Reseña: Chick Bill 1969-1970, de Tibet y Duchâteau

Como si fuese una especie de droga, mi padre solía decir (en una pregunta que parecía hacerse a sí mismo): «¡Niño! ¿Una del Oeste?«. Lo mio con el género western tiene su historia. Una que probablemente habré contado ya. Es un género que nunca me gustó y que casi llegué a odiar de pequeño. Pero también es una de las muchas cosas que cambiaron al hacerme viejóven. El gusto por lo antiguo, especialmente, por que noté que mis ojos se habían abierto del todo y vi ciertos recovecos a los géneros y sus historias. Los detalles. Si nunca dejaste la lectura constante y tocaste cantidad de palos o géneros literarios en el proceso, obtuviste este poder. Y estoy totalmente de acuerdo con la máxima de que el western evolucionó al denominado actualmente género negro. Y eso ya es otra cosa, friends. Aun así, las historias del Oeste dejan poso e incluso combinadas con misterio, terror, incluso con el humor, suele quedar una ensalada la mar de rica de esas fresquitas que apetecen de vez en cuando. Un ejemplo de ello es Chick Bill.

Chick Bill es la famosa serie de cómics de la BD que Dolmen Editorial está publicando en nuestro país por ciclos. Cuentan que en 1953, Lucky Luke ya no era el único cómic occidental humorístico. Llegó Chick Bill, un fiel vaquero, que al igual que Lucky Luke, era un semi-dios con el gatillo, y junto a varios personajes exponía cantidad de aventuras a cuál más chula. De hecho, uno de los personajes que para mí casi lo eclipsa es el secundario sheriff Dog Bull; estúpido, torpe, enojado, jactancioso pero hecho de buena pasta, flanqueado por su adjunto Kid Ordinn; un simplón ingenuo y tontorrón, prototipo de imbécil magnífico que en ocasiones puede aparecer con un aspecto asombroso, como en el episodio El inocente del pueblo o El arma secreta de Kid Ordinn. Álbumes magníficos, por cierto.

El tema es que me picaba el gusanillo del western nuevamente y aprovechando que regresaba un nuevo tomo como novedad, decidí devorar el correspondiente a los años 1969-1970. Otro de los buenos integrales en tapa dura de la colección que Dolmen Editorial está editando. Una colección que intento seguir fielmente y que en este caso hablamos de un volumen que contiene solo tres historias: Un inocente se encuentra en medio de una ciudad habitada por bandidos, en la que el delito es ley, y un disfrazado Dog Bull se inmiscuye en ella para rescatarlo; un dibujante ha convertido a Kid Ordinn en la estrella de su exitosa historieta, mientras este se las ve y se las desea para enfrentarse a un persistente atracador de bancos; y un buhonero consigue construir un robot con la intención de vendérselo a un excéntrico y acaudalado coleccionista, en una aventura en la que nada ni nadie es lo que aparenta ser.

Además, un volumen que cuenta con una “Kidordinería” que no había sido reeditada desde 1970 y sus habituales extras.

La calidad de las historias en estos integrales es importante. Son historias agradables de leer, un agradable diseño del maestro Tibet, que mezcla aventuras, humor y otros géneros dentro del entorno Salvaje Oeste. Es cierto que Chick Bill no se considera un cómic de culto, lo que me parece lamentable. Pero los requisitos los cumple de-todas-todas. Eso os lo aseguro. Siempre-siempre es un cómic, historia o tomo, disfrutable. Y eso no se dice de cualquier cómic, y menos, uno clásico.

Solo tenéis que poneros con una de estas geniales historias para daros cuenta.

¡Niño! ¿Una del Oeste?

Reseña: Dolmann y sus Muñecos, de Tom Tully y Eric Bradbury

No me cansaré de repetir que lo que está haciendo Dolmen Editorial a nivel recuperación de cómic clásico europeo no tiene nombre. Es maravilla tras maravilla. Pero no un título o dos al año sino un constante, muchos de los cómics que jamás pensábamos que volveríamos a volver a ver editados, y mucho menos, en geniales tomos en tapa dura. Sumad a eso esta aventura que acaba de llegar como es la genial The House of Dolmann (Dolmann y sus Muñecos), de Tom Tully. Un título precursor al igual que muchos que se nos vendrían encima en aquellos años desde las islas británicas como, por ejemplo, Spider (https://dolmeneditorial.com/tienda/spider/), Steel Claw, Thunderbolt, Phantom Viking, Captain Hurricane, Robot Archie, Kelly: Ojo Mágico (https://dolmeneditorial.com/tienda/kelly-ojo-magico-05/) y/o Cursitor Doom. Y otros que nos contaminaron de aventuras locas, de maestros autores locos ingleses, surgidos de aquellos años locos que fueron los 60 del pasado siglo.

