Ediciones La Cúpula está publicando bastantes obras de Thomas Ott en nuestro país. Títulos la mar de curiosos a la vez que aterradores. El último cómic editado ha sido Cinema Panopticum, otro álbum que se lee rápidamente porque es totalmente silencioso, con pocas viñetas por página, pero que sumerge de una forma extraña en la trama y te hace dudar por un momento de la realidad. Es el toque que le da a sus historias este señor nacido en Zurich, un historietista germano-suizo que suele realizar breves cómics de terror con una técnica a la que llaman «carte-a-gratter» (en español, tarjeta de rascar).
Cinema Panopticum es una antología que vio la luz por primera vez en 2005. Son breves historias que vivimos a través los ojos de una niña que las visiona al activar unas máquinas en una feria abandonada terrorífica. Thomas Ott descorre el telón y nos invita a internarnos en la oscuridad de la psique humana con un ramillete de relatos que basculan entre la broma macabra y el más absoluto de los espantos, como indica la sinopsis editorial. Aunque más que un cúmulo de relatos, yo diría que es una historia unitaria y extensa que en torno a la repetición sucesiva de esta combinación de momentos vividos por la protagonista, le permite prever lo que va a ocurrir a través de una historia marco que presenta cada una de las historias.
Este álbum cuenta cuatro historias breves y silenciosas. Se trata de historias en forma de fábulas modernas, a menudo cercanas a los cuentos de terror. De hecho, no se me ocurre mejor recomendación ahora mismo de un cómic de Terror que se devore tan rápido. La atmósfera freak se ve reforzada por la ambientación de la historia principal, que tiene lugar en un parque de atracciones un tanto siniestro. Los gráficos rara vez no sorprenden. Por lo menos a mí, este estilo de diseño siempre me sorprende porque se me hace difícil ver como se consigue algo tan cuidado y detallado. Las historias son un poco al estilo Creepy en términos de escenarios, con un ligero toque de poesía añadido. La narración silenciosa es impecable y entendemos todo sin necesidad de diálogo alguno. Eso es muy difícil de conseguir. Pero Ott hace esto muy bien.
Una feria a la antigua, en la que descubrirá máquinas que la harán vivir diversas aventuras, pero todas caracterizadas por la oscuridad, un ligero humor (¡negro por supuesto!) y lo absurdo, incluso un fatalismo como aquello que enervaba en los mitos griegos. Una joven se encuentra en una feria de atracciones en una carpa llamada Cine Panopticum con capacidad para cinco espectadores. Cada uno sólo requiere un lugar. Eso es bueno, solo tiene cinco estancias, las mismas que no parecieron ser suficientes para las otras atracciones del parque. Cada espectador ofrece una historia en forma de cuento y son pesimistas.
Me encontré nuevamente disfrutando una obra de este señor. Realmente interesante y original. Sólo me queda recomendar este álbum y el resto de su trabajo. Para mí, este cómic es el más logrado por Thomas Ott hasta ahora.