Reseña: Infiel, de Pornsak Pichetshote, Aaron Campbell y José Villarrubia

Cómic de Terror, ladies & gentleman, vamos con más de lo bueno. El pasado mes Norma Editorial publicó Infiel (Infidel), una de esas historias hechas para los que le encantan pasar miedo, o al menos (según tú y tu irracionalidad), lo intentan. Además, es un titulo que vale para corroborar un tema que suelo hablar con lectores constantes, esos mismos que se quejan tanto como yo de que se publica poquísimo Terror literario en nuestro país. Insisto en mi teoría y la expongo ya como una máxima:

El mejor Terror escrito

nos está llegando en formato cómic.

Una prueba fehaciente de ello es Infiel, el cómic de Pornsak Pichetshote, Aaron Campbell y nuestro paisano muy norteamericano José Villarrubia; otro trabajo donde lo borda, por cierto. Dicen que la diversidad es la sal de la vida, y yo alego que sin terror o miedo no estaríamos aquí hoy en día tan poderosos como nos sentimos. A lo largo de mis años como lector y entusiasta de novelas gráficas y libros de literatura fantástica que tratan los tres grandes géneros en el que me desvivo por leer buenas historias de Terror, me he topado con cantidad de argumentos que se limitan a adaptar clásicos o derivan de guiones fílmicos que sí fueron originales. Novelas gráficas escritas por hombres y mujeres, ideas gráficas elaboradas por afroamericanos, caucásicos, hispanos, chinos, indios, etc. Miedos que parten del interior de nosotros, los seres humanos. Dentro de este enjambre hay una parte de la colmena donde se ubican los que dan vida a algo en lo que no habíamos pensado. Algo original. Esa es mi eterna búsqueda del Santo Grial. Por eso no descanso hasta ponerme con un titulo que lo proponga, al que yo al abrir la primera página le diga: «Por favor, asústeme, me encanta pasar miedo. ¡Métete en mi cabeza!». Haz que me pregunte sobre la procedencia de ciertos ruidos en la noche o porqué en el lugar donde trabajo, oigo pasos en un pasillo en el que no hay nadie.

Una mezcla de todos estos conceptos se juntaron al leer Infiel, de Pornsak Pichetshote (un autor y director de cine tailandés-estadounidense), que con su guión provoca que te preguntes por qué la gente piensa que mudarse a una casa antigua es una idea espléndida. Un tema que engloba a todo ser humano, por el que tiene que pasar, da igual raza, género o religión. Pues en el Terror (para el dolor de Drácula), todos estamos en el ajo. El miedo no hace distinción.

Infiel es la historia de Aisha, una mujer musulmana-paquistaní-estadounidense, que vive en Nueva York con su prometido, Tom, un simpático hombre católico caucásico y su hija de un matrimonio anterior. Las cosas se vuelven económicamente difíciles para la pequeña familia (¿el desencadenante?), por lo que se mudan a un apartamento con la devota madre católica de Tom. Los choques culturales y de edad son inevitables, pero lo cierto es que Aisha se esfuerza mucho por suavizar las cosas y encontrar puntos en común en el nuevo hogar que ahora es su casa. Los escalofríos llegan cuando Aisha descubre que el complejo de apartamentos donde ahora vive fue una vez el punto focal de una masacre estilo Amityville. Un lugar “infiel” lleno de poltergeists, tensión racial, fantasmas, malentendidos religiosos, posesión demoníaca, xenofobia, una puerta al Infierno, en toda regla. Entonces, ¿qué podría salir mal?

Uno se identifica fácilmente con las experiencias de Aisha. Yo que a mi edad he trabajado en cantidad de sitios desolados a los que no quiere ir nadie -y mucho menos pasar la noche-, todo suma si los demonios aterradores que sobrevuelan nuestra mente, se hacen contigo. Historias gráficas así pueden ser todo desafío al ser leidas en sitios así. ¿Masoquismo? ¿La locura a un paso? «¿Por qué pasarlo mal?», dicen los que no quieren ir al cine a ver una peli de Terror cuando, en realidad, su pulso acelerado dice que lo pasaron bien, pasándolo mal. Que amo el Terror y punto, friends. En todas sus formas de expresión. Para mí, confirmar que hay alguien al otro lado, no es otra cosa que evidenciar que nuestra existencia se alarga de alguna forma. Para bien o para mal.

La lectura de Infiel provocó que me levantara más de una vez de la silla.

Reseña: A Tumba Abierta, de Joe Hill y Stephen King

Me enganché a Joe Hill en realidad con un cómic. Formato para el que creo que tiene un enorme potencial. Fue con la traslación de un relato que él mismo escribió para su primera antología llamada Fantasmas. Me interesa este autor porque a pesar de ser el hijo de quién es, he comprobado que con el tiempo la buena semilla, el don para escribir Terror, lo tiene. Con el tiempo, he podido ver la evolución de un escritor cada vez más confiado en sus habilidades. Sé que hay gente que no traga su novela debut El Traje del Hombre Muerto, pero a mí me encantó. No obstante, todo lo que se ha ido publicando en nuestro país tras esa novela, sí que tiene una buenísima aceptación. Hay mucho flipe con las originalidad de historias que propone. Acudo a Nocturna Ediciones, que es la genial editorial que nos está trayendo sus obras en nuestro país, para deciros que Joe Hill en la actualidad es autor de novelas súper-ventas, premiadas, como Cuernos (que tuvo peli con un mayorcito Harry Potter como protagonista), NOS4A2: Nosferatu (adaptada a la televisión por AMC) y Fuego (próximamente llevada al cine por la 20th Century Fox). Todas ellas novelas que podéis encontrar en dicha editorial. Pero si por algo es conocido Joe Hill es por ser creador junto a Gabriel Rodríguez del magnífico cómic Locke & Key, que también se trasladó a serie de TV. Como veis, está marcado por «la maldición” de su padre Stephen King. Las productoras cinematográficas se pelean por comprar los derechos de todo lo que escribe. Y esto no es moco de pavo.