Este primer volumen de Dolmann y sus muñecos reúne el material inicial de Valiant, que abarca desde el 8 de octubre de 1966 (número 208) hasta el 6 de mayo de 1967, además de una entrada tardía como fue el Valiant Super Special de 1980. Una tira que se publicó hasta mayo de 1970 y ha reaparecido varias veces desde entonces, tanto en forma de reimpresión como en nuevas historias. Y es que Dolmann y sus muñecos fue una mezcla curiosa e inexplicablemente cautivadora de una tira cómica de súper espías y detectives de crímenes escrita por el magníficamente prolífico Tom Tully. Un autor cuya producción fue asombrosamente amplia y que incluyó delicias como Roy of the Rovers, Heros the Spartan, Dan Dare, Master of the Marsh, Janus Stark, Mytek the Mighty (https://dolmeneditorial.com/tienda/mytek-el-poderoso-01/), The Wild Wonders, Nipper, Adam Eterno, The Mind of Wolfie Smith, Johnny Red, Harlem Heroes, Mean Arena, Inferno, The Robo Machines, Football Family Robinson, Buster’s Ghost, así como otras muchas tiras comiqueras. Su mano derecha al dibujo en muchos casos fue el siempre Eric Bradbury junto al cual comenzaron a adornar los estantes de los quioscos desde los años 50 de varios países.

Por eso estas ilustraciones nos recuerdan a tantas otras series.

El protagonista principal en Dolmann y sus muñecos es Eric Dolmann, un «genio» creador y experto ventrílocuo que crea un equipo de pequeños muñecos robot cada uno con un conjunto particular de habilidades. Raider es un comando armado con un arma que puede disparar un láser y proyectiles de gas lacrimógeno. Mole puede cavar profundamente en la tierra. Togo es un robot súper fuerte junto a Giggler y algunos más que van apareciendo. Dolmann usa el Dolmobile, un helicóptero de su propio diseño para mantenerse al día contra criminales. Al principio, sus enemigos son delincuentes menores dedicados a la extorsión o secuestradores de camiones pero con el paso de las aventuras todo apunta a un enemigo de gran relevancia como es el grupo D.A.R.T. (Departamento de Incendios Provocados, Revolución y Terror); ahí, sin ocultarse lo más mínimo… jajaj. Un cómic por tanto donde las aventuras son cortas, ocasionalmente en dos partes, pero casi todo hecho en pocas páginas. Es un volumen de historias que se devora en nada. Las historias no son lo suficientemente largas como para hacer que un lector se vaya del tema, pese a la posibilidad de dejar la lectura a medias.

Tom Tully y Eric Bradbury introdujeron uno de los equipos de lucha contra el crimen más extraños que existen y solo por esa originalidad recomiendo la lectura de esta viejunada recuperada a día de hoy.

Diferente como pocas.

Reseña: ¡Todo irá bien!, de JD Morvan, Julen Ribas y VVAA

Son ya unos cuantos cómics a mis espaldas leídos del prolífico guionista Jean-David Morvan. Así que en un porcentaje muy alto sabía que poco me podía defraudar este señor del que se puede decir que se le da bien escribir sobre casi cualquier género. Así que mis aplausos vayan por delante para Dolmen Editorial por haber decidido fichar este título del autor nacido en Marne (Francia). Y aunque ¡Todo irá bien! (Ah, ça ira !) fue uno de sus primeros títulos ya como autor consagrado, no es el más alabado. Pero a mi me ha parecido como poco, entretenido. A Morvan lo que le va es coger un momento concreto de la historia y hacer un cómic sobre ello. Y como es el caso, hace muy bien esto que os digo: retrotraernos con un guion a los conatos revolucionarios del 12 de julio de 1789 en el Palacio Real francés y llevarnos a saber qué ocurrió o pudo haber ocurrido, mejor dicho… porque algo de utopía hay.

Aquí en primer lugar nos vamos al invierno de 1775, donde Lisandro y su hermana pequeña intentan sobrevivir en París, ayudados por un misterioso amigo que les proporciona hogazas de pan. Mientras que en la ciudad la miseria inevitablemente se codea con la violencia. De pronto, un acontecimiento dramático obligará al joven a abandonar a su hermana para huir del país durante catorce largos años. Se unirá entonces a la lucha en un nuevo continente americano, para echar una mano a los insurgentes que luchan por su independencia contra las tropas de la corona de Inglaterra. Mas, años después regresa a Francia en abril de 1789 y descubre la opresión de los impuestos sobre el pueblo, lo que refuerza su deseo de luchar contra todas las injusticias impuestas por los poderosos del mundo. Será, “libertad o muerte”, y a través de las catacumbas, ingresa a las murallas de la ciudad para afiliarse con los armados ex-mercenarios de Lafayette, listos para liberar algunos amigos encarcelados.

