Reseña: Durango. Vol.1, de Yves Swolfs

Vuelve a estar en catálogo una nueva edición de esta joyita western del cómic europeo como es Durango. Wow! Cuando vi que Yermo Ediciones nos traía esta maravilla en formato recopilatorio, no me lo pensé dos veces. Unas ediciones geniales en tapa dura, unas obras tan atractivas que, merece bastante el esfuezo económico. Pues Durango es una obra de esas que cautivan al verlas de pasada. Y de la que podés ver que todo el mundo comenta solo cosas buenas. Ya la misma portada, con un personaje muy a lo Clint Eastwood, atrae. Además de contener un verdadero spaghetti-western. Con grandes referencias a films clásicos, de los buenos del género como El Gran Silencio. Para los entendidos, que duda cabe que en Durango, Reno está inspirado en Kinski. El film también goza de un estado nevado como es Utah, donde la pequeña ciudad de Snow Hill parece perdida, y donde el deshielo llega a las cercanías de Wyoming a un lugar llamado White Valley.

Este primer volumen es brillante. Contiene los cuatro primeros volúmenes de la serie. Los únicos que hasta ahora habían visto la luz en nuestro país, sí, pero que en una edición así se hace indispensable. Yves Swolfs (Black Hills) redefine en Durango los parámetros del western franco-belga añadiéndole todas las características del spaghetti-western cinematográfico. Desde el primer momento lo ves. Viñetas que molan un montón, casi cada una un lienzo a enmarcar dentro del noveno arte. Hace que te preguntes donde has visto estos paisajes antes y por qué son tan evocadores. Asesinos liderados por Loco recorren las montañas nevadas. Pauline ha perdido a su marido; muerto por un asesino desenfrenado a quien parece que nadie puede parar en su desidia. Entonces, como una desalmada que lo ha perdido todo, ella contrata a un hombre habilidoso con el gatillo. La venganza, la persecución, está servida. ¿Cortarle la garganta a un niño? ¿En qué vasto e inconsciente mundo, nos hemos convertido?

En Los perros mueren en invierno encuentras un buen escenario y buenos diseños desde la primera página. La trama que os decía que más recuerda a El Gran Silencio. El plomizo y sangriento film que el cineasta Sergio Corbucci dirigiera a finales de los 60s. En un tiempo en el que el Salvaje Oeste conocido como tal, llega a su fin. Aunque a ciertos territorios, le cuesta irse. La fuerza de la cólera ya cuenta más. Y para mí, contiene ese ingrediente que hace que te enganches a la lectura y no quieras parar. Un grupo de ladrones, los mismos idiotas de los viejos westerns que se creen los mejores siendo los más salvajes sin respetar la vida de los demás, más unos aldeanos que acogen con los brazos abiertos a Durango, que parece resolver la situación a su manera. Un argumento de lo más sencillo pero pieza básica de las mejores historias del Oeste. Malas noticias para unos bandidos ir a saquear un pueblecito en el que Durango descansa…

Trampa para un asesino. Tercera aventura, tercera oportunidad, y sigue siendo efectiva a pesar de usar las mismas recetas. Sin embargo, el estilo de Swolfs que se parecía un poco al de Giraud hasta ahora, aquí cambia al utilizar otro escenario. En mi opinión, este es el gran álbum del tomo y no por su escenario (tan bueno como los demás) sino simplemente por la aparición estelar de la Mauser 98, el cambio del revólver por la famosa escopeta que dura hasta nuestro días. Dicen que es la marca de Durango por excelencia. Amos es el cuarto álbum y el que cierra el volumen. Del que espero poder a volver más en no mucho tiempo, pues menuda joya. Un cómic que refleja muy bien lo que debió ser el día a día en aquellos años de colonización y escaramuzas. Una buena historia que mantiene el movimiento. la atmósfera y el lado despiadado del clima para con la vida del ser humano en aquellos tramos. Personajes secundarios bien estudiados y el dibujo de Swolfs volviéndose espléndido. Por lo visto existe un «Ciclo Amos» de tres álbumes y este es el primero. La persecución entre mexicanos por un lado, y estadounidenses por otro. Grandioso.