Ahora llega su segunda colección de cuentos, A Tumba Abierta (Full Throttle), y aunque se cuenta que estos relatos fueron escritos durante un período de 13 años, muestra la marca de un autor que se independizó ya a pasos agigantados de la sombra eterna de ser hijo del Rey del Terror como es. De hecho, A Tumba Abierta es súper interesante por que en dos de las 13 historias de la colección (ese número nuevamente) comparte co-autoría con su viejo. Y tras leerlos, concluir que hay una diferencia que se puede detectar entre el estilo de escritura de Hill y el de King. Sí, lo he detectado. Hill me parece un poco más refinado y comedido cuando se trata de narrar el horror, mientras que King está listo siempre y es capaz de ir a lo profano y lo más asqueroso fácilmente. El típico señor que está de vuelta, que no tiene que convencer a nadie, que pasa de todo y escupe cada dos por tres en la calle…

Se detecta la diferencia porque son como la luz y el día. Comparando los dos estilos, puedes jugar a ese juego de quién escribió qué y cuándo. Una de las historias (Lo único que me importa eres tú) parece un poco cursi, de hecho, está ambientada en un mundo donde los robots conceden deseos y esos deseos implican poder flotar desde un rascacielos alto hasta el tierra en una membrana similar a una burbuja. Es evocador, un poco zen y no es el tipo de historia que escribiría Stephen King. Es la prueba de que Hill es de una época de escritor diferente a la de su padre y sus influencias están más arraigadas, por ejemplo, al estilo de Neil Gaiman. Algo que no he dicho aún, pero se me parecen una barbaridad. Incluso más cercano es, a un Ray Bradbury o Richard Matheson, y él mismo lo aclara en la Introducción.

Dice tener una deuda con ambos.

Al igual que en toda antología, hay relatos que funcionan mejor que otros. En A Tumba Abierta, me da la sensación de que te molará uno u otro en función de tus gustos. Porque todos tienen una alta calidad pero en su totalidad tocan géneros literarios fantásticos distintos. Para mí, El Carrusel de las Sombras no es tan memorable como Acelera, por ejemplo. El cuento que abre el tomo y que loco ando por que llegue ya la adaptación de este relato que haciendo la HBO. Lo que no se me puede rebatir es que la originalidad está en los relatos El Diablo en la Escalera y Twiteando desde el Circo de los Muertos. En como están escritos. No digo más. Sin embargo, una de las historias que más me ha marcado es La Estación de Wolverton; trata de un ejecutivo de una cadena de cafeterías que una noche se topa con una especie de guarida de hombres lobo mientras viaja en un tren por la famosa estación inglesa. ¿De esto no se hace peli?

Historias palomiteras, entretenidas, la escritura bastante deslumbrante, con Hill descubrí que a veces las personas que tienen problemas morales sobre cómo hacer lo correcto, terminan desapareciendo. Sí, en el mal sentido. Y eso es muy real. Los buenos se van antes. Y nadie es perfecto, ¿no? Para colmo, en esta antología, Hill comparte el mismo rasgo que su padre y otros muchos escritores que han puesto de moda poner en sus antologías, al final del libro, el cómo se le ocurrió tal relato o lo que piensan de ellos.

Me encanta.

Reseña: Meddling Kids, de Edgar Cantero

Ha tardado pero ya está aquí, en nuestro idioma, este libro que tan buenas sensaciones dio al publico norteamericano en 2017. Un español petándolo en la lista de best-sellers del New York Times.

Oí sobre Meddling Kids, de Edgar Cantero, comparaciones de todo tipo; que si Los Goonies, E.T., Cuenta Conmigo (Stand by me) o la concurrida para estos argumentos de grupos de niños en apuros con misterio de fondo, Stranger Things. Incluso, Scooby Doo…, que aunque tiene algo, en mi opinión, no le hace ningún bien esa comparación. Es más It. Y es cierto que recuerda a estos grandes títulos, pero friends, queridos friends, siempre hay más. Meddling Kids es una idea brillante unida a una ejecución hermosa y con un tono perfecto. Una yuxtaposición de nostalgia de casos detectivescos de colores primarios con un subtexto de sobreviviente de trauma seriamente oscuro que golpea como agua helada cada vez que empiezas a divertirte demasiado. Por muchas cosas. En especial, esos recuerdos que tenemos de vez en cuando, a lo que debe haber sido ser un niño asustado, con un monstruo en la puerta arañando para entrar.

Bien, pues la nueva novela de Edgar Cantero ya está aquí de la mano de Insólita Editorial, con una buena traducción de Christian Rodríguez . Donde de primeras nos topamos con Andy, uno de los cuatro personajes principales, miembro de por vida del Club de Detectives de Verano de Blyton que en el bonito año de 1977 (jeje) desenmascaró al monstruo del lago Sleepy muy a lo Scooby Doo, pues resultó ser un imbécil con una máscara de goma que intentaba ahuyentar a la gente de la mansión encantada del pueblo donde buscaba oro. Trece años después, estos chicos viven atormentados por los recuerdos de unos hechos que difícilmente pudieron ser obra de un tipo con una máscara. Hay cosas que no cuadran cuando las piensas con mente de adulto. Andy fue la bossie a la que probablemente y pese a sus travesuras a todo el mundo le caía bien. Tim, cabe señalar, es un perro. Un weimaraner, bisnieto del intrépido Sean, quien junto con Andy, Kerri, Peter y Nate años atrás, vivió aventuras de detectives en sus veranos -vacaciones escolares- en Blyton Hills, Oregon. Junto al canino, Kerri, la otra niña del grupo de entonces, ahora ahoga sus penas en el alcohol. Nate, el fanático de las novelas de terror está internado en el manicomio de Arkham, Massachusetts, pero Nate sigue en contacto con Peter, el deportista convertido en estrella de cine que fuera el líder de la pandilla… Y eso que lleva años muerto.