Inicio potente, historia que te mantiene enganchado, no entiendo muy bien la crítica a esta obra al otro lado de los Pirineos. La Historia en movimiento. ¡He visto pelis del tema bastante más truño que el guion de Morvan. Y si que es cierto que el dibujo de Julen Ribas no es una maravilla en muchos momentos y eso lastra a cualquier obra que se tilda de buen cómic europeo; la vacuidad de los decorados, un trazo cercano al boceto y una narración que a veces no acompaña al dibujo… Creo que por aquí han tirado los que critican ¡Todo irá bien! Además, tengo la sensación de que quizás, en su estreno, los lectores llegaban a esta obra pensando que era un magnífico cómic con el que disfrutar de un buen traslado a la tan alabada Revolución Francesa, y no es exactamente eso.

Pero destaco el coloreado. Ayuda bastante a resaltar los ambientes. Y no pienso ir más allá porque en ¡Todo irá bien! importa, sobre todo, la historia. Así que si quieres sumergirte por “un momento” en ese gran y tumultuoso momento de la historia de Francia, te recomiendo Révolution, de Locard y Grouazel pero también ¡Todo irá bien!, de Morvan y Ribas. Una lectura histórica gabacha que pareces desear si estás leyendo esta reseña.

Incluye entrevista a Julen Ribas.

Reseña: Caty, la Chica Gato, de Ramzee, Giorgetti y Elkys Nova

La primera colección de la superheroína más importante del Reino Unido, no es decir poco. Un volumen con las mejores historias de Caty, la Chica Gato. Un cómic lleno de acción, perfecto para lectores nuevos con el maullido magnífico de mundo de Cat Girl. Cómic inglés que lleva décadas dando que hablar en el mundillo de los lectores de tebeos de toda la vida, y que trae a librerías ahora la recomendable Dolmen Editorial.

Podéis pensar que los cómics británicos de la antigua 2000 AD tienen mucha fama, que salieron joyitas, pero que a día de hoy muchas no resisten el paso del tiempo como no hace mucho me dijo un chavalito inocente. Si bien eso puede ser cierto con algunos títulos (porque no vamos a generalizar ni defender lo obvio), hay otros tantos cómics que permanecen a base de bien. Con ideas, acción o solamente con una pureza en su base, que como mínimo agrada. Y si la lectura de un cómic, al menos, agrada, ay, my friend, eso que es que merece la pena a poco que os guste disfrutar del mundo del cómic en general.

En el pasado había una gran cantidad de títulos que siguen mereciendo ser disfrutados. Y el ejemplo perfecto es Caty, la Chica Gato, uno de esos personajes cómicos que merece la pena conocer. Y que sí, aunque en un principio fue dirigida directamente a los niños (presumiblemente niñas), Cathy Carter (correcto, existe aliteración), es un personaje que evoluciona con el paso de las historias y gusta, me atrevería a decir, que a todo el mundo. Se pone un traje africano que le ha sido legado y adopta los poderes de un gato que usa para luchar contra el crimen, hábilmente y obstaculizada, a veces sí, a veces no, por su no tan fantástico padre detective privado. La idea puede ser más original que muchas historias de Catwoman con la que la comparación es inevitable. Pero en este tomo que recopila lo mejor de lo mejor de dicho personaje, también tenemos un avance hasta el día de “hoy”, donde vemos que Cathy ha crecido y ahora es oficial del CID (Crime Investigation Department), la rama de una fuerza policial a la que pertenecen la mayoría de los detectives civiles del Reino Unido y en muchas naciones de la Commonwealth. Cathy tiene una hija, Claire, que al más puro estilo Batgirl, necesita un traje más elegante que el de su mamá. Y no mucho después, lo obtiene.

Este genial volumen en tapa dura comienza con la historia más reciente creada para el personaje, escrita por Ramzee, una historia bastante simple pero con un toque de encanto a su medida. Hay una naturaleza casual y diversa en esta historia, aunque como en todas las demás, se nota a leguas que el objetivo de este título es la inclusión de niñas en los cómics de superhéroes. Y aunque las historias de Ramzee varíen en el tiempo, esta idea siempre anda en el horizonte o como trasfondo de cualquier aventura.

Elkys Nova proporciona los lápices en un estilo que combina bien la acción con la caricatura. Hay una facilidad en el aspecto del cómic en general, pero nada es demasiado exagerado y ningún personaje está sexualizado. Afortunadamente esto es perceptible para el lector objetivo. De hecho, iría tan lejos como para decir que el arte tiene un aspecto más inteligente que muchos cómics que he leído últimamente. La narración y el ritmo son perfectos. Y el resto del tomo se compone de reimpresiones de las aventuras originales de La Chica Gato, escritas y dibujadas por Giorgio Giorgetti.