Un primer volumen en el que conoceremos a Durango y que tipo de rasgos lo definirán en un futuro. Un pasado sangriento, rencor sosegado pero eterno, su condición de pistolero implacable y una antigua herida de bala que lleva a modernizar su arma, dejando atrás el clásico revólver para dar paso a las semiautomáticas. La principal presentación del cambio, pues Durango es un pistolero que no tiene escrúpulos en derramar sangre. Aunque surge en él, en ocasiones, la tesitura de estar haciendo lo correcto. Me consta que existen diecisiete álbumes publicados desde 1981, donde Swolfs ha ido introduciendo versiones y homenajes a grandes spaguetti-westerns de la historia fílmica. Yermo ya ha publicado varios recopilatorios. Un dibujante talentoso, guiones cautivadores y un personaje seductor y entrañable. Caeréis rendidos.

Reseña: La Verdadera Historia del Far West. Wild Bill Hickok

Tengo muy claro que La verdadera historia del Far West es una colección de cómics que quiero hacer. Álbumes de cómic europeo para descubrir la historia real de los grandes personajes que forjaron la leyenda del Salvaje Oeste. Una nueva colección que publica Norma Editorial en nuestro país donde disfrutar de ligeras biografías de personajes legendarios que además se acompañan de cierto dossier histórico a cargo de Farid Ameur, doctor en Historia por la Sorbona.

Con una magnífica portada ya tenemos en librerías este álbum que he disfrutado como buen fan del Lejano Oeste que soy. Wild Bill Hickok adopta el mismo enfoque, es una trama biográfica realista donde Dobbs, como lo hizo en otros álbumes según me cuentan, revisita el mito del personaje que se convirtió en auténtica leyenda viviente gracias a sus certeros disparos. Así conocemos como sus hazañas son realmente legendarias porque han sido considerablemente ficticias, por lo que es digno de elogio que los autores de este álbum jueguen la carta de una especie de película biográfica histórica.

Hickok fue uno de los gatillos más famosos de Occidente, marcó esa historia del viejo Salvaje Oeste que todo el mundo conoce e inspiró numerosas películas entre las que puedo recordar especialmente Una aventura de Buffalo Bill (1936), con Gary Cooper en el papel de Hickok. Aunque también molaba mucho este personaje en Bisonte Blanco (1977), trama fiel de algún modo a la leyenda donde Hickok fue interpretado por el gran ídolo de los 70, el siempre maravilloso Charles Bronson. Pero la peli que mejor recuerdo con este argumento-personaje fue la de 1995, donde Jeff Bridges interpretó al pistolero junto a Ellen Barkin en el papel de Calamity Jane. Creo que es la última que se hizo donde aparece el mencionado personaje.

Wild Bill tuvo una vida ocupada y tumultuosa, representó la ley en Kansas pero, sobre todo, era un pedazo de pistolero. Mató a muchos tipos que seguramente se lo merecían y eso terminó por consumirle con sus viejos demonios: violencia, alcohol, mujeres y juegos de azar. Los autores cuentan la vida de Hickok a través de varios recuerdos, la narración se hace en flashbacks hasta su trágica muerte, contando el pasado en fragmentos de vida que parecen muy breves y que me parecen demasiado resumidos (en particular, la relación con Calamity Jane). Sin embargo, lograron capturar al personaje a través de estos episodios, por más cortos que sean, y aunque revelan partes menos conocidas de su personalidad, la historia sigue siendo cautivadora.

El dibujo adopta un ángulo oscuro, violento y crepuscular, es un dibujo que no deja de ser diferente a la vez que nostálgico, con una maquetación impresionante, encuadres de diferentes tamaños, ángulos de visión atrevidos y cinematográficos, realmente me gustó todo este trabajo tan elaborado.

Ennio Bufi reproduce fielmente la conocida silueta de Wild Bill con su gran bigote, su pelo largo y su característico abrigo que le daba aspecto de dandy. La última página muestra su vergonzoso asesinato a la edad de 39 años, asesinado mientras… bueno, ahí lo dejo. Un buen one-shot que os enganchará a la colección.

Reseña: La Mujer de la Estrella, de Anthony Pastor

Anthony Pastor firma aquí un western bastante clásico pero endiabladamente apasionante. La mujer de la estrella nos lleva a un lugar, a un largo viaje, nos ofrece una especie de círculo cerrado, de hecho, los dos personajes principales son dos fugitivos que por una combinación de circunstancias, se encontrarán en el mismo pueblo abandonado y aislado del mundo y a la espera de dos sheriffs que seguro que aparecerán en un momento u otro (mantienen al lector en vilo con ello), estos dos personajes tendrán que conocerse.