¿Todo esto os resulta (fans de Stephen King) de algún modo familiar? Debería. Y aunque no hayáis (por amor del destino) leido nunca nada del Rey del Terror, como niños de los 80s el argumento os tiene que resultar familiar/atractivo si vivisteis en primera persona el querer ser detective, investigar casos tan siniestros como misteriosos. Fue una moda que nos atrajo y que vivimos muchos en nuestra infancia. Los dibujos animados de los sábados por la mañana, aventuras y casetas en los árboles, una cueva nueva por descubrir, encontrar una bicicleta o muñeca perdida, un día en el bosque, en el Canal de los Presos, en la Universidad abandonada; lugares que nuestros padres no querían ni que pisáramos… Todo esto debería seros tan familiar como vuestro aliento. Eso sin mencionar a todos aquellos fans de Los Cinco, de Enid Blyton. ¿Niños Entrometidos? Bonito y feo a la vez titulo en español, pero una idea rescatada muy chula de Edgar Cantero que da para unas buenas tardes de lectura.

La nostalgia. La verdad de la vida. Amigos que fueron y que ahora son unos extraños más. Gente con las que compartisteis todo, hermanos eternos de entonces, el último verano que los separó. Punto y aparte y caminos separados. Hasta que alguien dice basta. Casi siempre hay algo por lo que volver a ser lo que fuimos. Siempre quedará algo que nos une. Ninguno de ellos habló sobre los cadáveres que colgaban de los árboles alrededor de la mansión encantada. Nadie habló de lo que realmente pasó en las mazmorras. En los 90s, Andy es una delincuente buscada en dos estados pero lo único que realmente le persigue es el Terror de su infancia. Kerri se bebe sus pesadillas en la ciudad de Nueva York y ve en el hielo el Mal. Nate, entre locos, intenta ocultarse y Peter, el perfecto, ya no existe. Ese si que descansa. Suicidios a un paso. Pero Andy ha decidido que es hora de volver a unir a la pandilla y regresar a Blyton Hills. Hallar la tranquilidad, la paz mental, resolver aquel misterio con mente adulta y eliminar ese cáncer que los haido devorando lentamente.

Meddling Kids es ese libro que quieres leer y lo sabes. Antes de que se convierta en peli. Trama divertida, triste, trágica, terrorífica y muy pulp. Tu niño interior quiere saber.

Reseña: Asuntos de Muertos, de Nieves Mories

Cuentan que, en el interior de la casa con un seis pintado en la fachada, se habla con los muertos. Dicen que han visto salir de ella a hombres lívidos y a mujeres llorando. No suelen descorrer las cortinas, apenas hacen la compra y ni se relacionan con nadie. El padre dejó de trabajar para llevar este negocio desde casa, “Asuntos de Muertos”, lo llaman.

La historia de Nieves Mories es una novela de Terror contemporánea difícil de olvidar. Viaja de un lado a otro en el tiempo capturando al lector sin dejarle espacio para que escape de sus páginas. El texto bellamente afinado, acompañado de momentos casi poéticos, está impregnado de una rica descripción, generando tensión y una atmósfera que a veces te hace detener la lectura. Necesitas escuchar que tu corazón sigue latiendo…

Si bien existen elementos sobrenaturales aterradores, serán las personas los verdaderos monstruos aquí. La naturaleza humana asoma su espantosa cabeza mostrándose en su forma más cruel y egoísta. Son las memorias del pasado y el presente de una familia contada por una de las hijas. No fue un hogar feliz. Era un sitio horrible donde no solo hacían negocios con los muertos, sino que también ellos crearon los suyos. Victoria, nuestra protagonista principal, narra lo que fue su vida en manos de unas personas que en vez de amarla la llenaron de demonios personales que nunca lograría sacarse. Su hermana, alma inseparable, en cierta forma sin culpa, terminó de destrozarla. Tal vez Victoria no debería querer volver a casa. Es un lugar que representa el dolor donde su memoria pinta los pasillos de unos recuerdos horribles… Y, sin embargo, regresa de todos modos.

La autora sacará a la superficie el conflicto interno que todos experimentamos cuando lo que debemos hacer y lo que nos sentimos obligados a hacer, están en guerra. Un texto repleto de sentimientos, intensas cicatrices que ya no duelen pero siguen recordando tragedias. Personajes magníficos, vivos, rotos con tendencia al suicidio, que se aman con la misma fuerza con la que desean destruirse. Visiones, relojes invertidos, tijeras manchadas de sangre y una habitación llena de espejos. Una historia de amor, del amor que debían tenerse, pero nadie les enseñó a hacerlo. Una historia de cómo pasa el tiempo y este ni perdona ni olvida. Romance, sexo y un juego de café de porcelana que huele a sus antiguos dueños. La Casa Usher, así la llamaba Victoria. Vidas perseguidas para siempre por la sombra de la muerte. ¿Qué ocurre cuando damos más amor del que recibimos? Una máquina que invoca a los muertos… ¿Fue siempre un simple juego? Las tijeras, el regreso de esas tijeras, chas, chas, chas…

Hermosa, cruel, demasiado real, deseas ponerte en su piel, pero esa locura que arrastra, te hace apartarte de ellas prefiriendo verlo todo dentro de una novela de ficción. Lo que ocurre es que no lo es. Lo sabes, porque algunos de los hechos puedes haberlos vivido.

