi, Serpieri u otros autores, casi siempre hay un resultado desigual. Pero Americania tiene un alto porcentaje de calidad. Sinceramente, no desecharía ninguna de las once tramas por las que Tarantino estarái seguramente encantado de llevarlas al cine. Tiene chuladas como Naugatuck 1757, que habla de Farquharson, un escocés que huyó del yugo inglés, un gaitero que se va América a cumplir la profecía de su familia. O Mientras vivas, donde un indio nos cuenta los momentos finales de su padre, el cual cambiaba pieles por armas y alcohol, aunque él solo quiere poder cazar en paz en las grandes llanuras. O Una sola vez en la vida, donde un ladrón cuenta cómo la única buena acción que hizo en la vida, lo llevó a la horca.

Joyitas que se quedan en la mente por un tiempo como es Responde a mi pregunta, un relato de un hombre que se instala cerca de un río y encuentra mucho oro. Hasta que los indios del lugar, hasta entonces benévolos, le piden que se vaya y devuelva lo robado a sus tierras. O Una visita para John Colter, genial este relato muy fílmico, donde el mostrador de Colter es el único lugar en millas donde poder obtener suministros. El mismo lugar donde John Colter aprovecha para desplumar a sus clientes, hasta que un día aparece un indio que le ofrece una enorme pepita… O historias como Blues, que dan miedito.

O Katana, donde se cuenta el último viaje de Jedediah McCoy con prisa por cruzar la frontera. O La rabia por vivir, donde abandonado por su compañero, un buscador de oro decide recurrir a sus últimos recursos para sobrevivir al agotamiento, el hambre y a ese viejo lobo que lo vigila desde la espesura…

Todas y cada una de las historias tienen su aquel. El Oeste contado por Toppi es el de un período duro en la historia de Estados Unidos. El de Las Uvas de la Ira, de Steinbeck, donde hombres en busca de un futuro mejor se aventuran en tierra inhóspita. ¿Y qué mejor que la línea realista y el dominio del blanco y negro del gran Sergio Toppi para trasladarnos a ese ambiente? Americania: Historias de la Frontera es un tomo que hará salivar a más de un fan del cómic europeo, y por supuesto, a todo amante del western o historias de vaqueros, como las llamaba mi padre. Una puerta abierta a otra época, donde el sufrimiento era vivir entre montañas escarpadas, desiertos de vida sin arena, donde el viento agrieta rostros y enmudece los disparos de Colts y Winchesters que ayudan a vivir unos días demás.

Indispensable, amigos, indispensable.