Realmente me gustó esta construcción. El guion… me parece una de las últimas maravillas leídas en formato cómic europeo. Una de esas joyitas, de las últimas que están pasando casi desapercibidas entre tanta novedad de cómic en nuestro país, de las que no esperas. Un cómic que trajo Yermo Ediciones, que siempre en un referente en nuestro país si amas todo o casi todo lo que se hace en la BD. Por lo que tenemos un buen álbum para degustar en estos momentos de playeo, piscineo o en tu sofá al fresquito del aire acondicionado. Un buen pikislabis. Agradable de leer y relativamente rápido todo lo que sucede.

De los cómics que te recuerdan porqué amas el western en formato viñeta. Por que La mujer de la estrella, sin renovar todo el género, resulta ser un western apasionante y bastante chulo. Una especie de ambiente a puertas cerradas, donde asistimos, en el fondo de un profundo valle, en medio de las ruinas cercanas a una antigua mina abandonada, a la resistencia de dos jóvenes, una mujer y un hombre, que se encuentran aquí por casualidad. Y poco a poco nos enteramos que han matado y que, por tanto, los persiguen por ello. Los motivos de su “asesinato” se van aclarando poco a poco. Esto le da profundidad a sus personajes, ya que aparecen los brazos armados de la justicia, los sheriffs y sus secuaces… La noción del bien y del mal no está muy clara, pero la lucha por la vida de este pueblo asediado da ritmo a la trama. Y rápidamente adoptamos su causa, mientras los representantes de la ley –en particular su líder (que parece habitado por una iluminación cristiana)– se hunden en la locura.

En cuanto al dibujo, el estilo bastante crudo de Pastor encaja perfectamente con la historia propuesta. La limitada elección de colores aporta estilo al conjunto. Las grandes viñetas dan aire a la narración. El corte es clásico y eficaz. El dibujo de Pastor, que trabajó en acuarela, es precioso y original para este western. Así que no me quedan más halagos. Un cómic que se disfruta mucho, donde no hay grandes sorpresas pero está muy bien hecho. Una película palomitera, que dicen por ahí.

Reseña: El Horror del Túmulo. Los Diez Relatos Weird Western, de Robert E. Howard

Costas de Carcosa, que nos tenía algo abandonados con esta colección en tapa dura que tan buenos momentos nos viene dando, regresa a lo grande con una tremenda antología, una publicación a manos del maestro del fantástico como fue el gran Robert E. Howard. Relatos de horror dentro del género western. Una mezcla que siempre he dicho que bien elaborada, puede ser una cazuela con un olor tan rico como sorprendente. Porque no es muy común ver que el genero western se mezcle con otro, y mucho menos con el Terror, y salga un buen resultado. Y en las manos y mente de este hombre brotaba… En Los Diez Relatos Weird Western vais a ver que esto se trata maravillosamente bien. Y es que el maestro escribió una de las primeras historias del Weird Western jamás creadas como fue El horror del túmulo, que junto a Las palomas del infierno, es uno de mis cuentos favoritos del creador de Conan, Kull o mi amado Solomon Kane. Porque Robert Ervin Howard fue un escritor pulp estadounidense de ficción fantástica, terror, aventuras históricas, boxeo, western y detectives. Howard escribió más de trescientas historias y setecientos poemas de pura emoción desenfrenada. Y aquí está la prueba exacta de como también hizo sus pinitos en tramas con el Lejano Oeste de fondo.

Todo lo que hacía o escribía Howard se convertía en oro puro.

Tras otro poderoso Prólogo como nos tiene acostumbrados el maestro Javier Jiménez Barco para la ocasión, tenemos a El horror del túmulo que es el relato que lidera esta antología. Y el más potente. Donde un codicioso vaquero de Texas busca un tesoro en un túmulo indio y despierta algo antiguo y malvado. Pero este tomo tiene otras maravillas como El hombre en el suelo o El corazón del viejo Garfield, un cuento de 1933 y una de las mejores historias extrañas que he leído en mucho tiempo porque no recordaba nada de nada y no estoy seguro de haberla leída en el pasado. Aunque creo que sí porque me recuerda a un relato que escribí, así que seguramente “bebí de este río”. Aquí lo siniestro y el horror están plenamente integrados en la puesta en escena de la frontera asentada. Personas que sentiréis que son o fueron verdaderos tejanos que se enfrentan a un misterio, pero que responden a ello con verdadera determinación. Nada de intelectuales sino de hombres prácticos enfrentándose al horror en las llanuras. Y La muerta recuerda es una historia casi perfecta de venganza y una excelente caracterización de la mentalidad de los vaqueros y de la sociedad ruda y dispuesta del Oeste de allá por 1870.

