La sombra de la famosa novela de William Peter Blatty es muy grande. Pero, ¿y si hubiera algo anterior, una novela casi con el mismo tema y con un potencial similar a la exitosa El Exorcista? Como mola descubrir joyitas del género de Terror en nuestros días. Días aciagos por encontrar algo bueno, o mucho peor, algo original que uno no haya devorado ya. «Exorcismo», ese ritual religioso obsoleto de posesión extraña que aún se realiza pero que nos llegó muy al fondo a todos gracias al film de 1973. La posesión demoníaca y los terrores de la religión siempre han estado en la conciencia colectiva mucho antes que Blatty, Friedkin o Linda Blair. Libros, historias, anécdotas o relatos verídicos; a poco que busques, encuentras. Fue entonces que gracias a que Penguin Random House decidió reimprimirla en 2015 y en nuestro país Alba Editorial dentro de su sello Rara Avis acaba de «devolverla a la luz”, por fin se encuentra disponible esta joyita de historia de posesión demoníaca escrita por Ray Russell llamada Juicio a Satán (The Case Against Satan). Novela que aborda el tema utilizando el fenómeno como una alegoría de nuestra capacidad limitada para comprender nuestros orígenes.
En lo principal, Juicio a Satán no podría ser más diferente a El Exorcista y es por eso que las dos novelas pueden coexistir cincuenta y tantos años después. Se nos cuenta la historia del Padre Gregory Sargent, un hombre religioso y erudito con visión de futuro y con ideas contradictorias sobre la naturaleza humana. Pensador reconocido, que publica sus pensamientos con gran éxito fuera de la comunidad católica, hecho que no puede conciliar con su vocación. Así es hasta que la joven Susan Garth aparece en su despacho. Una vez fue una niña dulce y tranquila pero cuando de pronto Susan comienza a actuar de manera extraña, negándose a asistir a la iglesia y rebelándose contra todos los que la rodean, empiezan a preguntarse, qué demonios (nunca mejor dicho) le pasa a la joven, si es solo una niña rebelde que atraviesa un momento difícil o hay algo más oscuro al fondo. El padre Sargent es el elegido para ayudarla a salir de la oscuridad, por que él, más que nadie en el mundo, entenderá y tomará el curso de acción apropiado. ¿O no?
Si entras en el tema, vas a leer una novela aterradora. Lo pasarás mal, si entras con la mente abierta, como se debe entrar en una novela de cuyo género andas enamorado, donde descubrir una historia realmente estimulante sobre la lucha de un sacerdote contra su fe. Ambientada en 1962, llegó a los lectores antes que la novela de Blatty pero también antes que La Semilla del Diablo, de Ira Levin; de las que definitivamente puedes ver como se inspiraron en algunos detalles contados aquí. Probablemente, se adelantó a su tiempo en términos de mirar la posesión demoníaca a través de una lente de, ¿es realmente una posesión o podría explicarse a base de ciencia o psicología?.
Juicio a Satán contempla muchos puntos interesantes. También descubrí con ella que realmente disfruto leyendo libros que exploran los entresijos de la iglesia católica y que tienen sacerdotes como personajes principales. Es una especie de observación divertida. Además, me pregunto si Stephen King la leyó hace ya bastantes años, ya que aparecen nombres de personajes de novelas tempranas suyas, tales como Barlow o Halloran… (Conspiranoico que es uno).
Hay dos mundos que chocan en Juicio a Satán. Religión y llamémosla Iluminación. Ahora que lo pienso, no quiero llamarla Ciencia porque no lo es. El padre Sargent tiene ideas muy progresivas que dan forma a su comprensión del mundo. Así es como Juicio a Satán difiere de El Exorcista. Presenta la posesión demoníaca y el ritual del exorcismo de una manera completamente diferente: el padre Gregory Sargent, que piensa en Dios y Satanás en términos simbólicos, no está convencido de que Susan Garth esté realmente poseída. El exorcismo es una prueba de fe para él y teme las consecuencias del proceso para su frágil cuerpo en lugar de preocuparse por derrotar al Mal. Como decía, es una novela sobre el choque entre religión e iluminación en los años 60, época donde se empezó a gestar un fuerte liberalismo, «Carpe diem», y brotaron en USA, sobre todo, cultos a casi todo lo que se moviera y donde se alzó con el trono la adoración al Diablo. Ray Russell lo retrata aquí de forma intensa y maravillosa.
Gran novela, que se lee casi de una sentada.