Hubo páginas que, sin darme cuenta, las leía moviendo los labios, dejando salir pequeños susurros. No da miedo, pero la historia aterroriza sumergiéndote en una extraña melancolía. Letras de Sinatra, matices acompañando una narración donde se domina la palabra… Increíble novela. La recomiendo mucho y al mismo tiempo tengo miedo de hacerlo, porque es un libro que una vez cerrado, la historia seguirá atormentando al lector.

Reseña: Estrellas Oscuras (Volumen Uno), de Lonnie Nadler, Jenna Cha, Brad Simpson y Hassan Otsmane-Elhaou

A los que vivimos esa lucha incansable de encontrar buenas historias de Terror ya sea en formato fílmico, literario o cómic, la publicación de obras como Estrellas Oscuras no es otra cosa que una buenísima noticia. Trae a nuestros lares, esta chulada de cómic la cada vez más interesante Editorial Hidra a la que le tengo puesto el ojo, mes sí y mes también. Por lo original, por lo diferente, por el buen ojo que tiene para traer al público español sendos títulos que parecen no tener cabida en otras editoriales… Pese a las buenas críticas que tienen. Ejemplo de lo que digo es Estrellas Oscuras (Black Stars Above), una miniserie que abre con un primer volumen en tapa dura, una trama de Terror inquietante como pocas de las leidas los últimos años. Claramente, una serie llena de ilustraciones cuidadosas donde se hace el esfuerzo por hacer un buen homenaje a los grandes autores del género de Terror.

Nacida de las mentes creativas de Lonnie Nadler, Jenna Cha, Brad Simpson y Hassan Otsmane-Elhaou; el viaje de Eulalie tiene lugar en el más bello entorno de la naturaleza canadiense más de cien años atrás. Pero no solo eso, sin que exista precedente en la historia, este cómic parece contar algo verídico incluso cuando el horror es el foco principal. La trama da la sensación de ser una pieza histórica gracias a la investigación y el esfuerzo creativo de sus autores. Estrellas Oscuras se centra en el verde/blanco canadiense de aquellos lejanos años de comercio de pieles en América del Norte. Un cambio económico importante en el país que afecta a Eulalie y su familia, aunque nunca se dice explícitamente. Con su casa bastante lejos del pueblo más cercano, y solo la familia como compañía, es lógico que Eulalie anhele algo más. No es una mala vida, y hay muchas alegrías, pero la mundanalidad y la insatisfacción no se marchan de su corazón. Tened en cuenta que con esto no es con lo que abre la historia, lo hace con algo mucho más siniestro:

Observé y descendí, como un copo de nieve o un dios o ambas cosas, sobre una llanura pálida. No era un vacío, sino más bien un espacio blanco donde se veía la vida y la oscuridad que nos distingue…

Yo añadiría una cita de pelicula que se podría adaptar muy bien:

En la profunda Canadá, nadie oirá tus gritos.

Ok, quizás es una frase que abarca demasiado. Un país enorme. Pero con ello quizás os podéis hacer una idea de lo que se puede encontrar uno en Estrellas Oscuras. Eulalie Dubois, la hija de un trampero de pieles franco-canadiense y una mujer nativa, lucha por su futuro. Es el año 1887, y mientras su padre lo niega obstinadamente, el negocio de trampero se muere. El negocio de las pieles está siendo absorbido por la HBC. Un día, mientras se detiene en la ciudad para vender mercancías, se encuentra con un tipo extraño y misterioso que le ofrece una misión en peculiar: entregar un paquete en la ciudad norteña sin nombre, esa misma que se ubica entre los frondosos bosques del Cinturón Verde. Lo único: jamás debe mirar qué hay dentro del paquete.

A medida que la situación en casa se vuelve más grave, incluido un matrimonio arreglado no deseado, Eulalie decide hacerse cargo del recado y no pasa mucho tiempo antes de que se encuentre recorriendo un viejo sendero, un camino de irracionalidad, sucesos extraños en un bosque, llegar a una ciudad a la que nadie debería aventurarse solo…

Lo decía al principio. Estrellas Negras es, en pocas palabras, un tesorito encontrado en el desierto de publicaciones de género de Terror en nuestro país. Un cómic para amantes de este género literario donde la sensación que queda es, que te vuelves a encontrar con los grandes maestros consagrados. Una historia que evoca a Jack London, H.P. Lovecraft, Arthur Machen, Algernon Blackwood…, y los relatos de maestros literatos del horror a fuego lento que acometen fácilmente el alma lectora. Y nieve que cae, árboles dispersos y linces que atraviesan la vasta extensión. Y un hombre que alcanza a ver los ojos de un lince que en realidad no tiene ojos, solo oscuridad, muy a lo Junji Ito. Y Eulalie que se encuentra a sí misma en una edad sobre la que Stephen King casi ha escrito tesis. Teorías sobre el cambio en ellas y lo sobrenatural cuando alcanzan la pubertad.

Cómic magnífico, cuya historia os atrapará fácilmente.

Deseando saber más.