Pero hay más relatos con la mejor ambientación de finales del XIX en el verdadero Far West. Como Por el amor de Barbara Allen, El secreto del valle perdido (un lúgubre relato subteosófico de antiguas razas depravadas que descienden a toda velocidad en la escala evolutiva), El extraño caso de Josiah Willbager (que cuenta como nativos americanos le arrancaron el cuero cabelludo y lo dieron por muerto, pero sobrevivió milagrosamente gracias a una visión), El jinete del trueno, El horror en la noche, La sombra de la bestia (el hombre sureño defiende a su mujer de piel clara de amenazas bestiales sólo para encontrar algo aún más bestial y oculto rondando una casa; todo esto sin olvidar que cada relato viene con alguna ilustración y el volumen cierra con unos Apéndices; el primero, contenedor de unos poemas que el autor lanzó también con esta temática; y el segundo, artículos sobre cómo algunos de estos relatos también vieron la luz dentro de los cómics de la EC.

Siempre diré que con la lectura de una obra de Howard es muy difícil no ganar. En sus cuentos de terror, en el peor de los casos, es pulp. En el mejor de los casos, es un digno heredero al menos de Poe, incluso si hay gente que dice que nunca llega a igualar a Lovecraft (para mí lo supera); Howard aquí ambienta sus historias en la Texas que conocía, hace obvio como podía profundizar en el corazón del hombre blanco pobre y con problemas de aquella época y deja historias inolvidables en lo que es uno de los grandes libros publicados este año.

El horror a lo desconocido en el Lejano Oeste que, como en cualquier lugar del mundo, está ahí fuera. Aunque muchos se nieguen a creerlo retirando la mirada.

Reseña: Veneno Vol.1, de Laurent Astier

Emily, hija de una prostituta, llega a un pueblo del Oeste. Pero no es una mariposita cualquiera…

Tras este «anuncio» quería saber más. Veneno olía a buen cómic europeo del Oeste. ¿Me equivoqué? Veremos: tenemos un western que recupera muchos estereotipos del género, y es interesante y suficientemente intrigante con su narración intercalada con flashbacks que muestran la infancia de una niña en un burdel y la de cosas chungas que allí ve. Una vez adulta, regresa al pueblo y causa estragos haciendo correr la voz sobre diversos temas. Eso en un principio porque huele a que está ocultando muy bien el plan que tiene entre manos. Al parecer, la heroína (apodada Veneno por un explorador apache), arrastra un duro pasado, y claramente estamos ante una historia de venganza, de las que Clint Eastwood sería capaz de llevar de forma molona a la gran pantalla. ¿Es un tema manido y aún más dentro del western? Por supuesto. Pero Laurent Astier demuestra un guion atractivo en lo que puede ser una de las series más chulas que uno/a puede disfrutar este año que comienza en nuestro país.

Primer álbum que comienza bien ambientando la escena y los personajes, podemos adivinar algo no católico bajo las motivaciones de Emily, que sugiere algo interesante, sobre todo porque este western tiene una muy buena ambientación. Un rincón perdido de Colorado, acción ambientada en 1900, principios del siglo XX, cuando Occidente estaba cambiando, una heroína con un carácter rudo y un hermoso atuendo. Ideas que son cautivadoras para empezar la trama, sobre todo, porque es una historia directa que va como un tiro. Comienza en un burdel, llegamos a Silver Creek, hay un asesinato, luego una cacería y terminamos en una reserva comanche… Y mezcla lo ficticio y lo real, como mola que se haga en los westerns. Estamos hablando de Butch Cassidy, el salvaje Wild Bunch, Geronimo, Quanah Parker, Tom Horn y Charlie Siringo y Sundance (personaje que tiene otra serie en Glénat, por cierto). Eso sin contar los chicos de Pinkerton… toda una serie de gente que realmente existió. Toda esta people sale en la serie, el problema es que tendremos que esperar a más publicaciones para verlos a todos. Esperar. La dura espera. Pero lo que importa es que Veneno es un álbum recomendable que está aquí. Con una portada atractiva, cómic contenedor de una trama con personaje solitario de una chica carismática que hace que quieras saber más.