Hay una cierta mirada entrañable en estas aventuras. Puedo alegar que en muchas de ellas Giorgetti se adelanta a su tiempo. Mientras los autores estadounidenses de aquellos años ponían pensamientos y monólogos interiores en bocadillos, Giorgetti usa cajas para contar parte de la trama en la que te has metido. Lo que se puede ver en cómics de hoy en día.

¡Disfrutad de esta joyita vintage!

Reseña: Alvar Mayor, de Carlos Trillo y Enrique Breccia

La aventura con «A» mayúscula en la época del colonialismo español en las Américas. Esa época tan exótica como atractiva, una época de poderío mundial para el Reino Español tan denostado por tantos, tanta envidia debe quemar a algunos otros imperios por dentro… Mis vellos se erizaron cuando me enteré que Dolmen Editorial publica Alvar Mayor. La publicaba, la rescataba, como lo queráis llamar. La obra de renombre que se marcó Carlos Trillo con el maestro Enrique Breccia, dos leyendas del cómic que se juntaron en el bendito año de 1977 para serializar este maravilloso cómic para la extinta revista Skorpio, genial publicación dentro del cómic argentino.

Cierto y verdad es que a mí siempre me llegaron informaciones de esta obra desde el otro lado de los Pirineos. Por lo que mi mente encajó que de algún modo pertenecía a la BD. En 1983, cuando el cómic ya existía en Sudamérica en formato álbumes y era reconocida como imprescindible, una ínfima parte de las peregrinaciones de este héroe atípico aparecieron en Editorial Dargaud en TPBs grandes muy curiosos de los que recuerdo haber leído algo. Recuerdo aventuras sueltas, aunque ninguna en especial. Era muy pequeño, todo hay que decirlo, leía desde muy temprana edad cómic para adultos pero no podía recordar nada de esta obra. En fin, el tema es que tenemos casi sesenta historias historias que componen la gesta, el cantar de gesta (lo llamaría yo), de Alvar Mayor; hijo del cartógrafo de Pizarro y por tanto uno de los primeros descendientes de españoles nacidos en América del Sur. Un tipo que conoce a la perfección todos los caminos, senderos y atajos que surcan tan enorme continente. Respetando a los pueblos indígenas y sus culturas, se gana la vida guiando aventureros en busca de El Dorado y el Cíbola, otra ciudad legendaria llena de riquezas, que durante la época colonial se le presuponía existir en algún lugar del norte de la Nueva España, en lo que hoy es el norte de México y el suroeste de USA. Y que duda cabe que en sus viajes, Alvar se encuentra con extraños personajes y pueblos de misteriosos conocimientos. Este es el fuerte del cómic. La aventura pura y dura, la historieta de aventuras en todo su esplendor.

Al leer este primer volumen recopilatorio, del que ya está anunciado el segundo (y por mis cuentas, el último) lo que me impactó fue la altísima calidad del dibujo de Enrique Breccia en esta época. El ilustrador navega entre viñetas perfectamente dominadas con paisajes o escenarios extremadamente detallados, pero también con una gran sensación de pureza y control en ciertos dibujos. Contemplando estas viñetas o a veces páginas enteras, uno no puede dejar de pensar en Toppi o el genial Joan Boix cuando ambos dos estaban en lo más alto de su nivel. Aquí Breccia esplende. Una fuerza gráfica que emana de cada página, solo por eso es indispensable esta colección para el amante del buen cómic.

Pero es que encima las historietas de Trillo son súper chulas, dignas de una buena serie de TV con buen presupuesto. En la trama general, seguimos a Alvar en relatos breves de unas diez páginas y en el transcurso de estos, lo que destaca sobre todo es la empatía que muestra el héroe hacia los pueblos indígenas así como una mirada intransigente hacia sus compatriotas a quienes les interesa más la búsqueda del lucro que cualquier otra cosa. Y donde dos personajes generalizados son recurrentes y siguen a Alvar en varias de sus aventuras; el indio Tihuo y luego las mujeres que se van cruzando en su camino. Personajes para nada secundarios que no tienen ni un pelo de tonto/a y participan de lleno en las historias.

Respetando el orden cronológico de publicación, en estas páginas se incluye el inicio de este viaje repleto de hechiceros, barcos, dioses nuevos y antiguos, calaveras, tabernas y puestas de sol legendarias, tal como cuenta la sinopsis editorial. Cierto es que tenemos bastante documentación de casi todo lo ocurrido en esta época en general. Resido en la ciudad donde se ubica el Archivo de Indias y sé esto de buena mano porque lo he visitado varias veces. Una época donde la búsqueda de enormes riquezas, con todo lo que ello conllevaba, deparaba en brutalidad, atrocidades, poder, sangre y rebelión. Perros sin salida, en muchos casos.

