Confesiones se adentra en los oscuros recovecos de las mentes adolescentes. ¿Qué hay? Un mundo realmente aterrador. Con un trabajo que me recuerda mucho a lo que hace el autor japonés Keigo Higashino, Kanae Minato crea en Confesiones uno de los mejores thrillers que he leído en mucho tiempo. Cada capítulo tiene una perspectiva en segunda persona de un evento en particular y eso me encanta. De hecho, así está escrita mi última novela publicada. Pero Confesiones profundiza mucho más en esa atmósfera opresiva que mantiene al lector preocupado hasta el final. Y este su punto fuerte. No rehuye la violencia, incluso cuando estamos hablando de menores.
Como se puede adivinar por el título, Confesiones se centra en la premisa de expiar los pecados. ¿Pero aquí todos encontrarán expiación? Sí, les guste o no. La historia se centra en una maestra, Yuko Moriguchi, cuya hija Manami fue encontrada ahogada en la piscina de la escuela. Pero el último día del trimestre, decide hablar con los alumnos de su clase: Manami no se ahogó por accidente y sé que los culpables son algunos de los que tengo delante... Y sin nombrarlos, pero dando pistas significativas de que sabe quiénes son, la señorita Moriguchi desencadena una serie de eventos que cambiará la vida de todos.
Nada va a ser igual para ellos, estén implicados o no. Comienza así el terror psicológico más opresivo, entra en juego el estilo de escritura de Minato, el paseo entre los pensamientos de ciertos profesores, un estudiante dentro de su clase y luego, la visión completa de la situación de los asesinos. Cada nuevo capítulo casi que va a hacer que cambies lo que pensabas anteriormente. Lo que estaba comprometido hasta la escena final. Y es cierto que por momentos como lector, vas teniendo cada vez más claro que va a haber un giro, pero luego te golpea otro y luego otro. Cada uno de los personajes de Confesiones tiene sus propios motivos y opiniones sobre la situación. Hecho bien representado que los vuelve muy reales. Además, lo que eligen hacer en dichas situaciones es completamente individual para cada personaje. Hay una especie de libre albedrío muy bien diseñado, aparte de que son personajes muy creíbles como estudiantes del día a día en Escuela Secundaria.
También es cierto que el asesino principal ocasionalmente entra en clichés, pero hay suficiente sustancia para adaptarse a él y no molestan ciertos actos ya que es obvio que muchos harían lo mismo en su situación.
Las preguntas, en definitiva, son: ¿Qué justicia es suficiente para un asesino? Aquí se juega con el dilema moral del castigo. ¿Moriguchi debería denunciar a los estudiantes responsables de la muerte de su pequeña? ¿Se equivoca al buscar venganza contra ellos? Leyendo el libro y encontrando diferentes perspectivas sobre el punto principal de la trama, os vais a indignar. Y muy mucho si tenéis hijos. Y está curioso saber y conocer el uso que hace Minato del sistema de justicia japonés y como encaja impecablemente con el dilema de la novela. La discrepancia de que hasta qué punto un menor está libre de cualquiera de sus actos.
Nocturna Ediciones recién publica Confesiones, de Kanae Minato, con la traducción de Rumi Sato. Kanae Minato nació en Innoshima, Hiroshima, y tras dedicarse a la enseñanza en la asignatura japonesa de Economía Doméstica, publicó esta su primera novela en 2008. Un título que vendió más de tres millones de ejemplares en Japón, ganó premios y fue nominada al reconocido Shirley Jackson. Su adaptación cinematográfica, dirigida por Tetsuya Nakashima, representó a Japón en los Oscar. O sea, que tenéis peli de este impactante thriller. Pero son pocas más de doscientas páginas que se devoran en nada…
Dicen que después de leer esta novela, nunca volverás a ver del mismo modo una clase. Tengo una hermana profesora y puedo decir que no solo los padres tienen la culpa de cómo son o serán sus hijos. Miles de circunstancias o momentos concretos de su vida, influirán. El papel de la madre/profesora quizás sea uno de los más difíciles de llevar porque muchos de ellos, después de lo que sufren en el trabajo, se hace obvio que no quieran intentar serlo. Y no he visto el film pero lo veré. Dudo mucho que con referencias tanto a Dostoyevsky como a Camus, quienes escribieron novelas sobre los recovecos más profundos del comportamiento humano; dudo, que el film tenga el mismo final que la novela. No hay nada peor que un niño en sus actos horribles de crueldad. Un pequeño ser que aún no razona al cien por cien y que no se para a pensar en las secuelas de sus actos. Lo que encima los vuelve impunes ante la justicia.
Tema delicado.
Aunque depende del bando en el que estés, por supuesto.