Reseña: Reinas del Abismo, de VVAA

No sé si es una trilogía, pero a ojos vista, sí que lo son estos tres geniales volúmenes, que se ha marcado en apenas unos meses Editorial Impedimenta. Damas Oscuras, Damas Asesinas (https://www.cronicasliterarias.es/?p=2794) y Reinas del Abismo, son tres ejemplares con el Mal en casi todas sus representaciones. Decía en una anterior reseña que la recomendable Editorial Impedimenta llevaba un tiempo que no me dejaba dormir, publicando ciertas obras (yo que soy amante del Terror en todas sus formas pero, sobre todo, antologías); lecturas que quitan el sueño para bien o para mal. Para los que disfrutamos con el Terror, pero también con obras en ediciones preciosas, genialmente llevaderas para leer en cualquier sitio que uno se encuentre. Una antología diferente y con autoras de lo paranormal tan poco conocidas en nuestro país, que para los que amamos este tipo de literatura, se vuelve una edición imprescindible. Las obras a menudo desconocidas de mujeres de antaño que incursionaron en lo extraño, en lo oscuro, es una de mis pasiones lectoras. Tengo varias de estas antologías en la biblioteca, junto con varias colecciones de un solo autor de pequeñas editoriales independientes. El que me conozca sabe que “vivo” en este género casi desde el día que nací, y que como otros, sufro por la escasísima publicación en español de obras de este gran género por muchos despreciado. SE PUBLICA MUY POCO. Es por eso que me inicié en el mundo de las reseñas, y así dar más visibilidad a lo POCO que se editaba en el idioma de Cervantes. Así empecé.

Y ahora cuidado. Estoy a punto de ponerme mezquino…, en el mismo día de mi cumpleaños. Reinas del Abismo (Queens of the Abyss) no era un titulo desconocido para mí. Era algo de Mike Ashley que estaba esperando pacientemente y cuando vi que Impedimenta lo publicaba solté un ¡Sí! a lo Cristiano Ronaldo, en un vagón de metro. Y cuando lo tuve entre mis manos, de verás que me alegró mucho ver que había una historia de Mary Elizabeth Braddon, la autora de Lady Audley’s Secret y The Shadow in the Corner, que no sé si se ha editado en español, pero que son obrazas. Creo recordar que fue en ese mismo vagón de metro (¡el ansia!) que comencé a leer Reinas del Abismo y devoré unas cuantas historias. Me di cuenta que no todos los relatos eran muy «extraños», inquietantes sí, pero no no todos coincidían con la tremenda historia de ambientación que Mary E. Braddon (escritora muy popular en la época victoriana) sabía crear. Lo «raro» que retrata la señora Braddon en Una revelación, se refiere a lo sugerente y sobrenatural en lugar de algo descarado y simplemente existente. El Terror que yo alabo. ¿Pero entonces esta antología abría con lo mejor de lo mejor al principio? ¡No! (A veces, la gente me mira raro en el metro), y comprobé ya en casa que ciertamente no.

En Reinas del Abismo hay más de una joyita.

El editor de la serie Tales of the Weird, Mike Ashley, se saca de la manga una genial antología que en el idioma de Shakespeare tuvo muy buena acogida. No solo hay historias que no había leído anteriormente, sino que hay escritoras de los que nunca había oído hablar. Un beneficio mutuo para mí y para cualquiera que tenga el mismo tipo de amor por la lectura. Y lo que es más importante, escritoras no tan familiares, a quienes Mike Ashley llama las «Reinas del Abismo». Los tres primeros relatos, Una revelación, de Mary E. Braddon, El ángel del escultor, de Marie Corelli y De entre los muertos, de la siempre genial Edith Nesbit; son todos cuentos de fantasmas. Al igual que El piso encantado, de Marie Belloc Lowndes. Entre los que más impactan por ciertos detalles está Una Navidad en la niebla, de Frances Hodgson Burnett, que tiene una de las mejores y más espeluznantes representaciones de estar atrapado en una densa niebla, que he leído nunca. No fue hasta que llegué a Una circe moderna, de Alicia Ramsey, que este libro cobró velocidad. La historia de Ramsey es realmente extraña, presenta un «apuesto pícaro» que tiene la desgracia de encontrarse con «La Virgen Loca de las Colinas», porque todo un pueblo italiano sabe que, a quienes ella llama, ya nunca regresan.

May Sinclair, cuyo trabajo me encanta, viene a continuación con La naturaleza de las pruebas, también en el lado fantasmal pero con uno de los giros más finos e inesperados del volumen. No es necesario leer entre líneas para averiguar qué sucede en El obispo del infierno, de Marjorie Bowen. ¿O sí? Y luego llegamos al final, a la que se convirtió en mi sección favorita de este libro con algunas historias escritas por, como señala Ashley, escritoras «menos conocidas» que se atrevieron a entrar en el bastión masculino de la revista pulp. Los tres grandes ejemplos son: El tapete, de Greye La Spina, Dama Blanca, de Sophie Wenzel Ellis y La isla de las manos, de Margaret St. Clair.

Mucha felicidad lectora aquí. Perdonad mi osadía, pero para mí Reinas del Abismo, es uno de los mejores volúmenes que podéis encontrar en el catálogo editorial de Impedimenta. Así, sin vaselina. Por cierto, preciosa portada que se han marcado, ¿no?

El editor Mike Ashley tiene un gusto por lo exquisito que ya muchos quisieran. Un volumen que se disfruta aún más en esta época navideña donde el frío y la lluvia nos rodean, día sí, noche también. Definitivamente, muy pero que muy recomendable.