Alvar Mayor es un soberbio cómic realista, puntilloso, buscado, que te hace sentir la humedad de las selvas, la inmundicia de los soldados, su mismo hedor. La propia jungla es una especie de personaje que acaricia a estos aventureros y los envuelve… Volver a tenerlo disponible en librerías es muy buena noticia.

Reseña: El Último Monstruo Mecánico, de Brian Fies

Brian Fies es el dibujante estadounidense mundialmente conocido por ser el creador de Mom’s Cancer, que fue el primer web-cómic en recibir un Premio Eisner de la historia. Lo ganó en 2005 en la recién creada sección de Mejor Cómic Digital. El cáncer de mamá además ganó el Premio Harvey en la categoría de Mejor Nuevo Talento, así como otros tantos premios que dieron a Fies cierta fama. Pero Brian también es el creador de este genial tomo o novela gráfica que acaba de publicar Dolmen Editorial en nuestro país en formato tapa dura. Obra que también fue nominada al Eisner digital en 2014 y se lo llevó en 2015.

Como vais a ver, es un creador de historias que tocan la moral. Cómic o tramas que no dejan indiferente. La muerte inevitable de una enfermedad insuperable, What happened to the world of tomorrow?, o la devastación causada por los incendios forestales de California en 2017 que destruyeron su casa (A Fire Story). Pero, ¿y El Último Monstruo Mecánico? The Mechanical Monsters fue una película animada de Superman de 1941 lanzada por Fleischer Studios. El novelista gráfico Brian Fies debía estar enamorado de esta historia desde pequeño que decidió dar su toque y reinventarla como El Último Monstruo Mecánico, un cómic web publicado en blanco y negro antes de su paso a papel y al siempre agradecido color.

En la reinvención de Fies, el inventor loco de la historia original, que desató una ola de crímenes conducida por robots, finalmente es liberado de prisión en el siglo XXI. Debe tener, ¿cuánto, 100 años? Ignorando la imposibilidad cronológica, en esta nueva versión imaginativa de la vieja historia podemos encontrar al inventor reconstruyendo uno de sus robots (le cuesta encontrar piezas de repuesto) y buscando venganza contra el mundo, el «hate» a tope, ya sabéis, haciendo hincapié en esa máxima constante de todo villano que se precie que grita cada vez que puede: ¡Me vengareeeee!

Sabía que me encantarían los personajes de la novela gráfica de Brian Fies porque eché un ojo en su día a la historia online. Pero tras la lectura de la trama al completo, jamás pensé lo que podría llegar a amarlos en este agridulce guion que en realidad cuenta el cómo queremos ser recordados y el legado que queremos dejar. Aparte de ser una historia que evoca a la nostalgia constantemente, homenaje a los cómics de la Edad de Oro, explora el concepto de envejecimiento, el fracaso y la (des)conexión humana.

Y todo utilizando un ex-supervillano envejecido y su gigantesco robot.

Impresionado por la obra de arte impresionante e inmersiva de Fies.

Aprecio este cómic.

Reseña: Juez Dredd Vol. 1 (1981-1985)

En un mundo de constantes publicaciones de cómic pero, sobre todo, de grandes rescates de obritas de antaño y vueltas a la palestra de títulos en formato íntegro que nunca nos debieron faltar…, cómo demonios no iba a ser una buenísima noticia que la franquicia Juez Dredd la cogiera por fin una editorial en condiciones como es Dolmen Editorial. Además, metido ya el primer volumen dentro de estos formatos por años tan recomendables en tapa dura, por orden cronológico de publicación real y además, con bastantes partes inéditas en nuestro país.

La joya del mes de febrero para mí… y quizás de aquí en adelante se va a notar mucho-demasiado que Juez Dredd es uno de mis personajes favoritos del mundo del cómic; decía antes lo de inédito y original para con esta edición que os reseño hoy porque realmente Juez Dredd fue una una serie de historietas británica creada por el guionista John Wagner y nuestro autor patrio y dibujante Carlos Ezquerra para el número #2 de la revista de historietas 2000 AD en el bendito año de 1977. Pero como se fue poniendo de moda por entonces lo de las  tiras de prensa, también se sumó Juez Dredd a la idea de su publicación en este formato. Y fue cuatro años después de su creación e irrupción en el cómic que el avance de sus imparables historias vieron la luz en el diario Daily Star, obviamente, convirtiéndose en éxito inmediato. Porque si un poder tiene este personaje es que a poco te guste el tema y estés más a favor de lo autoritario y el totalitarismo cuando la gente se pasa las leyes por el forro… O al menos, más cerquita que de los rebeldes estos que se las suda todo. Si estás en este lado de la acero, el personaje te va a encantar.

