Un legado de sangre es la extraña reinvención que nunca pensé que necesitaba leer. Pero que no dejaré de mencionar en los próximos meses a los que piden recomendación sobre nuevas historias de vampiros. Una mirada increíblemente personal a una historia oscura y clásica que no se detiene desde que comienzas a leer este primer libro de una saga que acaba de publicar Minotauro en nuestro país. Una historia que es impresionante y desgarradoramente hermosa. Y el uso del lenguaje la personifica perfectamente.
Este primer libro, al menos, tiene un enorme potencial como hacía tiempo que no encontraba en una novela sobre vampiros. Y eso que está escrita en primera persona… Cuando oí hablar del éxito de los libros de S. T. Gibson y de cómo era capaz de representar el anhelo al amor perdido con un trasfondo de Terror simplemente apreté el botón de querer leer. Un legado de sangre es una exquisita reinvención basada en contar la vida de como una chica llega a ser una de “las novias de Drácula” y el sufrimiento que eso conlleva. Me pareció de una originalidad tremenda. La vida de Constanta contada por ella misma, la primera novia que tuvo el Conde más famoso de todos los tiempos. Una novela bella e inquietante que pese a tener poco más de doscientas páginas, abarca siglos.
Salvada de la muerte y transformada en novia, Constanta se ve arrastrada a la red de su salvador, borrando la línea entre el amor y la devoción. Con la incorporación de un aristócrata y un artista a sus filas, Constanta comienza a darse cuenta del mal del que su amado es realmente capaz, desenterrando sus oscuros secretos y sacándolos a la luz.
Un legado de sangre tiene unos primeros capítulos dignos de resaltar. Tiene esa inspiración y poder de enganche que pocas historias tienen y que proceden de un nuevo escritor/a que quiere darlo todo desde el principio. La fuerza de arranque es tremenda. Verdaderamente consigue elaborar un testimonio de lo poética que puede llegar a ser la prosa sin convertirse finalmente en poema. Si bien el uso de la primera persona, siempre he dicho que es una lectura que cansa, el hecho de que no sea una novela demasiado extensa y de que en ocasiones sea disfrazada de una narración en tercera persona hizo que terminara aplaudiendo por como Gibson crea la trama. El “voy a contaros por qué hice lo que hice” hace que tus orejas se abran como buenas antenas parabólicas pues estamos ante una carta abierta a Drácula desde Constanta. Una historia personal.
Las emociones y reacciones de Constanta son crudas y, como resultado, aún más poderosas. Lo que realmente me llamó la atención desde el principio fue la relación siempre cambiante entre Constanta y sus consortes rivales Alexi y Magdalena. Los celos y el odio entre los tres, que rápidamente se transforman en amor y sentimiento de familia. Una de mis partes favoritas de la novela. Lo que daría por leer una historia desde cualquiera de sus perspectivas; aunque quizás esto ya ha sido pensado por la autora.
Dicen que S.T. Gibson es una chica sabia que esperaba graduarse con otras obras tras conseguir ser de las autoras más vendidas en USA con A Dowry of Blood (Un legado de sangre). Creo que lo ha conseguido porque ha publicado bastantes libros a día de hoy y no sin buenas criticas. Ha sido muy prolífica, que es lo que la industria requiere allí. Aparte de libros se le reconocen artículos, libros académicos y ficción woodpunk post-apocalíptica. Gibson se considera una autora de varios géneros y quizás por eso le encanta escribir ficción gótica. Le encanta el género gótico, ya que es lo suficientemente único como para valerse por sí solo, pero también combina elementos de suspense, terror, fantasía y romance. Con Un legado de sangre ha conseguido hacer un spin-off más que bien ejecutado. Una historia evocadora que narra el silencioso descenso del amor a la violencia a lo largo de décadas. Una mirada empoderada a las diferentes formas que puede adoptar el amor y cómo puede transformarse con el tiempo.