Reseña: ¿Drácula, Dracul, Vlad? ¡Bah…!, de Alberto Breccia

Alberto Breccia es de esos autores rarunos con el don de atraer a un filón de seguidores con su obra. Obra diferente, es poco decir. No obstante, cuando el río suena, agua lleva, y está bien a veces dejarse llevar por el agua limpia; un poderoso atractivo para el ser humano. Agua limpia. El tipo de tira cómica cuyo principal interés es el dibujo. Al menos, en este ¿Drácula, Dracul, Vlad? ¡Bah…!, que acaba de traer a la vida actual la siempre referente ECC Ediciones. Una obra publicada originalmente entre 1984 y 1985, donde el desaparecido autor sudamericano ejerce como autor completo para desarrollar cinco historietas mudas en las que ofrece una mirada muy diferente al icónico personaje surgido de la imaginación de Bram Stoker. ¿Un homenaje al cine mudo? ¿A aquel gran Nosferatu? Pasen y vean, como decía el Conde…

Personalmente, Breccia es uno de los pocos autores que agradezco su estilo raro que invita a descubrir que está pasando en lo que cuenta. Es además, de los que me cuesta describir su obra, ya que a veces es difícil pillar bien lo que quiere representar. Es como cuando en el instituto, en Historia del Arte (¿existe aún esta asignatura?), teníamos que hacer un comentario sobre el lienzo de algún abstracto pintor. Ocurre igual. Tienes un dibujo que engatusa, pero con no mucho esfuerzo (en esta ocasión) sí que se entiende lo que quiere representar. Y sí, es de todas-todas un homenaje a mi querido Drácula, al del cine, uno menos poderoso y más decaído, un ser que gana en escenarios y ambientaciones donde el diálogo está sobrevalorado.

Así llegamos a cinco mini-relatos donde encontrar al famoso Conde de Transilvania en situaciones algunas muy rocambolescas; véase la visita al dentista para hacer algo con su descalabrada dentadura. Casi en una decadencia continua, encontramos al príncipe Vlad sufriendo un declive ya casi en cada situación que se le presenta (la accidentada búsqueda de una nueva víctima con la que saciar su hambre, la profunda tristeza por el bienestar de su amada o el encuentro con el mismísimo Edgar Allan Poe). No obstante, incluso si las historias son desiguales, el conjunto está por descubrir. Merece mucho la atención los pizarrones que se marca el maestro Breccia en algunas partes del álbum. El estilo muy personal de Alberto Breccia, sin ser unánime, tiene el mérito de ser, cuando menos, original e innovador. Yo realmente aprecio esta osadía en la disposición de los colores formando patrones jaspeados para dar vida a personajes «mosaicos». La representación de ciertas viñetas es única. Dignas de ser trasladadas a cuadros. En cuanto a las historias, el autor retrata a un Drácula temible, eso siempre. Pero con muchos reveses. Y no es nada desdeñable pensar que a través de este humor satírico, el autor uruguayo-argentino estaba describiendo las atrocidades cometidas en su país en la década de 1970 durante el alzamiento militar.

Quiero alertaros una vez más que ¿Drácula, Dracul, Vlad? ¡Bah…!, es ilustración. Es belleza gráfica, casi abstracta, con un mini argumento detrás. Es un álbum que complace dedicarle un momento a ojear y pensar, como si de un hermoso libro ilustrado se tratase. Breccia se considera uno de los maestros del blanco y negro, sin embargo, aquí se nota que también sabía manejar el color con el mismo virtuosismo. Como fans de todo lo que contenga el nombre Drácula (myself) tenéis que haceros con el tomo sí o sí. Como seguidores de Breccia, es obvio. Como curiosos, estáis ante una cueva oscura en la que desde fuera se ve que relucen ciertos colores en su interior. En la que revolotean murciélagos.

Si es vuestro deseo, pasen y vean.

¡Lo decía el Conde!

Reseña: La Tumba de Drácula. ¡La Noche del Vampiro!, Gerry Conway, Marv Wolfman, Gardner F. Fox y Gene Colan

Se reivindica mucho y es normal. Estamos hablando del que puede ser el mejor cómic elaborado de Terror y encima cómic que realza y supera la figura tan trillada de Drácula en el mundo del cine. Alguien tuvo que tener en mente la idea de, si se hacía, había que hacerlo bien. Quizás el propio maestro-dios del dibujo Gene Colan, quizás el cúmulo de guionistas de calidad como Gerry Conway o Marv Wolfman (¡apellido inspirador!). A nuestro país han llegado diferentes versiones de esta serie que os reseño hoy. Pero ahora va Panini Cómics y se apunta un mega-tanto sacando la Biblioteca Drácula, es decir, la gloriosa serie de La Tumba de Drácula, en diez chulos volúmenes llevaderos (en este formato no existe excusa para no leerlo) y para colmo de males-preciosérrimos: por fin, a todo color. En mi caso, dos primeros tomos que han visto la luz (¡¿la luz?!), dos primeros tomos que ya he devorado y con los que me inicio en la colección. Quincenales, por quince pelotes, incluyendo ocho números de Tomb of Drácula cada uno. ¿Se puede dar más por menos? Dicen que es una de las más soberbias interpretaciones del mito creado por Bram Stoker. No se equivoquen: NO EXISTE UNA MEJOR.

En 1971, la Comics Code Authority (un organismo reunido para censurar cómics, una serie de ilusos que se aburrían bastante) ajustó sus regulaciones para dar más penalidad a lo que consideraban una sopa en súper ventas de tebeos de contenido sexual, y todo lo relacionado con el género de Terror (vampiros, hombres lobo y otros monstruos). La respuesta en la gloriosa Casa de las Ideas fue una ola de «héroes monstruosos» como Morbius, Werewolf By Night y El Motorista Fantasma. No obstante, todo el mundo sabía que cierto ser con categoría, que con su sola presencia eclipsaba a todo, un aristócrata de caché como era el propio Conde Drácula, de Bram Stoker…, debía salir a la luz (¡¿otra vez la luz?!). Un ser, un personaje que necesitaba pasar al noveno arte con criterio, de forma independiente a la novela y hacerlo con una buena historia, atractiva y original. La joya, la tenéis delante.