Tiras de prensa inéditas en español tras sus cuarenta años de existencia. Sacadas, sobre todo, de la grandiosa Judge Dredd: The Mega Collection que fue una colección parcial quincenal de libros en tapa dura que publicó Hachette Partworks. Una serie de tomos que contenía noventa volúmenes y comprendía todos y cada uno de los arcos más potentes que se pudieron disfrutar en la vieja 2000 AD, así como material adicional con arte inédito. Bien, pues muchas de esas historias y tiras se pueden disfrutar en este Juez Dredd Vol. 1 1981-1985. Un volumen que, además de ser una colección genial para empezar con el personaje por primera vez, obvio es decir que el completista y amante de Dredd lo querrá sí o sí por lo inédito en nuestro idioma. Apuesto que serán tomos que volarán en librerías.

Su protagonista es el Juez Joseph Dredd, un agente de la ley estadounidense en un futuro distópico donde los jueces como él reúnen en sí los poderes de policía, juez, jurado y verdugo. Dredd y sus compañeros están facultados para detener, condenar e incluso ejecutar a los criminales en el acto. Un cómic que en su día disfrutamos mucho como buena Ciencia Ficción, pero que a día de hoy no nos parece tan descabellado un cuerpo así para que ciertos parámetros de la sociedad funcionaran. Es entonces que tenemos a un juez, jurado y verdugo que reparte ostias como panes. ¿Y qué puede molar más? Transita las calles de la futurista Mega-City Uno donde en toda ella tiene jurisdicción. Su palabra es ley y la ejecuta con puño de hierro. Aunque hay muchos como él, cada uno de su padre y de su madre (y nombre), Dredd tiene autoridad dentro de la autoridad y de todos es conocida sus implacables ejecuciones. Dredd no tiene piedad y ningún delincuente escapará a su control, ya sean criminales en mallas, científicos locos, golfos, invasores alienígenas, robots fuera de control o compañeros renegados. No saben lo que les espera…, como bien dice la sinopsis editorial.

Joyita. Mis aplausos para Dolmen Editorial.

Reseña: Battle Action, de Garth Ennis y VVAA

Battle Action es el cómic bélico rescatado que hará llorar de alegría a cualquiera que haya disfrutado de los viejos cómics del mismo nombre. Y si no llorar, que a veces puedo ser exagerado, sí que noté el vello de punta recordando lo bien que lo pasaba de pequeño con estas historietas.

Uno de esos niños debió ser el ya maestro del guion Garth Ennis, del cual ya conocemos su amor por los cómics descarados pero también las historias clásicas de guerra. Es decir, el serranito o sandwich-mixto vegetal para que se me entienda, un cúmulo de ideas rescatadas para conseguir que todo se haga bien en este volumen que publica Dolmen Editorial, y que justifica por un lado la compra de algo que sin duda van a disfrutar los amantes de lo bélico, y por otro, los fieles seguidores de Ennis. El genio que siempre goza de un alto nivel en todo lo que escribe o reescribe. Posiblemente el mejor escritor en activo, el top-one de muchísimos fans del noveno arte.

Porque sabemos que Ennis, siendo un gran admirador de los semanarios británicos de los viejos tiempos, tomó siete historias de cuando la frase de engancha en portada era ¡Grandes aventuras en el interior! Y con ellos escribió un nuevo capítulo de cada uno, con la ayuda y la complicidad de algunos de los mejores ilustradores que se asientan en el Reino Unido. Y sólo ojear el tomo por primera vez me puso la piel de gallina. A veces, los friki-cómics somos asi de monguers, sí, llevamos dentro lo que los grandes espíritus de Kirby, Lee, Eisner, Miller, Mignola o Ross inspiran. Como un anuario de guerra de noventa y seis páginas, los planetas se han alineado para que Dolmen Editorial publique esta chulada. ¿Y qué contiene? La primera historia es para mí la más poderosa de todas. Johnny Red contra Skreamer de los Stukas es donde el as de la aviación se enfrenta al temido coronel por la soberanía del cielo en el frente ruso. Épica a tope. Visto está que Ennis no era ajeno a este personaje y tenía algo que decir sobre él junto al dibujante Keith Burns. Una magnífica historia con batallas tácticas inteligentes protagonizadas por viejos aviones de por medio. Un buen comienzo. El arte en color se convierte en blanco y negro a continuación, ya que la versión de Ennis de El Sargento, de Gerry Finley-Day, es una lección de historia más sencilla que cualquier otra cosa. Pero funciona bien y con una trama fácil (una escuadra dirigida por el sargento Jim Masters intenta cruzar Italia sin morir en el intento); los miembros principales de la sección están esbozados magistralmente.