Del dibujo de Astier no tenía muy buenos recuerdos de Cirk, aunque cierto es que Comment faire fortune en juin 40 me encantó. Como dibujante, es irregular. Pero encontré sus mejores trazos aquí. Su dibujó además se nota que ha mejorado con el paso del tiempo aunque todavia le queda algo que definir. Especialmente, los rostros y aún más el de las personas mayores (el viejecito del principio, por ejemplo). Aunque son lo que son, quejas porque sí. Este álbum tiene unos dibujos del pueblo y el desierto sorprendentes. Muy en el estilo de Ralph Meyer, así que no está mal. Una última pega sería decir que yo habría traducido el título de la serie tal cual (La Venin – La Veneno), así desprende el personaje más maldad, si cabe.

Me gustan los westerns, aún más los que se hacen dentro de la BD. Y este cumple su papel con creces. Emily en busca de venganza y sin miedo. Una joven que no tiene nada que envidiar a los héroes más duros del Far West.

Reseña: Érase una vez… EL OESTE, de VVAA

Que duda cabe que leer estas historias transportan a la infancia. Que lindo poder volver a ser niño con estas colecciones de Disney y a poder disfrutarlas de nuevo, ahora con ojos de adulto. Y ahora aún más con este nuevo tomo Disney Limited Edition con historias centradas en el género western al que tanto me he enganchado en los últimos tiempos. Obras de los grandes de esto como fueron Guido Martina y Guido Scala, dos grandes autores italianos que trabajaron a destajo para la revista Topolino y para el caso sacaron excitantes episodios que ahora se recogen en este integral denominado Érase una vez… El Oeste. Donde descubriremos a nuestros personajes de Disney favoritos protagonizando algunos de los grandes -y no tan grandes- eventos que dieron vida a la gran epopeya del Far West norteamericano.

Recopilados aquí todas las historias western que se recogieron en ciertos números de la revista Topolino (#1227, #1281, #1186, #1334…) publicados en diferentes años (1977, 1978, 1979, 1981…). Historias que pese a que tenemos personajes animados, trasladan de todas-todas a todo lo que fue de forma general el mundo del Lejano Oeste. Coo joyitas como Donald, el sheriff de dos estrellas, Daisy y el pistolero sin rostro u obritas muy al estilo de El bueno, el feo y el malo como puede ser Donald y la banda de los Taimados.

Pero, sobre todo, Donald. El pato más famoso de Disney es, por excelencia, el personaje principal de estas historias. O sus familiares. En otro gran tomo de la genial colección en la que se está convirtiendo estos maravillosos Disney Limited que por lo menos yo y mis niños disfrutamos lo más grande. Colecciones ilustradas por varios de los más prestigiosos dibujantes italianos que recalaron en la marca Disney. Dos autores que se hicieron grandes a partir de esto pero que duda cabe que tenían el don para ello. Así que: ¡Ven al Oeste con Donald y su pandilla! Yo que tú no me la perdería, forastero.

Guido Martina y Guido Scala en su punto cumbre.

Lo disfruté a tope.

Reseña: Tex Willer. En la Tierra de los Semínolas, de Boselli y Rubini

En el western italiano clásico de posguerra se encuentra el cómic de Tex Willer. Una obra clásica traducida a doce idiomas, una tira que tuvo, dado su gran éxito, una amplia distribución. Un obra que fue creada inicialmente por Giovanni Bonelli quien, desde muy temprano, se lanzó a todos los géneros dentro del mundo del cómic. Pero es el western lo que más inspira a este prolífico creador que en sus historias, sabe unir crónica y leyenda, personajes reales y ficticios, aprovechando perfectamente las obras que captan la simpatía del lector. No obstante, cuando Tex aparece en 1948 en folletos, la tipología del western seguía siendo esquemática, se basaba, sobre todo, en las pelis de serie B norteamericanas y bastaban algunas características para dejar claros los roles de cada protagonista. Los buenos por un lado, los malos por el otro, no había medias tintas. Y este cómic está inspirado en aquellas sagas que a tantos de nuestros padres y abuelos divirtieron. Tex es un legal-bueno, asesino de injusticias, siempre del lado de los débiles. Así como un conciliador entre indios y malutos blancos…

Aunque Tex Willer tiene un estilo clásico, sus aventuras gozan de gran reputación y es una serie por la que han pasado equipos de dibujantes de mucho talento. El autor escribió guiones hasta… 1985 (¡desde 1948!) y luego pasó a la pluma a Claudio Nizzi. A partir de 1988 trabajaron en la serie ilustres “invitados”: Víctor de la Fuente, Buzzelli, Boselli, etc. Pero: ¡Tex Willer todavía existe en Italia! Y en nuestro país nos tenemos que contentar con cositas sueltas que van trayendo una editorial u otra. ¿No vende el western, nuestros cómics de vaqueros? Diría que sí. Hay que darle una vuelta a este tema. Conozco una amplia gama de aficionados al Lejano Oeste que está encantados de pillar estos cómics que tienen un muy buen trabajo detrás, realista, donde las historias en blanco y negro permiten apreciar el verdadero trabajo de los ilustradores.