En La Tumba de Drácula, abrimos con un hombre llamado Frank Drake, junto con su amigo y su amada, abriéndose paso por los vastos campos de la Europa del Este. Drake ha venido a las tierras salvajes de Transilvania en busca de la herencia de su familia, un castillo que ha pasado de generación en generación, desde antes de que la familia Drake cambiara su nombre. Habiendo arruinado la fortuna de su familia, Frank y su amigo Clifton han venido con la esperanza final de vender el castillo y obtener algo de liquidez. Pero incluso Clifton no se creyó del todo el resto de la historia, la parte en la que Frank explicó su apellido original, pues, ¿cómo diablos iba a proceder del famoso Drácula?

Me gusta ver que realmente la historia de Bram Stoker no existe en el Universo Marvel, my friends. Frank Drake es la prueba viviente de ello. Y también atrae como empiezan a torcerse las cosas desde el principio: el tema es bastante incómodo entre Frank y Clifton, ya que la pareja actual de Frank, Jeanie, es en realidad la ex de Clifton. Una vez que llegan al castillo de Drácula, Frank encuentra objetos familiares realmente inquietantes. Además, es como si hubiera estado soñando con esos pasillos de piedra entre corrientes de aire frío, toda su vida. Mientras investiga, Cliff, el amigo idiota de Frank, cae por un suelo podrido a una catacumba oculta donde descubre la tumba de Drácula y… ¿qué es lo peor que podría pasar? Las nefastas intenciones de Cliff de estafar a Drake y casarse con Jeanie por su dinero palidecen en comparación con la sed de sangre que acaban de despertar en esa mazmorra.

Un inicio pletórico para una maravilla de serie, que en una primera lectura, aporta esas maravillosas sensaciones que una vez percibimos en nuestras primeras vivencias con el género de Terror. No es alabar por alabar. Desde el primer momento te das cuenta que La Tumba de Drácula es y fue un cómic inusual. En primera instancia, el personaje principal es en realidad el villano de la obra. Eso no era, ni es normal aún a día de hoy. También por que el arte de Gene Colan es tan excelente (nadie dibujaba de forma tan real las neblinas y el viento como este hombre), un arte que te introduce en la trama cuando incluso los diálogos de Gerry Conway son algo más masticables.

La Tumba de Drácula fue uno de los éxitos más inesperados de Marvel, y aunque Marv Wolfman no empezó en el elenco de autores, en el momento que coge los mandos de la serie se nota. Construye toda una serie de aventuras casi por ejemplar, que se disfrutan de lo lindo. Y más, en estos días grises y lluviosos. Por supuesto, también introdujo en el noveno arte al personaje Eric Darren Brooks, el famoso y verdadero Blade el Cazavampiros (en el #10 de esta colección), un personaje secundario con mucha fuerza. Un tipo con interesante historia detrás que en breve os contaré.

La Tumba de Drácula es un cómic súper IN-DIS-PEN-SA-BLE.

Reseña: Damas Asesinas, de Tori Telfer

El veneno es el arma de los sin emociones, los sociópatas, los verdaderamente crueles.

Y de las mujeres, dijo uno.

Y se lo cargaron.

La recomendable Editorial Impedimenta lleva un tiempo que no me deja dormir. Va publicando esos titulitos de libros de thriller, terror, asesinos y lo peor de todo, casos reales; de esas lecturas que quitan el sueño. Una obras en tapa dura genialmente llevaderas para leer en cualquier sitio como es el caso de Damas Asesinas. Cuatrocientas páginas que se leen en nada. Una breve biografía de mujeres asesinas conocidas que me ha venido muy bien. Debido al trabajo, llevo ya unos cuantos añitos en un atracón de crímenes reales, escuchando podcasts sobre el género, viendo documentales, películas… Sobre finales de 2018 me interesé también, por libros que tratasen estas vidas de incertidumbre y en muchos casos, locura. Especialmente, mujeres asesinas, ha sido un tema interesante.

Haciendo mención a cómo empiezo la reseña, Damas Asesinas me ha parecido un libro súper curioso ya que presenta la idea de usar veneno de una forma realmente aterradora, pero también de forma bastante normal, como si se tratase de cualquier arma homicida. Por lo que tengo estudiado, la mayoría de la gente considera que usar veneno es el arma homicida más fácil, pero para nada lo es. Es dañino psicológicamente. Se necesita ser capaz de superar una enorme carga emocional y mantener la compostura para ver cómo la víctima se consume. La larga espera… Y el otorgar. El que calla, otorga, que decía mi abuela. Supongo que es por eso que Olenna Tyrell fue un personaje bastante potente en Juego de Tronos… Bien, disculpad el off-topic.

Durante bastante tiempo, la mayoría, si no todas las mujeres asesinas, siempre usaban veneno. Y muchas veces, casi siempre por una motivación amorosa o económica. Cuando profundizas en ellas, quizás asuste el alto porcentaje que marca esta pauta. Pasó demasiadas veces en la historia. Por supuesto, existen anomalías como Elizabeth Bathory o Gertrude Baniszewski, que claramente eran más pro a las torturas, pero en casos famosos son la excepción. Anomalías, nunca mejor dicho. Cuando piensas en asesinos en serie a lo largo de la historia, los nombres que te vienen a la mente son: Jack el Destripador, Ted Bundy, Berkowitz (El hijo de Sam)… Pero, ¿qué pasa con Tillie Klimek, Moulay Hassan y Kate Bender?