El tema bélico a tope continúa con Crazy Keller, pero esta vez es un asunto más ligero, lidiando con un capitán yanqui cuyo objetivo principal es sobrevivir a la Segunda Guerra Mundial con más dinero del que ingresó. Curiosa trama que no conocía o de la que no recuerdo nada. Crepitante guión de Ennis bien ilustrado por Chris Burnham.

Pero no solo se trata la guerra aquí. Dregger fue una tira cómica de los años 70 que tomaba prestado generosamente lo que era popular en ese momento: dramas policiales británicos duros como The Sweeney. Dredger, que fue expulsado de los marines por brutalidad (creo que estamos de acuerdo en que es un logro, sobre todo, los que hemos sido militares profesionales), un tipo que soluciona problemas para el Gobierno y eso es realmente todo lo que necesitas saber… Las demás historias os dejo que las descubráis vosotros mismos.

A diferencia de otros cómics bélicos del irlandés, en Battle Action vais a encontrar al Ennis bueno, por la caradura con la que se le conoce. Este es Ennis sin correa y se le permite cagar en jardines de bellas flores con una violencia exagerada al estilo de lo que hizo con The Punisher. Y por ahí van los tiros, nunca mejor dicho. Una carta de amor de Ennis a un género, a una época, a un tipo de cómic que lo atrapó. Que nos atrapó.

Reseña: Hägar El Horrible (1973-1974), de Dik Browne

No es una broma. Otro tomo joyita, grandísima recuperación del cómic europeo es la que acaba de desembarcar en nuestro país con la publicación de Hägar El Horrible. Dolmen Editorial ha tenido la brillante idea, otra en el cúmulo de todos esos rescates de grandes cómics clásicos que está haciendo, de traer a tierras hispánicas las tiras de Hägar Dünor, que yo personalmente leí en las penúltimas páginas del periódico Ouest-France, en casa de mis abuelos cuando tenía poco más de diez años. Por lo que este rescate, que ya alabé en su día en RRSS cuando Dolmen lo anunció, me puso tierno como una magdalena…

Seguir las aventuras del terrible vikingo Hägar Dünor es verdaderamente emocionante. La vida de este valiente guerrero que solo teme a una cosa, a su esposa Helga (Hildegarde), se nos presenta en forma de tiras en blanco y negro en uno de estos tomos tan chulos que recopilan historias por años. Y lo que mola es que con esos dibujos que estás viendo con unos pocos trazos de lápiz, se crean personajes con carácter, escenarios, y como la nata blanca y fresca de un pastel de humor extravagante y situaciones perfectamente ambientadas en épocas vikingas. Y a mi adulta edad vislumbro aún mejor el verdadero maestro de la concisión que fue Dik Browne, para el que tenía ubicado como uno de los grandes de la BD y resulta que ahora que me documento para la reseña encuentro, para mi sorpresa, que Richard Arthur Allan Browne (1917-1989) fue un gran caricaturista sí, pero estadounidense y para colmo paisano neoyorquino. Y dibujante de mapas en el ejército durante la Segunda Guerra Mundial donde en su tiempo libre creó el cómic Ginny Jeep, del que me hablaron muy bien, uno de esos cómics que aparecieron en los periódicos de las Fuerzas Armadas norteamericanas. Y con el paso de los años el éxito le llegó en 1954, cuando junto a Mort Walker co-creó la tira cómica Hi and Lois, un cómic sobre una familia de barrio obrero, tira cómica de éxito que desde 1954 a día de hoy se sigue publicando.

Pero a lo que voy es que os insto a leer rápidamente las aventuras de Hägar Dünor, su esposa Helga y sus hijos Hamlet e Ingrid, sin olvidar a su compañero de desgracias Fortunato. Este volumen es un bellísimo objeto editorial que se presenta con un retrato del autor y una ficha sobre la adaptación de su obra en Francia. Y es que como todo el mundo con el que alguna vez hablé de esta serie, me encantó volver a las aventuras de este vikingo de armas tomar. Sinceramente conecté aún más (con la edad que tengo ahora) con el humor de Dik Browne. Un autor que como os decía, con sus trazos hace fácil lo difícil. Y el detallito que recuerda a Robin Dubois con el tema de un protagonista que siente una poderosa atracción por las tabernas para huir de una mujer controladora…, friends, con eso, me partí el culo.

