Puede ser que estemos ante uno de los cómics descatalogados más deseado de los últimos años. Ya sólo por eso, es de agradecer el esfuerzo de Norma Editorial de reeditarlo pese a los años que Fafhrd y el Ratonero Gris no visita librerías. Eso sin contar que así, por fin, sale del mercado de especulación que tanto daño nos hace a los lectores constantes.
La recuperación de esta joyita de la fantasía llevada al cómic por otros maestros del noveno arte como son Howard Chaykin, Mike Mignola, Dennis O’Neil, Walter Simonson y Jim Starlin. Madre de dios, ¿he dicho algo? Sí friends, porque Fafhrd y el Ratonero Gris es equivalente a una de esas súper producciones de Hollywood con una gran historia llevada a la pantalla por cantidad de señoras y señores famosos. Esa es la sensación. Cómic muy, pero que muy divertido, al igual que las historias que lo inspiraron. Esta adaptación de los personajes creados por Fritz Reuter Leiber Jr. (1910-1992), un novelista y cuentista estadounidense que abordó los tres grandes géneros con un alto nivel de aceptación, es una adaptación que impresiona por su ingenio y estilo. Convertido en novela gráfica por Howard Chaikin (guion) y Mike Mignola (dibujos), cautiva desde los primeros fotogramas y la historia te absorbe y no te suelta hasta que lo terminas.
Después de leerlo, ya os aviso, vais a recordar con nostalgia a estos carismáticos bastardos, como si tú mismo hubieras viajado con ellos a través de los vastos espacios del misterioso mundo de Nehwon y os hubierais metido en problemas junto a ellos en las sucias y oscuras calles de Lankmar. La ciudad más grande, más mala y mejor del mundo. Todo eso a la vez.
Fafhrd es el típico «tanque», una montaña de músculos con una espada enorme, un bárbaro clásico de los Páramos Congelados, esas personas que nacen y crecen en las montañas nevadas e inhóspitas del norte, cual roble sin miramientos por el nindundi que se abre y sobrevive a su alrededor. ¿El Ratonero Gris? Es un oscuro, astuto y yesero…, de esa gente que probablemente ha nacido en alguna estepa del sur, en el cual la picaresca está muy presente. Se dice que incluso fue aprendiz de brujo, pero de esto casi nadie está seguro. Un cómic que os aseguro que sus diálogos os enamorarán. Se pueden releer muchas veces y observar las consecuencias de las acciones y los matices que se incluido en casi cada palabra. Tremendamente interesante la labor que hay detrás de este tema del cual incluso aprendes como escritor o guionista. Y aunque el ritmo de Chaykin a veces es entrecortado, su uso del lenguaje es deliciosamente acorde con los personajes.
¿El dibujo? Como de costumbre, Mignola es una delicia, aunque es divertido verlo en una etapa mucho más temprana, donde sus líneas son más esquemáticas y su sombreado angular tiene ese aspecto «atrevido» de principios de los 90 tan favorecido en los cómics y los libros de rol de entonces. Me encanta su habilidad para dibujar, en particular los edificios y las estatuas, que logran ser intrincados y misteriosos sin depender de la miscelánea obsesiva de la historia.
Tenemos aquí entonces las adaptaciones de siete historias de la serie de Fritz Leiber sobre Fafhrd y el Ratonero Gris. Diría que es la serie clásica, la segunda más influyente en el género de fantasía conocido como Espada y Brujería (después de Conan, por supuesto). Historias ricas y sutiles, un volumen genial que además, para los que han leído esta saga en formato literario, les ayudará a hacerse una imagen real de la Nehwon de Leiber que tan sutilmente se describe en los libros. Una hermosa encarnación gráfica de una obra que es caprichosa, inteligente, llena de aventuras y emociones e infinitamente irónica.