En la tierra de los semínolas sabremos de la muerte de Brian Carswell. Tenemos a un agente federal que tendrá una misión especial. Pretende llegar a un compromiso con valentía y perseverancia a todos los territorios de los Estados Unidos de América. ¿La misión? Capturar a Tex Willer. Para escapar de la implacable persecución, los fugitivos terminan en Florida, donde desde hace treinta años, en pantanos infestados de serpientes venenosas y cocodrilos feroces, se libra una guerra sangrienta entre el ejército estadounidense y la tribu india de los semínolas. En un torbellino de aventuras y giros, primero un soldado, luego un desertor y finalmente un traidor que se ha pasado al enemigo, Tex se encontrará luchando no sólo por su vida, sino por la salvación de todo un pueblo.

Durante más de medio siglo, Tex ha protagonizado innumerables peleas, tiroteos y cabalgatas, ayudado por fieles amigos (Kit Carson, Tiger Jack), pero se diferencia del resto de occidentales por su vida privada, ya que por primera vez, este guionista le da un toque de abogado defensor, con esposa, un hijo y responsabilidades. De ahí el éxito popular sin igual de este cómic que además aporta dibujos de calidad. Que un personaje evolucione, tenga una vida “real”, no está muy visto, ¿no? Pues menos aún en el siglo pasado. Por eso el éxito de Tex Willer que animó a numerosos editores italianos desde principios de los 50 a explotar la vena del western popular, adelantándose así en unos quince años a los productores cinematográficos del spaghetti-western. Para muchos, me consta, cómics que iniciaron el gusto por el género del western.

Una auténtica leyenda del cómic popular que Panini Cómics y Sergio Bonelli Editore nos ponen de nuevo en cartelera.

Reseña: Go West Young Man, de Tiburce Oger y VVAA

Para hacer un descansito de tanto Terror en estos días de mal tiempo y grandes lecturas haloweeneras, nos hemos metido en vena por aquí un poquito-mucho de western- Y del bueno. Una selección de historias, un buen tomo del tramas del Oeste, un buen bourbon de unos catorce años donde se repasa la conquista del Oeste americano mediante catorce historias interconectadas. Donde se demuestra que Tiburce Oger es un maestro del género western, y como buen líder de la manada, escribe el guion de cada una de las pequeñas historias que componen Go West Young Man, siendo el interés principal de la historia recorrer la conquista del Oeste americano, como os decía. Una lectura que nos ha resultado bastante agradable. Cuanto menos, cada una de las historias, entretrenida. Historias no muy extensas donde saltamos de una época a otra con nuevos personajes cada vez, siendo el único nexo común un reloj de bolsillo que pasa de un dueño a otro como un MacGuffin maldito. Desde las guerras coloniales a la intervención estadounidense en la revolución mexicana, los destinos se cruzan y las generaciones se suceden. Pioneros, indígenas, forajidos y prostitutas lucharán por sobrevivir a espacios inmensos y guerras interminables. Go West Young Man es un sueño hecho realidad para grandes amantes del género western. El sueño de un fanático del cómic y del Lejano Oeste que imaginó una vez ver reunidas a los más grandes artistas del cómic europeo en un mismo álbum.

Tiburce Oger ha conseguido reunir aquí a, nada más y nada menos, que dieciséis artistas en un tomo de más de cien páginas que recorre la leyenda del Oeste americano desde el siglo XVIII hasta principios del XX. La gran mayoría de esos diseñadores ya han trabajado en el género pero en palabras del guionista: es como si John Wayne, Clint Eastwood, Gary Cooper y otros se reunieran en una misma película.

A través de estos relatos de dos a nueve páginas, seguiremos el viaje de un reloj de bolsillo de oro desde la época de las guerras anglo-indias de los Grandes Lagos a mediados del siglo XVIII hasta la Gran Depresión de los años 30. Seremos transportados a los cuatro rincones del Oeste Americano, desde la frontera canadiense hasta México, desde Pensilvania hasta California. Y en cada lugar, en cada época, descubriremos un contexto diferente, que nos permitirá sentir la evolución del mundo americano a lo largo de estos años, cruzarnos cerca o lejos con lugares, entidades y personajes ilustres, con la voluntad siempre de mostrar una auténtica trama típica de estas épocas.