Esta tira utiliza hábilmente a los vikingos como personajes cómicos tras los que se vislumbra una sátira de nuestro tiempo y de la sociedad norteamericana de los años 70. Anacronismos, dentro de un decorado simplificado, con una gráfica muy despojada. Dick Browne, cuyo dibujo se acercaba al de Mort Walker, sabía plantar un sketch en tres trazos de lápiz. Y pocos saben darle importancia a eso fuera del mundo del noveno arte. Hägar es ese hombre gordo, barbudo, brusco, pendenciero y fiestero, presa de frecuentes meditaciones, un tipo de hombre en el que podemos convertirnos muchos a poco que nos descuidemos. Su formidable esposa Helga, con fuerte poder acaparador, no es otra cosa que un reflejo de muchas parejas en la que el comportamiento podría ser perfectamente lo contrario a lo que se propone. Sólo es una crítica a la vida en pareja más que al ser humano.

En 2023 cumplirá 50 años esta joyita. Aventuras que aseguran risas.

Reseña: Los Centauros (1977-1980), de Seron

Puedo resultar cansino con lo de JOYITA… pero es que el amante del cómic europeo clásico de la BD que se precie y vea lo que está trayendo casi cada mes Dolmen Editorial… ¡madre-del-amor-hermoso! Y de nuevo le toca el turno a otra maravilla que jamás pensé volver a ver en una edición restaurada y nueva. ¡Y en español! Además de ir siguiendo la publicación por años que me parece otro aciertazo.

Los Centauros fue una obrita que se sacó de la manga el gran Pierre Seron (1942-2017), el genial guionista y dibujante belga que aunque no fue muy prolífico, que duda cabe que dio un pelotazo con su obra de Los Hombrecitos (https://www.cronicasliterarias.es/?p=6366). Y es que el maestro Seron comenzó en la industria del cómic como asistente de diseño de Dino Attanasio y Mittéï bajo el seudónimo de Foal, trabajando en series como Modeste et Pompon, de André Franquin. Pero con el lanzamiento de su serie Les Petits Hommes (inicialmente en colaboración con el periodista Albert Despréchins), comenzó a despuntar en la famosa revista Spirou allá por 1967. Una serie que duró la friolera de casi cuarenta años.

La serie que os traigo hoy gracias a este tomo que publica Dolmen Editorial fue llamada en un principio Aurore et Ulysse y poco después conocida como Les Centaures. Comenzó a publicarse en el bendito año (no tengo abuela) de 1977 también en la revista Spirou, y como podéis ver tiene un atractivo impresionante. Aquí hay otro cómic que puede parecer y es juvenil, pero que llena de nostalgia y regusto a gente como yo. Sí que es cierto que el tono y el humor de Los Centauros es más bien bonachón y fácilmente dirigido a jóvenes que lo “intenten” con su lectura. Un giro más familiar a lo que proponía Los Hombrecitos. Contando que, Aurora y Ulises son dos jóvenes centauros que vagan por el mundo de los mortales en distintas épocas, y que buscan por todos los medios una puerta para volver al Olimpo.

No son más que pretextos para divertidas aventuras y algunos simpáticos gags, en cuyos viajes se cruzarán incluso con el mundo de Los Hombrecitos (Seron combina hábilmente sus dos series), y es que en esta serie inédita en nuestro país que la genial Dolmen publicará integra en dos tomos, hay muchos guiños y pasajes humorísticos bastante agradables. Todo está lejos del aburrimiento. Con cada uno de los pasajes, te diviertes. Tened en cuenta también que Stephen Desberg lo ayudó con ciertos escenarios y eso se nota. Básicamente, no rompe ningún ladrillo (como dicen los gabachos), pero Los Centauros está lleno de un encanto infantil y desarrolla cierta poesía, y en mi opinión, el dibujo de Seron con su estilo animado y no siempre necesariamente cercano al estilo de Franquin como siempre le criticaron; estamos ante una obra al que todo aquel que esté leyendo esta reseña debería darle una oportunidad. Aquí nadie copia a nadie; muchos criticaron a Seron porque el personaje de Renaud de Los Hombrecitos se asemejaba a un vecino lejano del Gaston, de Franquin. Cierto es que Seron tiene un estilo similar a Franquin, pero eso es todo. ¿Cuántos ilustradores hay en el mismo caso? En fin…

Dibujos agradables, claros, precisos y preciosos, que incitan a dibujar cosillas así por uno mismo. La mejor inspiración con colores brillantes y “tramitas” simpáticas. Los escenarios permiten descubrir agradables historias en las que se sumergen nuestros dos jóvenes héroes, que desean encontrar la puerta que los devuelva de una vez por todas a su mundo. ¿La moraleja? La curiosidad mató al gato… Y una forma chula también de redescubrir la mitología de una forma amena y divertida. Seron es un maestro siempre recomendable.

Por cierto, acabo de ver que Dolmen Editorial acaba de anunciar la publicación de Hägar el Horrible

¡Madre-del-amor-hermoso!