La narrativa con la que nos sentimos cómodos es aquella en la que las mujeres son víctimas de delitos violentos, no las perpetradoras. De hecho, se cree aún que los asesinos en serie son tan universalmente masculinos, que en 1998, el agente del FBI, Roy Hazelwood, declaró infamemente en una conferencia de homicidios: «No existen asesinas en serie». Pues como se dice aquí en el sur: No-ni-ná. Damas Asesinas cuestiona esa afirmación y ofrece catorce ejemplos espantosos como evidencia. Aunque en gran parte olvidadas por la historia, las asesinas en serie como Erzsébet Báthory, Nannie Doss, Mary Ann Cotton y Darya Nikolayevna Saltykova rivalizan con sus homólogos masculinos en astucia, crueldad y apetito por la muerte ajena. Cada capítulo explora los crímenes y la historia de un tema diferente, y luego procede a desempacar su legado y su interpretación en los medios, así como los estereotipos y clichés sexistas que inevitablemente las rodeaban.

Una lectura maravillosa, ideal para los que nos interesan estos temas, y somos capaces de separar, con firmeza, racionalidad de irracionalidad.

Reseña: Aliens. Polvo al Polvo, de Gabriel Hardman y Rain Beredo

Si uno es un enamorado de la película, de las películas, de los cómics, de la franquicia, y no tiene para comer, tendrá que salir fuera a buscarlo, ¿no? Al bosque, a la montaña o a la tienda de cómics. Para los que somos fans de Alien, y todo lo que el film de James Cameron y esa alineación de autores inspirados crearon en su día, en nuestro país el bosque-frutal se llama Norma Editorial. Lugar donde encontrar nuevas historias de una de las más geniales sagas de Terror de todos los tiempos. Entre sus novedades, anda este mes, Aliens: Polvo al Polvo. Un pequeño tomito en tapa dura que recopila la miniserie de cuatro números del guionista Gabriel Hardman, un examen aterrador de porqué hay que temer a los Xenomorfos.

Después de Aliens: Órbita Muerta (https://www.normaeditorial.com/ficha/comic-americano/alien/aliens-orbita-muerta), tenemos nueva aventura en Aliens: Polvo al Polvo. Al igual que con Órbita Muerta, Polvo al Polvo es otra serie en la que el escritor y el artista son una sola persona. En este caso, Gabriel Hardman. Debo decir que estoy disfrutando mucho al ver estas series publicadas en nuestro país, que el bosque siga dando fruta a los monos-frikis insistentes que somos, que necesitamos saber más y más de esta ambientación. Pues además gusta también encontrar una única voz creativa que impulse narrativa y arte. Con un apoyo potente en el color como el que en este caso aporta Rain Beredo.

Aliens: Polvo al Polvo abre en medio de un brote en la colonia Trono en LV-871, cuando el joven Maxon Cregar (Max) es despertado por los sonidos de otros colonos que intentan luchar contra los aliens. Pronto descubre a su madre con un “regalito facial” mientras duerme y cuando se resarcen de todo y ella despierta, madre e hijo intentan unirse a la lanzadera de escape para evacuar la colonia.

Algo que realmente disfruté de esta miniserie es la sensación de plena acción, de desasosiego, que tiene desde la primera página. Te arrojan directamente al meollo de la cuestión. No hay una acumulación lenta, no hay páginas de exposición y no hay una comprensión real de lo que está pasando o porqué se ha ido todo al garete en tan poco tiempo. Simplemente, ya se encuentran en medio de la infestación e intentan salir de ella, cual peli de zombies. Otra cosa que me encanta es que está ambientada en una colonia que en realidad es/era funcional y estaba desarrollada. Hay un puerto espacial, hay edificios y calles y no todos parecen estructuras prefabricadas. Mola ver una una mirada más completa a una de las colonias desarrolladas en el universo Alien. Pero desafortunadamente, fue algo así como un vistazo corto, aunque se disfruta esa mini-ambientación propuesta. Dicho esto, finalmente llega una explicación en las páginas finales del último número y, en mi opinión, hubiera estado perfectamente bien sin ello. A veces, es mejor no saber, o quizás soy yo al que le gusta brindar por los finales abiertos.

Leí una entrevista en la que Gabriel Hardman hablaba de estos cómics que al parecer son una serie en su conjunto. El autor solía hablar de cómo deliberadamente quería utilizar a un personaje más joven como protagonista principal para reforzar un sentimiento de impotencia y falta de comprensión. Y lo cierto es, que encaja bastante bien con la falta general de antecedentes de la situación. Pero así como en otros cómics alabo la insistencia de crear unos personajes realistas, en Aliens: Polvo al Polvo el mérito es otro. Una aventura muy rolera, si me permitís. Aquí, pasa esto, y sálvese quien pueda. Ya veremos después. No encuentras ningún personaje perdurable, el Capitán de la lanzadera de escape ni siquiera tiene un nombre. Y no es algo malo. Todo lo contrario. Es otro modo de contar una historia. Es decir, Hardman hizo algo interesante con Maxon que me gustó bastante. Aunque es el personaje principal, aprendemos muy poco sobre él a lo largo de la historia. Tiene el impulso de sobrevivir, como todo ser humano, y lo que dicen los que le rodean realmente parece afectarlo, pero vocaliza muy poco sus pensamientos.

También me gustó especialmente el trabajo de diseño. Un problema que tengo con muchos de los cómics antiguos de la serie es que no necesariamente parecen encajar en el universo de Alien, o al menos a mí me lo parece en apariencia, entornos y tecnología. Bien, pues os aseguro que Aliens: Polvo al Polvo introduce directamente al universo peliculero.

Un gran marco, una gran construcción ilustrada, una buena aventura.