Me encantó esta idea de unir a grandes ilustradores del cómic europeo, en especial, que aceptaran colaborar en una obra única. Aprecio aún más que no se trate de una colección clásica de cuentos independientes con sus pros y sus contras, sino más bien una saga iniciada, ciertamente compuesta de episodios, cada uno con un principio y un final, pero verdaderamente unidos entre sí por la misma «línea de vida» que sigue al reloj. Me encantó ver esos talentos gráficos reunidos, insisto. Cada autor aporta su propio universo visual, recordando inmediatamente las obras con las que se hizo famoso y al mismo tiempo encajando muy bien en este conjunto armonioso. El guionista también optó por adaptar cada historia al diseñador que se encargaría de ella para acercarse lo más posible a sus respectivas preferencias y estados de ánimo. Y cada una de estas historias son como mínimo agradables. La ambientación conseguida en cada una de ellas es maravillosa.

Si tuviera que hacer una critica, sería el realismo pesimista, incluso lúgubre, de muchas de estas historias, porque la muerte casi siempre está presente y la tragedia tiene a veces lados desesperados. Esto se explica por el hecho de que cada historia es un paso del testigo del reloj a un nuevo propietario. Por eso tampoco me desagradó tanto el tema. Tiene su lógica. Pero resumiendo, estamos ante unos de los tomos joyita, publicado en nuestro idioma, por supuesto, por la siempre interesante Norma Editorial.

Reseña: Chick Bill 1969-1970, de Tibet y Duchâteau

Como si fuese una especie de droga, mi padre solía decir (en una pregunta que parecía hacerse a sí mismo): «¡Niño! ¿Una del Oeste?«. Lo mio con el género western tiene su historia. Una que probablemente habré contado ya. Es un género que nunca me gustó y que casi llegué a odiar de pequeño. Pero también es una de las muchas cosas que cambiaron al hacerme viejóven. El gusto por lo antiguo, especialmente, por que noté que mis ojos se habían abierto del todo y vi ciertos recovecos a los géneros y sus historias. Los detalles. Si nunca dejaste la lectura constante y tocaste cantidad de palos o géneros literarios en el proceso, obtuviste este poder. Y estoy totalmente de acuerdo con la máxima de que el western evolucionó al denominado actualmente género negro. Y eso ya es otra cosa, friends. Aun así, las historias del Oeste dejan poso e incluso combinadas con misterio, terror, incluso con el humor, suele quedar una ensalada la mar de rica de esas fresquitas que apetecen de vez en cuando. Un ejemplo de ello es Chick Bill.

Chick Bill es la famosa serie de cómics de la BD que Dolmen Editorial está publicando en nuestro país por ciclos. Cuentan que en 1953, Lucky Luke ya no era el único cómic occidental humorístico. Llegó Chick Bill, un fiel vaquero, que al igual que Lucky Luke, era un semi-dios con el gatillo, y junto a varios personajes exponía cantidad de aventuras a cuál más chula. De hecho, uno de los personajes que para mí casi lo eclipsa es el secundario sheriff Dog Bull; estúpido, torpe, enojado, jactancioso pero hecho de buena pasta, flanqueado por su adjunto Kid Ordinn; un simplón ingenuo y tontorrón, prototipo de imbécil magnífico que en ocasiones puede aparecer con un aspecto asombroso, como en el episodio El inocente del pueblo o El arma secreta de Kid Ordinn. Álbumes magníficos, por cierto.

El tema es que me picaba el gusanillo del western nuevamente y aprovechando que regresaba un nuevo tomo como novedad, decidí devorar el correspondiente a los años 1969-1970. Otro de los buenos integrales en tapa dura de la colección que Dolmen Editorial está editando. Una colección que intento seguir fielmente y que en este caso hablamos de un volumen que contiene solo tres historias: Un inocente se encuentra en medio de una ciudad habitada por bandidos, en la que el delito es ley, y un disfrazado Dog Bull se inmiscuye en ella para rescatarlo; un dibujante ha convertido a Kid Ordinn en la estrella de su exitosa historieta, mientras este se las ve y se las desea para enfrentarse a un persistente atracador de bancos; y un buhonero consigue construir un robot con la intención de vendérselo a un excéntrico y acaudalado coleccionista, en una aventura en la que nada ni nadie es lo que aparenta ser.

Además, un volumen que cuenta con una “Kidordinería” que no había sido reeditada desde 1970 y sus habituales extras.

La calidad de las historias en estos integrales es importante. Son historias agradables de leer, un agradable diseño del maestro Tibet, que mezcla aventuras, humor y otros géneros dentro del entorno Salvaje Oeste. Es cierto que Chick Bill no se considera un cómic de culto, lo que me parece lamentable. Pero los requisitos los cumple de-todas-todas. Eso os lo aseguro. Siempre-siempre es un cómic, historia o tomo, disfrutable. Y eso no se dice de cualquier cómic, y menos, uno clásico.

Solo tenéis que poneros con una de estas geniales historias para daros cuenta.

¡Niño! ¿Una del Oeste?

Reseña: Catamount Vol. 1, de Benjamin Blasco Martinez

Catamount consta actualmente de cuatro álbumes y Yermo Ediciones acaba de publicar un primer volumen que contiene los dos primeros. El primer título puede leerse como un relato completo. Los álbumes segundo y tercero forman un díptico, por lo que ya sabéis que aquí hay cliffhanger. Mmmm… Pero todo sea por poder completarlo con una segunda publicación en el que supuestamente aparecerá el cuarto título que también es una historia completa así como lo que parece que será el final de un ciclo. De hecho, me contaron mis «pajaritos” que ese cuarto título de Catamount es todo un espectáculo por que en él, el prota ya se ha convertido en una leyenda y da paso a su «nueva» vida. Ganazas.

Pero vamos a lo que tenemos; la serie ofrece temas extremadamente clásicos para el género. El primer volumen es una historia de colonos víctimas de la venganza ciega de los indios. ¿Típico? Sí. ¿Uso recurrente de una historia grabada a fuego para los que gustan de las historias del Oeste clásicas? También. Es una trama bastante fiel a lo utilizado en los westerns americanos de principios de los 60, mientras que los siguientes volúmenes están mucho más marcados por el espíritu de los spaghetti western de los años 60 y 70 (fuertes homenajes al Grand Silence son además identificables). La segunda historia me enamoró por lo que cuenta. Y aunque la trama central nos sitúa en plena conquista del Oeste cuando la familia Osborne recoge a un recién nacido, el único superviviente de una caravana de colonos asesinados por los indios cheyenne. Niño al que llamarán Catamount (gato de las praderas). Años después, Catamount se convertirá en un vaquero y magnífico pistolero gracias a las enseñanzas de un viejo trampero. Pero el deseo de vengarse de los asesinos de su familia lo llevará a alejarse de la vida en el rancho y adentrarse en las praderas del Lejano Oeste. La segunda trama gira en torno a la construcción de una línea ferroviaria, cosa que me moló cantidad.

Como aficionado al western tardío (he contado en ocasiones que nunca me gustó el género quizás porque era lo que más le molaba a todo el mundo en mi niñez), con el paso de los años y las similitudes encontradas con el género negro, me enganché. Y, en este caso, confieso haberme sorprendido gratamente por estas historias que al parecer son adaptaciones de una trilogía de un autor francés de principios del siglo XX llamado Albert Bonneau. Mas, yo las disfrutó así. En cómic. Porque aunque he intentado leer novelas western (y me fui a las buenas, a los clásicos), son un tipo de lectura que no me llega al cien por cien. Pero en formato cómic, oh dioses, si las disfruto.

Y tiene mucha culpa el dibujo. En Catamount, si el primer volumen es, a mi gusto, el más arquetípico de lo que se puede esperar del western, el siguiente da un cambio del copón y se ve tremendamente más elaborado. Eso sin contar que los personajes cobran profundidad y la mayoría de personajes principales acaban revelando cierto lado oscuro o ciertos secretos (no es que la humanidad de cualquier personaje deba tener una cuota intrínseca de oscuridad… pero se vuelven mucho más creíble, sobre todo, en el Far West de finales del siglo XIX). Pero hablaba del dibujo. Aprecié mucho el trazo nervioso y ahumado de Benjamín Blasco-Martínez, que a partir del segundo volumen se afirma aún más y se vuelve más preciso y sustentado. Sus atmósferas de montaña o bosque son sencillamente cautivadoras, y las expresiones de sus personajes están muy bien plasmadas.

Amantes del western, tenemos cómic digno de atención.